Capítulo 3:

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- Hola, cielo. ¿Qué tal te encuentras? - me preguntó una chica con tono animado.
Tenía el pelo realmente largo y de un color azul muy claro. Sus ojos por el contrario eran tan oscuros que casi no se diferenciaba la pupila.
- Bien. Supongo.
- Sebastian no es muy caballeroso que digamos. Ese hechizo de sueño debería dejarte inconsciente varias horas pero conseguiste despertar. El problema es que el aturdimiento posterior es bastante difícil de llevar. Te puse una runa para quitarte el mareo pero llegaste inconsciente así que solo debería evitar que ahora tengas más problemas.
La mujer habló a toda prisa mientras se sentaba a mi lado y me sonreía amablemente. Parecía realmente enérgica.
- Gracias. Supongo.
- Yo soy Cassiopea, soy la líder de los Guardianes Cristalinos. Estás en la Sala Blanca. Aquí atendemos a los heridos. También he curado la herida que tenías en la cabeza. Me ha dicho Kael que enviaría a alguien a por ti. Yo no soy muy buena con las runas de acción así que he pedido a un compañero que se encargue de ti cuando llegué el que vaya a ser tu guardián. Pero bueno mientras tanto quédate tranquila por aquí.
Sin entender absolutamente nada le cogí de la muñeca antes de que se levantara.
- Perdón, es solo que no he entendido nada.
- Hay claro. Se me olvidaba que has perdido la memoria. Investigaré algunas runas para ver si puedo curar tu estado. Así que dime, ¿qué no has entendido?
- Pues nada la verdad. Podrías ir más despacio, aún me duele la cabeza.
- Claro. Bueno pues yo soy Cassiopea. Puedes llamarme Cass. Esto es la Sala Blanca, donde trabajamos los Guardianes Cristalinos.
- ¿Guardianes Cristalinos? - le interrumpí.
- ¿No te han explicado las guardias?
- Algo he oído pero no.
- La Guardia de Minaria está formada por 5 grupos.
- Cassiopea. Ya está aquí el guardián de Kala - dijo un joven vestido con el uniforme blanco.
- Genial. Dile que venga. Y avisa a Roy también - contestó Cassiopea.
El chico asintió y se alejó.
- Bien, por donde iba. ¡Ah, sí! Las cinco guardias. Nosotros somos los Guardianes Cristalinos, nos encargamos de los heridos y enfermos. No solo de los guardianes, también del pueblo y de animales. Y nos encargamos de los temas de información e investigación. Luego están los Guardianes Celestes. Kael es el líder. A él si le conoces. Básicamente son los que mandan por aquí. Los Guardianes Escarlatas. Ellos son los que te topaste en la entrada cuando te atrapó Sebatian. Y tu guardián es escarlata - me dijo señalando a un chico con uniforme rojo oscuro y bordes negros que se había colocado cerca.
Me saludó con un gesto de la cabeza.
- El otro chico antes me ha llamado de una forma rara. Ha dicho el guardián de...
- Kala. Es una antigua palabra para perdida - me explicó Cassiopea -. Como no sabíamos tu nombre te hemos llamado así temporalmente. Bueno, siguiendo con mi explicación. Los Guardianes Esmeraldas también suelen estar por los pasillos pero los verás más en la muralla o los jardines. Y por último los Guardianes Oscuros. A Sebastian ya le conoces. Aunque el sea el líder no creas que todos son como él. Si es verdad que algunos son más bien reservados pero en general son guardianes como todos los demás.
- ¿Y cada grupo tenéis vuestro trabajo?
- La organización es a la vez muy simple y muy compleja. Tardaría bastante en explicartelo todo así que te recomiendo que lo vayas aprendiendo poco a poco.
Asentí y miré de nuevo al joven que habían dicho que sería mi guardián.
- Te presento a Nate. Seguro que a él no le importa responder a tus preguntas sobre la Guardia Escarlata. Como he dicho será tu guardián. Debe estar siempre cerca de ti y te guiará por el castillo hasta que lo conozcas bien. También hará de guardaespaldas. En principio no debería pasar nada así que no te preocupes.
- ¿Es que alguna vez ha pasado algo malo? - dije preocupándome de golpe.
- Bueno... más o menos. Mientras Nate esté a tu lado no te pasará nada así que tranquila.
- Cassiopea, ya estoy. ¿Qué necesitas? - preguntó un señor de avanzada edad.
- Ay, genial. Kala este es Roy. ¿Puedo llamarte Kala? ¿Prefieres otro nombre? Eso no te lo había preguntado.
- Supongo que tendrá que servirme por el momento.
- Genial. Bueno. Pues este es Roy. Él hará la runa de custodia.
- Antes has dicho que se te daban mal las runas de ¿acción?
- Sí. Existen dos tipos de runas. De acción y de estado. Las de acción ponen normas que se deben cumplir, por ejemplo, la runa que tienes en la palma de la mano que te impide mentir o la runa de custodia que te impedirá alejarte mucho de Nate. También están las de estado. Como el nombre dice pueden alterar ciertos estados. Muchas sirven para curar, alteran envenenamientos o aceleran la curación de heridas. Pero también pueden hacer más cosas. Aprender a usar cada tipo se hace de forma diferente. Yo me centré en las runas de estado así que soy un poco desastre con las de acción. Roy en cambio sabe de las dos.
Aunque Cassiopea intentaba explicarme las cosas, la velocidad a la que iba y la cantidad de información que me daba hacía que me resultara difícil procesarlo todo.
- Bueno. Te dejo en buenas manos. Si en algún momento te encuentras mal avisa a Nate y él te traerá.
Cassiopea se levantó y se marchó a hablar con un niño pequeño en una camilla algo alejada. Realmente era una chica muy activa, no paraba quieta. Aún tratando de asimilar todo, noté que Roy se acercaba a mí.
- La runa de custodia tarda un tiempo en hacerse. Llevaréis los dos la misma runa y debo seguir un proceso para que pueda conectaros - me explicó mientras sacaba su pluma.
A diferencia de la de Kael, la suya era menos alargada y de un color verde. Comenzó a dibujar a unos centímetros de mi muñeca. A diferencia de la runa de mi mano izquierda, en mi muñeca derecha no apareció nada. Después procedió a dibujar algo en la muñeca de Nate. Tampoco apareció nada. Volvio a mi muñeca y esta vez a medida que trazaba la runa fue apareciendo sobre mi piel. Igual con Nate. Cuando la de Nate estuvo terminada, ambas desaparecieron.
- Ya está. En cuanto te sientas con fuerzas puedes marcharte.
- ¿Esta no se ve?
- Nate. Aléjate - le pidió Roy.
Nate asintió y se fue alejando. Estaba a varios metros cundo noté cierto calor en la muñeca y cuanto más se alejaba más se intensificaba la sensación y más aparecía el dibujo de la runa. Nate regresó y se colocó a mi lado. Me quedé absorta mirando como la runa desaparecía.
- Muchas gracias, Roy - dijo Nate.
Creo que era la primera vez que le escuchaba hablar. Tenía una voz dulce. No me había fijado tanto la primera vez pero era realmente guapo. Llevaba el pelo de un color rojo muy intenso peinado hacia atrás y tenía los ojos del mismo rojo.
- ¿Me puedo ir ya? - pregunté.
Roy asintió. Salí de la camilla y me puse en pie. Ya no había ni rastro del mareo. Llevaba el mismo vestido que había robado hacía unas horas.
- Supongo que estarás hambrienta. La hora de la cena ya ha pasado pero Kael me ha dado permiso para llevarte a la cocina su quieres - me informó Nate.
Lo cierto es que si que tenía hambre. Asentí y cuando se dio la vuelta le seguí. Me guió por los pasillos con un abrumador silencio.
- ¿Entonces que hacéis los de la Guardia Escarlata exactamente? - le pregunté curiosa.
Nate me miró y sonrió.
- Por resumirlo de alguna forma somos guerreros. Solemos patrullar por la ciudad o encargarnos de las misiones que requieran fuerza. También nos encargamos de la protección. En este caso yo soy tu guardián. Muchas familias nobles tienen sus propios guardianes.
- ¿Y no es un poco aburrido que te hayan encargado hacer de niñera conmigo? - le pregunté recordando la reacción de Sebastian cuando Kael le dijo que me llevara a la Sala Blanca.
- En realidad es un honor. Dentro de cada guardia hay distintos rangos. Si Kael es quien me ha encargado esta misión es que debe ser importante.
- ¿No es él quien manda?
- Sí, pero suele pedirle a otros que informen. Las órdenes siempre llegan de arriba pero han podido pasar por muchas manos.
- ¿Y tú en que rango estás?
- En el D - dijo apartándo la mirada.
- No entiendo realmente si eso es alto o no.
- Arriba del todo está el líder, seguido del rango S o especialistas. Después están los rangos A, B, C y D. Luego los aprendices que son los que han entrado más recientemente, les suelen llamar novatos y llevan el mismo uniforme que lo reclutas pero con el símbolo de su guardia - explica señalando el escudo en su pecho. El suyo son dos espadas cruzadas -. Los reclutas son los que aún no tienen una guardia asignada. Llevan unos uniformes similares pero de color morado y no llevan capa. Dudo que te encuentres con ellos, no vienen al castillo.
- Vale. Estamos en un castillo. Pero ¿dónde? La gente no se para mucho a explicarme nada. Y a Cassiopea es difícil seguirle el hilo.
Nate se rio.
- Estamos en Minaria. Concretamente en la Capital. Y este es el castillo donde vive la familia real.
- Tiene sentido entonces que armara tanto revuelo mi aparición.
- Sí, bueno... No es solo eso. Tampoco sé cuanto te puedo contar sobre la situación actual de Minaria. Eso deberías preguntárselo a alguien con más autoridad.
- Espero que no te ofenda pero... has dicho que este trabajo te lo encargó Kael personalmente así que debe ser importante. Sin embargo, eres de rango D. ¿Si es importante no deberían habérselo encargado a otra persona?
- Auch. Eso ha tenido que doler.
Me giré instintivamente hacia la voz. Sebastian.
- Sebastian. ¿Qué haces tú aquí? - preguntó Nate apretando la mandíbula.
- Deberías hablar a tus superiores con más respeto - dijo con su típica sonrisa pretenciosa.
Se había cambiado el uniforme por uno limpio y se había medio recogido el pelo dejando más a la vista la cicatriz. Noté como ambos se fulminaban con la mirada y supe inmediatamente que ahí pasaba algo.
- Nate. Deberíamos seguir - le dije intentando romper la tensión en el aire.
- Eso, Nate. Tu sagrado deber te llama. No puedes dejar que este importantísimo trabajo salga mal. Pregunta en las cocinas si necesitan tirar la basura, tal vez necesiten de tu magnífica ayuda - se mofó Sebastian.
Sin pensármelo mucho le di un puñetazo directo en la mandíbula. Ladeo la cabeza levemente y cuando me miró me quedé congelada. Su mirada me paralizó. El azul de sus ojos y la frialdad que desprendían me recordaron al hielo. Sebastian comenzó a acercarse a mí lentamente. Nate intentó detenerle pero Sebastian le apartó de un empujón que lo lanzó a varios metros.
- ¿Crees que alguien ha osado ponerme la mano encima y ha vivido para contarlo?
Sus palabras eran calmadas y sus pasos lentos. Aun así una sensación de terror me invadió. Mi espalda se topó con una pared y no tuve la fuerza de reaccionar.
- Sigues teniendo esa runa por lo que estás en desventaja. Deberías jugar mejor tus cartas, preciosa - siseó mientras se inclinaba sobre mí.
Reuní toda la fuerza de la que fui capaz y le aparté de un empujón.
- En ese caso jugaré la carta de la víctima. Puede que te creas dueño y señor de todo, pero sigues respondiendo ante Kael.
- Si es así como lo quieres, que empiece el juego entonces - murmuró antes de darse la vuelta y marcharse.

La Torre de Cristal [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora