Capítulo 15:

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Uno de los guardias suspiró cuando pase por millonésima vez frente a ellos. No llevaba mucho esperando pero James continuaba sin salir. ¿Segurían hablando de... de mí? Negué con la cabeza. Había estado mal escuchar pero Sebastian era una incógnita cada vez mayor y no parecía que ninguna de mis dudas se fuera a resolver. Por no hablar de que habíamos roto las reglas. Puede que el primer beso estuviera justificado pero el segundo había sido completamente innecesario. No debía volver a pasar. Quería entrar a la Guardia y permanecer en ella. Puede que no recordara nada pero algo me decía que ese era mi lugar y estaba muy cerca de conseguirlo. Oí unos pasos y me giré esperando encontrarme con James. La figura terminó de subir las escaleras y se detuvo al verme.
- ¿Podría hablar contigo? - le pregunté duditativa.
- Por supuesto - me respondió James con una amable sonrisa.
Comenzamos a caminar, aunque no estaba segura de si seguíamos un rumbo determinado.
- ¿Eres amigo de Sebastian desde hace mucho?
- Yo ya estaba en la Guardia cuando el entró. Se metía en muchos problemas y no quería hablar con nadie. Fue desagradable y me llevó tiempo pero al final conseguí que fuéramos amigos.
- ¿Y por qué lo seguiste intentando?
- Es una persona complicada pero jamás me he arrepentido.
- ¿Y cómo lo conseguiste?
- No te sabría decir. Supongo que Sebastian necesitaba saber que realmente podía confiar en mí. Cuando llega la hora de la verdad, comprobar que sigues ahí. Como todos. Sebastian valora la lealtad por encima de cualquier otra cosa. Lealtad a unos ideales, a unos principios y lealtad a la familia y los amigos. Si crees que puedes demostrarle eso, tarde o temprano conseguirás que empiece a abrirse.
- ¿Dirías que conoces bien a Sebastian?
- Sí... - contestó algo incómodo.
Parecía algo avergonzado por lo que me contaba. Era realmente amable y dulce. Parecía extraño que fuera líder de una Guardia y no de cualquiera, de la Guardia Escarlata. Por lo que me había contado Nate, las aptitudes para esa Guardia requerían mucha fuerza física y resistencia.
- No voy a preguntarte cosas suyas personales - le tranquilicé -. Supongo que a su debido tiempo me enteraré. O no, quién sabe. Pero realmente quería hablar contigo sobre Nate.
- ¿Nate Redstone?
Asentí.
- Kael dijo que alguien había intercedido por Nate y había ido directamente a hablar con el Rey. Nate me contó que su hermano estaba en la Guardia y me preguntaba si tal vez ha sido él.
- Supongo que no podía esperar menos de alguien con un porcentaje tan alto en la Guardia Oscura - sonrió con una pizca de orgullo.
- ¿Entonces fue él?
- En efecto. Tyrion fue quien habló con el Rey. Es uno de mis subordinados de mayor rango. Ascendió a clase S por orden del propio Rey hace unas semanas pero realmente es uno de los mejores Guardianes que tengo.
- Por lo que he podido entender Sebastian tiene fijación por buscarse problemas con cualquier Redstone. ¿Hay muchos en la Guardia?
- Los de sangre más pura son los tres hermanos: Tyrion, Dex y Nate. Tyrion y Nate estan en la Guardia Escarlata y Dex esta en la Celeste. Creo que hay algun otro. Puede que también en mi Guardia y en la Esmeralda.
- ¿Y con quienes se ha peleado Sebastian? Kael le hizo un comentario diciendo que llevaba tiempo sin buscar pelea con ellos.
- Con Nate ya se había peleado pero seguramente se refiriera a Tyrion. Es con el que más problemas ha dado. Ambos son obstinados y orgullosos, una mala combinación.
- ¿Me puedes decir algo más de ellos? ¿De cómo son?
- Vas a poder comprobarlo tú - contestó en un susurro.
Hacia nosotros se dirigía un joven realmente alto con una espalda amplia. Tenía los ojos y el cabello de un escarlata que igualaba al de su uniforme. Caminaba con la barbilla en alto y paso seguro, apartando la capa casi de forma majestuosa. Tenía una presencia difícil de ignorar y si en algún momento pensé que Nate tenía cierto atractivo, quedaba completamente nublado por el de Tyrion (o quien yo había deducido que debía ser Tyrion). Se detuvo frente a James e hizo el saludo oficial: se llevó el puño al corazón y se inclinó ligeramente. Al levantarse su mirada se posó unos segundos en mí y aquella fuerza me arrolló inesperadamente. Tenía el pelo algo más largo que el de Nate y lo llevaba peinado hacia atrás salvo por un mechón algo rebelde que caía sobre su frente.
- Señor, no querría faltaros al respeto, pero...
Comenzó a hablar con un tono grave que podría ser capaz de hacer retumbar las paredes.
- Si no quieres faltarme al respeto piénsate dos veces lo que vas a decir a continuación - le interrumpió James.
Me pareció sorprendente como alguien tan dulce podía pasar a imponer tanto. No era líder por nada, eso estaba claro.
- Señor, vengo de hablar con Kael. Sobre la vista con el Rey. Como líder tanto de mi hermano como mío, esperaba que hablárais a favor de los Redstone. Sin embargo, he sido informado de que defenderéis a Sebastian.
- Te han informado bien. Entiendo tu postura en contra de mis decisiones pero como líder de una de las Guardias no solo debo velar por el bienestar de mis subordinados, también debo mantener el equilibrio entre las Guardias por el bien de todo Minaria. Kael ha tomado ciertas medidas en cuanto al comportamiento de Sebastian y yo mismo estuve a favor de ello, sin embargo, en una audiencia ante el Rey donde se juzgará su capacidad como Guardián y como líder, solo puedo hablar a su favor. Igual que hablé a tu favor cuando fuiste ascendido de clase. Puedo valorar el trabajo y el esfuerzo a pesar de ciertos comportamientos inapropiados. Deberías saberlo mejor que nadie.
Evité sonreír ante aquella contestación que sería capaz de hundir a cualquiera.
- Sí, señor. Lamento molestarle - se diculpó.
Me lanzó una última mirada antes de hacer de nuevo el saludo y se marchó.
- No sé ni que decir - contesté completamente abrumada.
- Y no serías la única. El año pasado consiguió que dos novatos se mearan encima - se rió James.
No pude evitar reírme yo también imaginando la escena.
- Veo que sabes callarle la boca a la gente - bromeé.
Se sonrojó y se revolvió el pelo rubio ya habitualmente alborotado.
- No era mi intención ser brusco - se disculpó.
Era increíble aquel cambio de actitud. Realmente era un buenazo, todo bondad y amabilidad pero sabía ponerse serio. Sin embargo, el cambio era tan brusco que resultaba sorprendente.
- Entiendo si no quisieras responder pero, ¿sobre que comportamientos inapropiados hablabas? Me las imagino en el caso de Sebastian pero Tyrion...
- Espero que esto no salga de aquí. Algunos detalles son algo escabrosos.
- Prometo guardar el secreto. No hablaré de ello con nadie que no lo sepa - prometí alzando la mano.
Suponía que Sebastian si estaría al tanto por lo que con él si podría comentarlo. James me miró y tras unos segundos de duda me respondió.
- El entrenamiento de los Guardianes es duro, nadie lo niega. Tyrion en más de una ocasión se excedió de forma innecesaria. Hablo de miembros amputados, alguna columna destrozada y conmociones bastante graves. Algunos de los que entrenan con él, necesitan más que unas runas y reposo. Que podamos recuperarnos de algo no significa que se pueda realizar ataques tan arriesgados en los entrenamientos. Él es consciente de ello y más de una vez se le ha llamado la atención por ello o se le ha apartado de los entrenamientos.
Algo dentro de mí se revolvió. No me gustaba la idea de alguien fuerte abusando de su poder innecesariamente. Herir por herir. ¿Cómo debían ser las peleas contra Sebastian? No quería ni imaginarlo.
- También hubo un escándalo hace unas cinco lunas. Una doncella le acusó de ciertos comportamientos inapropiados y de abusos desagradables. Cuando se les interrogó con las runas, ambos resultaron decir la verdad y no se pudo llegar a ninguna conclusión. Algo en aquel asunto no me dio buena espina. No quiero pensar que fuera capaz de hacer aquello de lo que la mujer le acusó, pero que no se resolviera fue algo realmente extraño.
Asentí algo perturbada por el giro que había dado la conversación.
- Gracias por contarme todo esto - le agradecí con una sonrisa.
- Algo me dice que tu aparición no ha sido casualidad y desde que llegaste algunas cosas han cambiado. Quiero creer que todo esto es para bien y que tu presencia ayudará a mejorar muchas cosas.
No supe bien que responder ante aquellas palabras por lo que le sonreí algo avergonzada.
- De nuevo, gracias por todo.
Me despedí y me dirigí a la Sala Blanca. Tal vez Nate siguiera allí. Mi pregunta se respondió en cuanto le vi salir.
- Nate - le llamé.
Se giró y me miró con una sonrisa.
- Me alegro de que estés bien. Perdona que aquello te pillara de por medio.
Aunque algo en aquel asunto seguía sin cuadrarme decidí darle un voto de confianza. Siempre había sido amable conmigo. De nuevo noté una presencia abrumadora y me giré hacia la puerta de la Sala Blanca solo para toprme de nuevo con Tyrion.
- Hermano, te presento a Kala.
- Un placer - le dije tendiéndole la mano.
Asintió con el rostro serio y me estrechó la mano.
- ¿Estás ya bien?
- Sí, perfectamente. Pensaba ir ahora a cenar al comedor. ¿Vienes?
- ¿Cómo en los viejos tiempos?
- Como en los viejos tiempos.
Sonreí y caminé a su lado. Su hermano nos escoltó de forma silenciosa.
- Hacía tiempo que no hablábamos. Supongo que has estado ocupada entrenando - me dijo Nate.
- Podríamos entrenar juntos algún día. No me vendría mal cambiar de contrincantes.
- Ya he visto que te gusta darle palizas a los otros novatos. Eres muy buena, seguro que pasas la prueba.
Aquello pareció interesarle a su hermano que se inclinó ligeramente a escucharnos.
- ¿Eso es un sí o un no? - me reí.
- Es un sí - contestó el también riendo.
- ¿Podría unirme a vosotros? - preguntó Tyrion.
Tenía una voz muy grave que me hizo temblar. Era endiabldamente atractivo en un sentido muy diferente al de Sebastian.
- ¿Tendríamos oportunidad? Una novata y un guardián de rango C contra un guardián de rango S - bromeé.
- Nunca es tarde para averigurlo - respondió Nate.
- Pues será un honor entrenar con vosotros mañana. Seguramente me ayude mucho con la prueba.
- ¿Te has adaptado ya a algún arma? - me preguntó Nate.
- Suelo coger un par de dagas, aunque tampoco se me da mal las espadas cortas. El otro día vi los látigos. Sé que los suelen usar los de la Guardia Esmeralda pero en cuerpo a cuerpo puede ser útil. Tal vez pruebe mañana.
- Es común que los de la Guardia Oscura tengáis aptitudes para distintas armas. Aunque elijas una, seguramente te obliguen a entrenar con otras. Las demás Guardias tenemos menos donde elegir. ¿Qué tal con los otros miembros?
- He ido conociendo a algunos pero están poco tiempo por aquí.
- Alguna vez he trabajado con Freyr. Es sin duda muy confiable - comentó Tyrion.
No me sorprendió en absoluto que justamente mencionara al miembro que más detestaba a Sebastian. Llegamos al comedor y me di cuneta que muchas personas observaron a Tyrion. Algunas eran miradas de admiración, otras de respeto y algunas de terror.
- ¿Quieres comer con nosotros? - me preguntó Nate.
Miré hacia la mesa de mi Guardia que estaba practicamente vacía a excepción de Christian y Freyr. Nate sería una mejor compañía por lo que asentí y le seguí.

La Torre de Cristal [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora