Una vez estuve sola en el baño, me desvestí y me acerqué al agua que estaba al nivel del suelo. Probé primero a meter un pie y tras comprobar la temperatura, bajé las escaleritas de piedra y me senté en un borde. El calor hizo que me relajara inmediatamente. Tras el encontronazo con Sebastian, Nate se había mantenido en silencio. Llegamos a las cocinas, donde varias mujeres me calentaron las sobras de la cena y me hicieron montones de preguntas. Nate les pidió que me pusieran un baño y sin rechistar abandonaron la cocina para seguir sus órdenes. Comí en silencio sin querer molestar más a Nate pero fue él quien hablo. Me dijo que tuviera cuidado con Sebastian y que no volviese a retarle. Asentí y terminé la cena. Entonces una de las mujeres volvió a por mí y me llevó al baño. Me entregaron ropa limpia y me dijeron que se encargarían de llenar mi cuarto con todo lo que pudiera necesitar. Oí que llamaban a la puerta y me incorporé algo sobresaltada.
- Señorita Kala, con su permiso voy a entrar - oí que decía una voz desconocida.
Una joven de grandes ojos castaños y cabello negro se escabulló por la puerta.
- Lamento molestarla. Me llamo Lia. Seré su dama de compañía.
- ¿Necesito una dama de compañía?
- Todas las mujeres del castillo tienen sus damas de compañía. Mi deber es ayudarla con todo lo que necesite. Puedo hablar con usted o acompañarla a dar paseos. Me encargaré de mantener limpia y ordenada su habitación y su ropa, y si necesita cualquier cosa solo tiene que pedírmelo.
- No hace falta que seas tan formal. Te llamabas Lia, ¿no?
Asintió tímidamente.
- Te noto un poco nerviosa.
- Es solo que... No es nada, señorita Kala.
- Llámame solo Kala. ¿Tienes que hacer todo lo que yo te diga?
De nuevo asintió sin apartar la vista del suelo.
- Entonces sé sincera y dime que te pasa.
Se frotó las manos nerviosa y finalmente respondió sin mirarme.
- Las demás damas de palacio dicen que sois una bruja enviada desde la torre para acabar con la familia real.
La miré algo sorprendida y sonreí.
- No tienes de qué preocuparte. Solo ha sido un malentendido - la dije con una sonrisa tranquilizadora.
Me miró unos segundos y pareció que iba a decir algo pero inmediatamente cerró la boca y devolvió la vista al suelo.
- Lia. Tengo un runa que me impide mentir - le dije mostrándole la palma de mi mano -. Puedes tranquilizarte. No voy a hacerte daño. Por lo que dices me parece que no voy a tener mucha compañía por aquí así que me gustaría que pudiésemos ser amigas. Voy a necesitarlo.
Lia pareció relajarse así que bajé la mano.
- Puedes preguntarme y decirme lo que quieras. No me importa. Espero que no pase nada si a tí te digo algo, al fin y al cabo posiblemente seas la única persona que no lleva un uniforme con la que pueda hablar. Aunque te lo hayan ordenado...
- ¿Puedo preguntar por qué está aquí?
- Siéntate si quieres. Y te recuerdo que puedes dejar las formalidades.
Dudó unos segundos y se sentó junto a mi ropa limpia.
- Bien. Respondiendo a tu pregunta, no sé que hago aquí - dije recostándome en el borde y cerrando los ojos -. Lo cierto es que he perdido todos mis recuerdos.
El agua comenzaba a estar templada y no tardaría mucho en enfriarse del todo.
- Antes has dicho que creen que soy una bruja y algo de una torre. ¿Puedes explicármelo?
Lia asintió antes de hablar.
- Todas las criaturas peligrosas vienen de la Torre de Cristal. Apareció hace muchos años en la costa de Gerya. El rey envió soldados a investigar y nunca volvieron. Nadie sabe que hay dentro de la torre pero de ella surjen los monstruos que atacan todo el reino.
- ¿Está cerca de aquí?
- No. Y nunca ha entrado ninguna bestia al castillo pero he oído en las cocinas que muchos guardianes se quejan porque cada vez están más cerca y se vuelven más fuertes.
- ¿Sueles enterarte de muchos rumores?
- Las damas hablamos entre nosotras. No todas somos damas de compañía. Muchas trabajan limpiando o en la cocina. Algunas rotamos de tareas.
Miré atentamente a Lia que parecía haberse relajado notablemente desde que había entrado. Tenía una voz muy dulce y hablaba realmente bajo lo que hacía que escucharla fuera de lo más relajante. Me sumergí en el agua unos segundos y cuando volví a la superficie cogí el jabón para lavarme el pelo. Lia continuaba sentada con las manos sobre el regazo mientras observaba mis movimientos.
- ¿Puedes pasarme la toalla?
Se puso en pie de un salto y mientras se acercaba con la toalla salí del baño. Me envolví en la tela suave y me escurrí el pelo. Lia se acercó con la ropa ya preparada.
- ¿Las habitaciones están muy lejos? No me apetece embutirme en eso si solo es para unos minutos - dije señalando el corsé.
No recordaba haber usado uno pero no parecía cómodo.
- No me han informado de donde vas a dormir, eso lo sabe Nate.
- ¿Puedes preguntarle mientras me visto?
Asintió y salió del baño. Comencé a vestirme, evitando el corsé, y Lia no tardó en volver a entrar. Nate debía estar en la puerta.
- Las instalaciones de los guardianes están en un edificio al otro lado del jardín pero no se nos permite a las mujeres ir allí. Los líderes de cada guardia y algunos especialistas tienen asignadas unas habitaciones en el castillo. Tu habitación y la de Nate estarán ahí.
- ¿Y la tuya?
- Las damas de compañía tenemos nuestras habitaciones aquí también pero en otra zona. Mañana a primera hora iré a buscarte para el desayuno.
Lia me ayudó con el vestido pero se detuvo mientras me abrochaba la espalda.
- ¿Y esta runa? - me preguntó.
Me giré para mirarme en un espejo y me topé con un extraño símbolo entre mis hombros.
- Ni idea - murmuré.
Me terminó de abrochar el vestido que cubrió la marca y me cepilló el pelo. Fuera nos esperaba Nate que sin decir nada comenzó a caminar. Lia y yo le seguimos en silencio. Tardaría en acostumbrarme a todo esto: una dama de compañía, un guardián siguiéndome a todos lados, una mente sin recuerdos...
- Por lo que me ha dicho Lia he entendido que nuestras habitaciones estarán cerca de la de Kael - dije acercándome a Nate.
A modo de respuesta asintió.
- Necesito hablar con él.
- Tal vez sea mejor intentarlo mañana por la mañana - me respondió Nate.
Seguía estando tenso desde la pelea con Sebastian y antes era más amigable y llevadero. Para mi desgracia, nuestras habitaciones estarían cerca de la suya y eso iba a ser un problema si la idea era evitarle. Llegamos a unas escaleras y subimos hasta llegar a un pasillo con varias puertas. Reconocí la perfecta coleta de Kael y me acerqué a él rápidamente.
- Necesito hablar contigo - le dije interrumpiéndo su conversación.
Nate me siguió de cerca pero mantuvo la distancia cuando vio que hablaba con Kael.
- Cualquiera diría que estamos destinados a encontrarnos, preciosa - dijo Sebastian a su lado.
Le miré uno segundos y le ignoré.
- Tú me pusiste esta runa - dije tendiendo la mano -. Y en la Sala Blanca me pusieron la de custodia. ¿Debería tener alguna más?
Kael me miró interesado y Sebastian que estaba apoyado en la pared se incorporó.
- Si es así, nosotros no somos los responsables. Puede que Cass te pusiera alguna runa curativa pero si es así debería haber desaparecido antes de que despertaras.
- Algo me dice que el arte no es mi fuerte así que no creo que pueda dibujártela.
- Nate, gracias por encargarte. Puedes retirarte - le dijo Kael sin mirarle.
Nate hizo un gesto con la cabeza y tras cruzar miradas con Sebastian se fue a su habitación.
- No suelo estar aquí mucho pero por si se da el caso esta es mi habitación - dijo abriendo la puerta que teníamos al lado.
Me invitó a pasar y cuando cerró la puerta me giré para comprobar quienes habían entrado. No me sorprendió ver a Sebastian con su sonrisa ladeada. Me aparté el pelo y Lia se acercó para desabrochar el vestido lo justo y necesario.
- ¿Tiene que estar él también? - pregunté algo molesta.
- Puede que los Guardianes Oscuros no estudien runas pero han visto muchas cosas que otras guardias no.
Resoplé mientras Kael se acercaba a examinar la marca.
- Sí, parece una runa. Puede que de acción. No estoy seguro - murmuró.
- ¿Vas a ser de utilidad o solo estás para mirar, Sebastian? - le pregunté sarcástica.
- No me suena - respondió sin apartar la mirada.
Algo en su tono me hizo pensar que mentía.
- Yo voy a ser sincera para ayudaros pero espero lo mismo de vuelta - dije acusatoriamente mientras Lia me abrochaba el vestido.
Kael hizo un gesto a Sebastian que resopló antes de contestar.
- Fue hace un par de años. En una de mis primeras misiones como líder. Debíamos ir a un pueblo bastante alejado donde se habían formado varias revueltas. Acabamos con ellos y recuerdo que vi esa marca en uno de los rebeldes.
- Buscaré el informe de la misión - respondió Kael más para él mismo que para nosotros -. Gracias por la información.
Asentí y me dirigí a la puerta seguida de cerca por Lia.
- Sebastian, acompáñala a su habitación.
Apretó la mandíbula molesto y abrió la puerta invitándome a salir. El trayecto fue silencioso y aproveché para observarle. Seguía llevando el pelo medio recogido y podía analizar al detalle sus ojos. Pero mi atención terminó por dirigirse a la cicatriz. Llegamos a la habitación y aparté la mirada antes de ser descubierta. Fui a abrir la puerta cuando se acercó bruscamente a mí.
- Ya que tú te tomas la libertad de mirarme, creo que yo también me voy a dar el gusto - me susurró al oído.
Su voz me paralizó. No era miedo lo que sentía, no al menos como en nuestro anterior encuentro. Mi mente se quedó en blanco y me costó reaccionar.
- Haz lo que te plazca - contesté mientras abría la puerta.
En cuanto Lia entró, cerré de golpe y solté el aire que no sabía que había estado reteniendo.
- ¿Te encuentras bien? - me preguntó Lia.
- Sí. Es solo que estoy cansada - mentí.
Segundos después me arrepentí cuando mi mano empezó a arder. Lia no hizo preguntas al respecto y simplemente me ayudó a cambiarme antes de irse a su habitación.
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La Torre de Cristal [PAUSADA]
FantasiHace varios años en el Reino de Minaria apareció una misteriosa torre. Nadie conocía su origen o lo que albergaba. Sin embargo, de ella empezaron a surgir numerosas bestias y monstruos que atacaron y atemorizaron al reino. Entonces se creo la Guardi...