Capítulo 39

1.2K 80 31
                                    

Capítulo 39: Sorpresa...

La casa de Sirius estaba irreconocible, había un árbol de navidad decorado con hadas de verdad, nieve mágica e incluso las cabezas de elfo tenían gorros de navidad. La noche buena caería esa misma noche así que, como había prometido a mis padres, alisté algunas de mis cosas para poder viajar a Draemon, lo otro lo dejaría pues sería en vano llevar todo si voy a regresar mañana.

—¿En verdad tienes que viajar hoy?— preguntó Harry quitándome de las manos los guantes que iba a ponerme

—Sí, pero vuelvo mañana...

—Quédate... —suplicó— por favor...

—No puedo —le quité mis guantes y me dispuse a ponermelos— prometí que iría

—¿Se celebra algo hoy?— preguntó Hermione entrando a la habitación— En Draemon— aclaró

Me limité a pensarlo un poco pero mecánicamente respondí

—Firma de un tratado de paz con Kòlovuks.

—¿Cómo llegarás allí en pocas horas?

—Con mi poder

—¿Tu poder?— preguntaron Hermione y Harry al unísono

—Todos los vampiros nacen o no con un poder. Los vampiros que poseen poderes pueden ser tanto poderosos como simples, pero algunos de estos poderes pueden ser heredados de padres a hijos como de abuelos a nietos... El poder que yo poseo es heredado por mi bisabuelo Xoluz

—¿Y qué era?

—No es muy conocido, es algo como empatía mímica solo que no necesito estar en contacto para copiar el poder...

—¿Empatía mímica?— preguntó curioso Harry

—Copiar los poderes de los demás, en mi caso, los puedo llegar a perfeccionar

Hermione se sentó en la cama de Ron y se quedó pensativa.

—Eso significa que has visto algun poder de teletransportación ultimamente...

—Ah... Algo así. Hubiera copiado ese poder pero no tuve el tiempo suficiente para detectar su centro de así que usaré algo parecido... —consulté la hora de mi reloj y al ver que ya falta menos de una hora para el atardecer tuve que recoger mi pequeña maleta— se los mostraré con detalle en otro momento, mi madre me matará si llego tarde.

Mi temperatura corporal descendió drásticamente hasta tal punto que no había mucha comparación entre un tempano de hielo y yo, mi respiración se volvió pesada y lo poco de calor que tenía en el cuerpo desaparecía en forma de humo al respirar. En ese descenso corporal, visualicé  mi objetivo. Si Eugene podía enviar mensajes de hielo a Hogwarts desde largas distancias ¿Por qué no usar el mismo método pero como un medio de transporte?

—Nos vemos mañana...— me despedí rápidamente mientras cerraba los ojos.

Sentí una sacudida en mi estómago, tenía que admitirlo estaba algo mareada, abrí uno de mis ojos esperando calmarme pero no ayudó mucho ver como mi alrededor se distorcionaba a una velocidad absurdamente sónica. Un paro abrupto en el viaje me hizo saber que ya había llegado a mi destino.

Abrí mis ojos y ya me encontraba en mi habitación. Me senté en la cama tratando de que los mareos se fueran pero escuché unas voces familiares en el pasillo fuera de mi habitación así que me acerqué con cuidado a la puerta y escuché atentamente.

—¿Ya está todo listo? ¿Se fueron todos?— esa era sin duda la voz de mi padre

—Si su majestad.

La hija secreta de... VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora