Me miraba esperando una respuesta, nuestras manos estaban entrelazadas y sus ojos me penetraban hasta lo más profundo de mí ser. No sentía nada, ni tan siquiera podía notar el vacio que se abría en mi interior. Quería pensar que seguía soñando, que abriría los ojos y estaría en la cama abrazada a Tom de nuevo. Pero esta era mi triste realidad.
- Se que debería habértelo dicho antes, pero con lo que paso no pude. Soy un egoísta, lo sé y lo siento de verdad. Entenderé si no quieres venir, o si me odias por ello.
No podía hablar, mi mente decía una cosa y mi corazón otra. Mi mente me decía que no podía, en cambio mi corazón me decía que aceptara su propuesta y me fuera a vivir con él a Londres. Quería irme, lo quería más que nada en el mundo, iría con él hasta el fin de mis días.
- Me encantaría, de verdad que sí. Pero no puedo, aquí tengo a mis amigos, mi familia. Me acabo de matricular en la universidad. No puedo irme ahora que lograba encajar mi vida. Tengo que hacer muchas cosas, por fin me estaba enfrentando a mí misma. No puedo salir corriendo otra vez y empezar de cero en el extranjero. Son excusas baratas, y lo sé, pero no puedo. Te juro que quiero irme contigo, me iría a cualquier lugar si fuera necesario con tal de estar contigo. Lo siento, no puedo irme contigo, no puedo…
- Lo entiendo, tranquila. – dijo limpiándome con la mano las lágrimas que caían por mis mejillas. – Entiendo tu decisión y la apoyo. Creo que es lo más sensato también. Aún tienes mucho por explorar, y si vinieras conmigo te estaría atando y privándote de muchos placeres por descubrir. Lo que lamento es que haya sido de esta forma, me he acostado contigo y luego te he soltado la noticia como si nada. Lo siento muchísimo.
- No te arrepientas por favor. – me temblaba la voz y las lagrimas salían en cascada. - Yo no lo hago. Me hubiese muerto por dentro si nunca te hubiese podido probar.
Me besó, fue un beso salado entre lágrimas amargas de tristeza.
El aire del aeropuerto era frio, la gente pasaba por mi lado corriendo, exhaustos o con enormes sonrisas. Mi hermano y Cris, que ya se habían despedido estaban a una distancia prudente dejándonos a solas, sentados en un banco y hablando bastante preocupados por como estaría yo. Supongo que se sentirían culpables por haberme lanzado a sus brazos sin siquiera saber que tenía que hacerse el director en Londres ya que su padre le traspasaba la totalidad de la empresa a su nombre.
Observaba la puerta de embarque por la que en pocos minutos Tom pasaría y se iría del todo. Él apretaba mi mano con fuerza. Desvié la mirada del frente y mire hacia arriba para verle el rostro. Veía su perfil, su mandíbula apretada y sus ojos azules brillantes y a la vez apagados.
- Tom… - dije sin apenas fuerzas para hablar, y hundida en un interno mar de lágrimas.
- Dime, ¿Qué pasa? – me dijo sin ocultar su preocupación.
- El siguiente, por favor. – dijo la señora del mostrador.
Él era el siguiente, hizo todo con la mano derecha sin dejar de apretarme la mano con la izquierda. No podía oír lo que hablaba con aquella mujer, me limitaba a guardar su rostro en mi memoria, sus finos labios rosados, el tacto de ellos, la intensidad de sus azules ojos que de repente me miraron con tantísima tristeza que me partió el alma. Ya había acabado las gestiones y tenía que despedirse. Nos apartamos de la cola, el a un lado de la cinta, en la zona de embarque y yo a la otra, la de los que se quedaban en tierra.
- Adiós Lucia. – dijo con una voz entrecortada llena de dolor.
- No digas adiós, por favor, di hasta otra. Porque nos volveremos a ver, te llamare y te enviare mensajes y espero que tu también lo hagas, porque si no me enfadare. – dije con una sonrisa que aguantaba el nudo en la garganta que amenazaba con dejar salir todas las lágrimas.
- Lo hare, lo prometo. Todos los días te enviare mensajes para preguntarte cómo vas. Y siempre que quieras tienes una casa en Londres
- Lo sé. – dije sonriendo amargamente. – Hasta otra Tom.
- Hasta otra Lucia. Te quiero.
Lo abrace por encima de los hombros y él me estrecho por la cintura con fuerza. Ninguno quería soltar al otro, pero él se tenía que ir y ambos lo sabíamos pese a nuestra resignación.
- Yo también te quiero. – susurré en su oreja.
Me dio un beso fugaz de despida, no fue corto en realidad pero así me lo pareció. Después encamino hacia la puerta de embarque antes de que estas se cerraran le grite tan alto como mi débil voz me permitió:
- ¡Iré a verte en agosto! ¡Lo prometo!
Asintió y sonrió mostrando una amplia sonrisa de felicidad y desapareció tras las puertas opacas del pasillo que le conduciría a un avión con destino Londres.
El aire me golpeaba con fuerza, se colaba a través de la ventanilla trasera del coche de mi hermano. Íbamos en silencio, nadie decía ni una sola palabra. Tampoco había palabras para poder decir. Acababa de dejar ir a mi primer amor, a él que finalmente había logrado que desvelara sus sentimientos y que eran recíprocos a los míos. No me arrepentía de nada. Esta vez realmente me centraría en mi vida, en crear nuevas amistades, nuevas relaciones y en mi propio futuro. No dejaría mi propia vida en un segundo plano y empezaría a respirar por mi misma y viviendo cada uno de los presentes que se me brindaran. No me olvidaría de Tom, él era y seguiría siendo una parte muy importante de mi vida y nunca dejaría de serlo. Pero mi sitio no estaba junto a él, ni el suyo junto a mí, al menos no todavía. Ambos lo entendíamos y en cierto modo se podía decir que éramos libres para amar de nuevas formas y seguir hacia delante sin dolor. Porque habíamos luchado por nuestro amor y había salido bien, ahora cada uno en un sitio diferente caminaríamos hacia delante sin olvidarnos el uno del otro.
************ FIN ************
Esta historia ha llegado a su final, no me odieis mucho por acabarla así. Espero que os haya gustado y muchas gracias a todas por haberla leído. (Si encuentro que hay mucho descontento haré un epílogo.)
Además, mil gracias a las hermosas chicas que habéis comentado, votado y añadido la historia a vuestras listas.
¡¡¡Muchas, muchas gracias a todas!!! Y estáis todas invitadas a leer la próxima historia, también del atractivo Tom Hiddleston que ya estoy empezando a escribir. ^-^
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Sentimientos desvelados
FanfictionLucía esta terriblemente enamorada del mejor amigo de su hermano, Tom Hiddleston, que es quince años mayor que ella. Ella una chica de 18 años en el último año de bachillerato sin saber qué hacer con su futuro. Él, un hombre de 33 años, empresario...