XII 🍁

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Hoy era sábado, por lo que me encontraba en la escuela haciendo servicio social con Jong y ya que habíamos acabado la mayor parte de las actividades, salimos de la oficina para estar afuera un rato.

—Pero te hubiera gustado que él te
hubiera dicho si tú le gustas o no, ¿verdad?—me pregunto Jong mientras miraba cómo le quedaba un espejo, que había encontrado tirado en un salón, a su bicicleta.

— ¡Sí! Eso hubiera sido de gran ayuda. Así sabría si debería de seguir pensando en él de esa manera o seguir con mi vida—admití encogiendome de hombros.

— ¿Y si él no te viera de esa manera?—cuestionó. Reflexione un poco la respuesta y lo mire.

—No sería la primera vez que me rechazan—dije con un tono un poco despreocupado. Él sonrió y soltó una ligera risilla.

—Que triste sonó eso—dijo.

—Lo sé—respondí—, pero sí ha sido al primer chico al que le confieso mis sentimientos cara a cara.

—Y yo ayudé a eso—dijo orgulloso.

—Sí, gracias, Jong—agradecí sonriendo.

—De nada—respondió—. Oye, ¿no quieres subirte a mi bicicleta?

—Ah... Sí—respondí casi sin dudarlo.

— ¿En serio?—preguntó él un poco sorprendido—Cualquier chica hubiera dicho que no de inmediato.

Y siendo sincera yo también hubiera dicho que no. Pero por alguna razón acepte. Era extraño.

Me puse de pie y obedecí las indicaciones de Jong para lograr subirme, ya que su bicicleta estaba realmente alta para mí.

—Cuidado con mi mano—avisó Jong, quien sostenía el asiento con una mano, mientras que con la otra sujetaba el manubrio para mantener el equilibrio de la bicicleta.

—Ay perdón—me disculpé con una risa nerviosa.

—No te preocupes.

—Hace tanto que no me subo a una—dije tomando los manubrios con temor.

— ¿Hace cuánto?—preguntó él curioso.

—Pues la última vez fue en la calle frente a la casa de un primo, pero era cuando tenía menos de 10 años, creo que tal vez tenía 8—respondí.

—Hace mucho tiempo—coincidió él—, espero no te caigas.

—Gracias por tus buenos deseos—dije sarcástica. Él rió.

—No te creas. Estoy detrás de ti, no te caerás.

—Bien—suspiré e intente avanzar, pero por una razón avanzaba muy difícilmente.

—______, suelta el freno—rió Jong.

—Ay—me quejé riendo. Ni siquiera me había dado cuenta de que sostenía el freno a causa de mi postura tensa. Comencé a pedalear y todo iba súper bien, no me caí y no era tan difícil. El secreto era no dejar de avanzar.

Pero me dio un poco de miedo al llegar al pasto, ya que se sentía bastante suave y pensé en la probabilidad de pasar sobre alguna piedra o de caer en un pozo, y no quería caerme. Así que frené, la bicicleta se ladeó un poco y casi me cae encima si no ponía mi pie sobre el césped para tener equilibrio.

Igual me dejé caer sobre el césped y Jong se acercó a mí con una brillante sonrisa dibujada en su rostro.

—Eso estuvo muy bien—me felicitó. Miré sus ojos, también sonreían cálidamente.

—Gracias—reí nerviosa. Y él se sentó a un lado mío.

—Hace un lindo día, ¿no crees?—preguntó con tono casual mirando al cielo.

—Sí. Es un brillante día—coincidí mirando también el cielo despejado que se extendía sobre nosotros.

Jong se recostó en el césped, estaba tranquilo y sonreía un poco nostálgico.

—______, ¿tú eres feliz?—preguntó logrando sorprenderme con ese cuestionamiento.

—Sí—respondí después de pensar un poco—. Tengo una linda familia, mis papás me aman, tengo buenos amigos... Creo que lo tengo todo. ¿Y tú?

Lo miré, pero él no a mí. Hizo una mueca con sus labios mientras pensaba en que diría, luego me dirigió la mirada y con una pequeña sonrisa respondió.

—Sí. Lo soy.

Me hubiera gustado saber por qué consideraba que él era feliz, pero el timbre se escucho y las personas estaban por salir, por lo que tendríamos que acercarnos para recoger las listas y las cajas del material para las clases.

—Tenemos que ir adentro—dije poniéndome de pie y sacudiendo mi pantalón.

—Sí—me respondió levantándose.

Fue hasta su bicicleta y la dejamos donde estuvo en un principio, luego entramos y nos dividimos para ir a recoger las cosas de los salones.

Al terminar nos despedimos de los maestros y el personal que estaba en la oficina.

Creí que nos separaríamos en el semáforo porque él vivía algo cerca y se iría todo derecho, pero se quedó conmigo esperando a que el semáforo cambiara después de presionar el botón.

—No sabía que eso estuviera aquí—comentó Jong refiriéndose al semáforo que tenía un botón para cambiarlo a rojo para dejar a los peatones pasear.

—Sí. Lo pusieron hace tiempo—respondí—, ¿de verdad nunca lo habías notado?

—No. Creo que soy muy distraído.

—Creo que sí.

El semáforo cambio y para mi sorpresa, Jong se adelantó un poquito para darme a entender que él iría conmigo.

Cruzamos y estuvimos esperando el autobús que me llevaría cerca de mi casa mientras conversábamos de lo que fuera, él era muy divertido y con cualquier cosa me hacía reír, además platicar con Jong siempre era muy ameno.

Detuvimos nuestra conversación hasta que logré vislumbrar el autobús y tuve que hacerle la parada.

—Nos vemos—dijo sonriendo.

—Bye, cuidate—respondí.

Jong acercó su rostro al mío para depositar un beso en mi mejilla, él solía despedirse de esa forma, pero para mí era un poco extraño saludarme o despedirme de esa forma, por lo que me causaba una sensación extraña.

Nos sonreímos y subí al autobús, él sólo se aseguró de que estuviera arriba, para montar su bicicleta e irse a su casa.

❀ Glass Bead ❀ JR y tú |1° Temporada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora