Capítulo 23

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Gente huyendo y gritando.

Desde mi arrogante postura todos aquellos que corrían de la devastación que yo mismo estaba provocando parecían hormigas a las que podría aplastar fácilmente.

Una pena que no pudiese hacerlo de verdad.

Cuando aquel impresionante espectáculo de destrucción terminó, un hombre —que seguramente era uno de los encargados de todos los adolescentes allí presentes— detuvo su huida para observar el lugar donde habían acabado los "balones" de titanio que habían destrozado el edificio.

Ese lugar no era otro que nuestras manos.

— ¡¿Qué demonios...?!

Le interrumpí antes de que empezara a soltar su patética verborrea.

Ya había pasado por algo similar antes de aplastar al equipo del Instituto Kirkwood, y no quería volver a repetir aquella aburrida escena. Cuanto antes empezáramos con la fiesta mejor.

— ¡Terrícolas! Hemos recorrido miles de años luz para venir a vuestro mundo desde el lejano planeta Alius. Queremos demostrar nuestro poder de acuerdo con el sistema imperante en vuestro insignificante planeta. Y ese sistema es... — tiré el balón y lo retuve con fuerza bajo mi pie— ¡el fútbol!

— ¡¿Eh?!

Hice una pausa antes de continuar para observar, con siniestro placer, las expresiones incrédulas de los presentes. Qué gratificante me estaba resultando engañarles de aquella manera para asustarlos aún más de lo que ya estaban.

Era cierto el dicho de: «no hay más tonto que el que se deja engañar».

— En el fútbol dos contendientes se enfrentan y uno de los dos acaba siendo el vencedor.

Rhona y Grant (ahora llamados Rhim y Ganimede) empezaron a reírse a mi espalda.

— A aquellos que conocen el fútbol les decimos: si no podéis derrotarnos en un partido, el planeta Tierra en su totalidad... dejará de existir para siempre.

— No puede ser... ¡¿Se puede saber quién demonios sois?! —gritó el aterrado hombrecillo.

— ¿Qué quienes somos dices? Muy bien... Si lo que queréis es un nombre, podéis llamarnos... ¡la Academia Alius!

**********

Días antes...

La gran sala donde había recibido el fragmento de la piedra Alius se encontraba vacía a excepción de padre y de mí.

Tras un año de larga espera en el que me había tenido que adaptar a mi nueva fuerza y agilidad, en el que había sido una carnaza para los entrenamientos de los equipos Prominence, Diamond y Gaia y en el que había aprendido a ser un verdadero líder para mi equipo, por fin iban a comenzar los planes de padre.

— Ya ha terminado el Fútbol Frontier de este año. Este es el mejor momento.

— Lo sé, padre. ¿Quiere que derrotemos al Raimon en nombre de la Alius?

El anciano estuvo unos segundos en silencio, poniendo a prueba mi paciencia.

— Te veo nervioso. Después de todo este tiempo deberías haber aprendido a controlarte, Janus.

Extendí los brazos y bufé con sorna.

— Discúlpeme, padre, solo estoy deseando derrotar al mejor equipo del país para demostrar al mundo su poder.

— El poder de los alienígenas, querrás decir.

Sonreí con picardía.

— Claro... de los alienígenas.

Querido amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora