Capítulo 39

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La práctica de aquella mañana se vio interrumpida por Wyles, que llamó a Xavier para que se reuniera con él en su despacho.

Isabelle observaba como ambos se marchaban, con mirada analítica.

— ¿Seguimos entrenando solos? —le preguntó Kim, su mejor amiga, ahora llamada Kiburn.

— Claro, que el señorito tenga temas que atender no quiere decir que el resto del mundo se paralice sin él.

— Está bien —concedió—. Aunque hay que admitir que desde que nos nombraron Génesis es más difícil que nunca entrenar: ya no tenemos al Tormenta de Géminis y al Épsilon, y Torch y Gazelle se niegan a practicar con nosotros.

Isabelle suspiró.

— Es normal, después de todo nos han concedido el mayor título de la Alius sin que hayamos hecho nada especial para merecérnoslo. Yo estando en el lugar de esos dos estaría tan enfadada como ellos si no más; no entiendo cómo no han reclamado esta injusticia a padre.

— Muy probablemente nos hayan elegido por ser los primeros en llegar al orfanato... y por Xene.

Isabelle rechistó entre dientes y se apartó de su amiga, dando por finalizada la conversación.

Odiaba que le recordaran que, muy casualmente, su padre había decidido poner a los once primeros niños del orfanato en un mismo equipo y que este, también sin que se notara nada la parcialidad, hubiera acabado siendo el elegido para convertirse en el más fuerte. Ella, que detestaba los favoritismos sin motivo por encima de todas la cosas, lo veía repugnante.

Por no hablar de Xene, que también era una perlita que demostraba la inexistente imparcialidad de Schiller en su estado más bruto. Aún seguía sin entender el porqué el pelirrojo era el capitán del equipo cuando estaba demostrado mediante muchísimas pruebas físicas que ella era la más fuerte y la más habilidosa del Génesis y que, además, tenía la confianza de todos sus compañeros por ello.

Pero, aún con todo, su padre no la veía... para él solo importaba Xavier.

Apretó los puños con rabia, clavándose las uñas en la palma.

— Bellatrix... —Kiburn le agarró el brazo, asustándola.

— ¿Qué ocurre?

— Siento mucho haber sacado el tema del porqué nos eligieron, sé que para ti más que ninguno es un tema delicado pero, por favor, no te comas mucho la cabeza ¿vale?

— No lo estaba haciendo.

Kiburn arqueó una ceja y observó las marcas que su amiga había dejado en las palmas de los guantes del uniforme de tanto apretar las manos.

— Nos conocemos desde hace años, Bellatrix, sé cómo funciona esa cabecita tuya.

— De acuerdo —sonrió—. No te puedo prometer que no pensaré sobre el tema, pero intentaré no darle más vueltas de las necesarias.

Tras aquella conversación cada una volvió a sus entrenamientos; todos los del equipo tenían mucho que hacer para merecer de verdad ser llamados el Génesis, no podían perder el tiempo.

**********

Xavier no había vuelto en toda la jornada, había tenido que ser Isabelle quien pusiera un poco de orden en el calendario de entrenamientos de aquel día, un trabajo que ocupaba un tiempo precioso en el que ella habría podido estar trabajando en su nueva supertécnica en solitario que, aunque no fuera nada especial ni la hubiera inventado ella, la ayudaría a ganar valor individual como jugadora.

Querido amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora