Portland Oregón, 9:45 pm.
—Es imposible. La bebe no puede ser mía, las
únicas veces que estuvimos juntos nos cuidamos y eso fue hace más de 7 meses.—No puedo ser el padre.—argumentó quitándosela de encima para después pasar sus manos por su cabello casi queriéndoselo arrancar.
—En una semana cumplo 7 meses de embarazo.—se encogió de hombros para después sonreír arrogantemente.
—No es mía Lydia, no lo es. Nos cuidamos. Estoy completamente seguro.—afirmó mareado por tanta información obtenida.
—Los anticonceptivos no son del todo seguros, deberías saberlo.—repuso jugueteando con un mechón de su cabello.
—Aparentas menos meses y aunque esa fuera la verdad estoy seguro que no puedo ser el padre.—indicó con irritación.
—No todos los embarazos son iguales y está bebé que crece dentro de mí es tuya, es tú hija Stiles.
—Tenemos que casarnos nuestra pequeña necesita una familia como todo niño, necesita a su papá.—ensañó saturando la cabeza de Stiles ocasionando que no pudiera pensar con claridad.
Todo era tan difícil de asimilar, el no podía tener una hija con Lydia.
—¿Por qué no me lo dijiste mucho antes? ¿Por qué apareces hasta ahora?—gruñó con impaciencia.
—Cambiaste tú número de celular. ¡Llevo meses intentando contactarte! ¡Te largaste sin decirme absolutamente nada!
—Debemos casarnos y darle un ambiente familiar a nuestra hija.—sugirió directamente.
—¡De ninguna manera! No quiero casarme aún. No contigo, no quiero estar unido permanentemente a ti.—replicó negándose rotundamente a la idea de contraer matrimonio con ella.
—¿Con quién entonces? ¿con Tate? ¡No seas ingenuo, ella no quiere saber nada de ti! Te abandonó porque no soportaba estar ni un solo segundo más cerca de ti. ¡Abre los ojos de una maldita vez!—gritó notoriamente celosa.
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Los imprevistos del amor® | Cancelada.
RomanceY... aunque Tate no lo quiera, siempre llevará el recuero de Stiles dentro de su corazón.