Portland, Oregón, 1:20 pm.
Stiles estaba cerca de arrancarse la cara con sus propias manos. Sus zapatos golpeaban el piso frenéticamente haciendo un ruido chocante.
La desesperación estaba consumiéndolo de una manera fatal. La paciencia nunca había sido una de sus virtudes, por el contrario era uno de sus mayores defectos.
Llevaba una hora sentado en la sala de espera de la clínica Western, esperando por sus resultados.
Lydia estaba a su lado y no despegaba la mirada de la pantalla de su celular, llevaba un buen rato escribiéndole a quién sabe quién sin descanso alguno. Sus dedos parecían adheridos al dispositivo, le hubiera preguntado con quién se escribía de esa manera pero simplemente no le importaba.
Lo único que le interesaba saber era si él, era o no el verdadero padre de Layla.
Todo era decisivo pero complicado.
La entrega se habían atrasado y tenía que esperar más de lo acordado para por fin tener los documentos en sus manos.
—Dijiste que era una de las mejores clínicas de la ciudad. ¿Por qué demonios aún no tengo mis malditos resultados? Pagué una muy buena cantidad y el servicio da mucho de que hablar.—gruñó rascándose el cuello con desesperación.
—Lo es.—aseguró su prometida.—Es sumamente confiable.—replicó dejando un momento su teléfono.
—¡Quiero mis resultados!—bramó moviéndose incómodo de su asiento en la sala de espera.
—No creíste en mis palabras ahora atente a las consecuencias. Cállate y espera.—bufó fastidiaba de su movimiento tembloroso en el sofá
—Tú maldita boda depende de eso.—recordó apretando los dientes con fuerza.
—Comprobarás que nunca mentí.—aseguró dándole una mirada presuntuosa.
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Los imprevistos del amor® | Cancelada.
RomanceY... aunque Tate no lo quiera, siempre llevará el recuero de Stiles dentro de su corazón.