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Dave se bajó del avión sintiendo su estómago estremecerse, no sabía si era porque no había probado bocado desde hace horas o porque aún no podía creer la posible situación en la que Tate estaba envuelta.
Deseaba que no estuviera pasando por algo tan lindo en la soledad, si su hermano tenía algo que ver con procrear niños lo mataba.
Por accidente se miró en el reflejo de las enormes puertas del aeropuerto y debía admitir que se asustó con el gran parecido que halló en él.
Hace una semana se había cortado el cabello y únicamente se pasaba las manos tratando de acomodarlo, lo que le daba un gran parecido con Stiles.
A veces enserio dudaba que el era Dave.
Llegó a Wisconsin sin maletas, lo único que traía consigo era una mochila con algo de ropa, su cepillo de dientes y su celular. No planeaba quedarse muchos días.
Revisó su móvil releyendo la dirección donde había acordado verse con Stuart. No estaba muy lejos de donde se encontraba realmente pero temía perderse por la ciudad. Por eso prefirió tomar un taxi y llegar directamente.
Si algo podía afirmar con seguridad era que no lograba comprender del todo porque la teoría de Ayleen lo había puesto tan inquieto.
¿Tan malo era pensar que Tate podría estar embarazada?
Si resultaba ser cierto tendría alrededor de ocho meses.
—No pude hacer nada por ti Tate.—murmuró rascando su mejilla con cierta impotencia.—Si Stiles te hizo un hijo me va a oír.
Infló ambas mejillas y expulsó el aire señal de su frustración al no saber en qué creer, qué era correcto y qué no.
Por Dios, los chicos estaban enamorados, pudo haber sido un descuido pero de cualquier forma Tate no debía cargar con eso sola. Nadie puede hacerse un hijo sin ayuda, Stiles debía hacerse responsable de sus actos y de su hijo.
