Capítulo 18.

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Una ola de sentimientos golpeó fuertemente el pecho de Stiles, cuando vio la brillante y hermosa sortija que alguna vez perteneció a su madre

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Una ola de sentimientos golpeó fuertemente el pecho de Stiles, cuando vio la brillante y hermosa sortija que alguna vez perteneció a su madre. Aquel objeto era lo único que aún conservaba de la primera mujer que amo con todo su corazón.

Tres años era el tiempo exacto que llevaba guardando el anillo en una pequeña cajita de terciopelo, junto con un viejo papel de ensayo en donde tenía escrito las palabras indicadas para pedir la mano de Tate.

Recién cumplidos los viente años, se encerró en su habitación a pensar la manera ideal de pedirle a Robert y Alice Holds la mano de su única hija.

Para ello había escrito y practicado una infinidad de veces frente al espejo. Inventó sus propios guiones, sus propias preguntas y posibles respuestas.

Pensó en la vestimenta, en sus movimientos e inclusive en como respirar. Tenía que evitar los tartamudeos, las piernas temblorosas como gelatina y sobre todo los comentarios fuera de lugar.

Nada de ropa informal, nada de camisetas de cuadros ni tenis ni sudaderas. Solo un traje azul marino, el cabello perfectamente peinado y los zapatos brillando de limpios.

Le llevaría flores y chocolates a su madre y algún obsequio al señor Holds. Todo estaba planeado, era una sorpresa que le daría a Tate después que se graduaran de la universidad.

Aunque Stiles seguía teniendo muy presente, el odio de Robert hacia él. Sabía que lo detestaba por quitarle a su pequeña niña pero todos sabemos que las niñas crecen y se convierten en mujeres con sueños y anhelos distintos.

Aún podía recordar lo emocionado que estaba imaginándose el preciado "si" de los padres de su novia. Recordaba lo capaz que se sentía de dar la cara y ofrecerle a Tate un hogar y una familia. Tenía la absoluta certeza de poder hacerla feliz y ser el hombre que ella siempre soñó.

Pero después de todas las cosas que sucedieron para llegar hasta la actualidad. Estaba seguro de no haber conocido a alguien más mentiroso e idiota que él.

Se sentía avergonzado de la persona que era. Le daba asco recordar todas las mentiras que había dicho, todas las acciones que lastimaron a las personas que amaba.

Los imprevistos del amor® | Cancelada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora