Capítulo: 21.

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Y finalmente te tengo frente a mí

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Y finalmente te tengo frente a mí.

Toma mi mano y acepta que estamos a punto de derrumbarnos, lo necesitaremos porque estamos de a punto de rompernos el corazón.

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El pequeño niño se emocionó mucho cuando, vio en la televisión una enorme avalancha de cachorros con manchas oscuras por doquier. Liam los señaló con uno de sus deditos para indicarle a su madre que los mirara también

Tate no le prestaba atención en lo más mínimo a la película. Estaba demasiado pérdida en sus pensamientos como para hacerlo. Lo único que hacía para no estar completamente ausente, era abrazar a su hijo mientras le acariciaba sus castaños cabellos.

El niño se removió de su sitio, al ver como su madre no reaccionaba ante lo que él señalaba. Así que encontró la manera de hacer que le prestara atención.

Como pudo, consiguió escalar por el pecho Tate y terminar aterrizando sobre el rostro de la susodicha. Balbuceaba cosas inentendibles mientras se reía y no dejaba de mover su cabeza de izquierda a derecha a manera de juego.

La castaña comenzó a reír enseguida, era imposible no hacerlo con semejante ataque de cosquillas por parte de Liam. Si el niño quería su atención, ahora la tenía.

— Ya entendí cariño, aquí me tienes. Tienes toda mi atención. — le aseguró tomando un poco de aire y lo miró a los ojos por unos cuantos minutos. — Guardó silencio y miro aquellos ojos grandes y avellanas, los mismos que en algún momento de su vida deseo no volver a ver jamás.

Esos diminutos lunares adornando sus rosadas mejillas, esa naricita pequeña y perfilada, esa sonrisita tan hermosa e inocente. Tenía frente a sus ojos, la viva imagen del hombre que más la había lastimado en la vida.

Pero el sentimiento era completamente distinto.

Solo era capaz de sentir un amor inmenso por Liam mientras que por Stiles, sentía una enorme sensación de dolor atacando su pecho.

— Me recuerdas tanto a él... que no puedo evitar sentirme así. — murmuró con un hilo de voz.

— He hecho todo mal. — confesó dejando salir toda la carga emocional que la consumía desde hace mucho. Las lágrimas se escapan con rapidez de sus ojos y no era capaz de detenerlas.

La sonrisa del niño desapareció al instante que Tate comenzó a llorar. Nunca había visto llorar a su madre de esa forma. Ella siempre sonreía, siempre estaba feliz... o al menos eso le demostraba siempre.

¿Qué le pasaba ahora? ¿Había hecho algo que la había puesto así?

El timbre sonó e inmediatamente, se aclaró la voz para decir que abría en un momento. Se apresuró a limpiar las lágrimas de su rostro y deseó que este, no estuviera lo suficientemente rojizo como para delatar que había estado llorando.

Los imprevistos del amor® | Cancelada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora