-Narra Odín: padre de todos, rey de Asgard, dios de la sabiduría, de la guerra y la muerte.-
Tras la partida de Tyr con Fenrir, fueron detrás sus hermanos, no encontraron nada más que hacer allí cuando el lobo se hubo largado con mi hijo. El último en desaparecer de todos ellos, fue Balder junto a su hermano Hodr. El dios de la belleza me dedicó una mirada, apenas visible, que dejó claro la advertencia que deseaba darme: debía tener mucho cuidado ahora, ya que la situación se volvía más complicada y peligrosa. No hacía falta esa advertencia, siempre me mantenía alerta.
Al final quedé yo solo en el prado, esperando al siervo de Frey, y aprovechando mi soledad para pensar en todo lo ocurrido hasta ahora. Skírnir era un hombre que se preocupaba mucho por su amo y cuidaba de él, pero también era rastrero y ambicioso, aunque eso solo yo lo percibía. Pedí que se presentara ante mí, porque era un hombre de palabra, le ordenabas que hiciera lo imposible y conseguía hacerlo, hiciera falta, lo que hiciera falta, y ese tipo de hombre era justo el que yo ahora necesitaba.
Skírnir apareció horas después de pedirle a Frey, que su siervo se presentara ante mí. Yo sin embargo no me percaté del tiempo pasado, solo pensaba en la orden que pretendía darle y eso me hizo no darme cuenta de que en pocas horas sería de noche. Skírnir se plantó frente a mí en cuanto estuvo a un metro de distancia, esperé a que mostrara sus respetos y me preguntara para que precisaba su presencia, antes de hablar y contarle el motivo de mi llamada.
—Quiero que vayas al mundo de los enanos—informé al hombre—, y les digas a estos, que fabriquen una cuerda para el lobo Fenrir. No quiero que lo aten con cadenas, quiero una fina cinta, algo que parezca frágil, pero que no lo sea, pues lo que harán en realidad está hecho de cosas que no se pueden romper... porque son cosas que no existen —no se podía destruir algo que no existía.
Esperé a que Skírnir asintiera, y que con ello me diera a entender que había comprendido hasta ahora el mensaje. En su expresión había confusión, pero haría lo que yo le ordenara, porque eran los deseos de Frey. Me eché hacia delante, apoyado en mi lanza, y me acerqué a él para que así pudiera escucharme correctamente. Lo que le iba a decir a continuación era muy importante, y deseaba que se lo hiciera saber a los enanos, sin que durante el proceso, hubiera dudas o confusiones.
—Quiero que la cinta esté hecha con: el ruido del gato, la barba de la mujer, las raíces de las rocas —no existen raíces bajo las rocas—, los tendones de un oso —todo el mundo sabía que los osos no sentían dolor, no podían tener nervios o tendones—, el alma de un pez —los peces no respiraban, no podían tener alma—, y la baba de un pájaro.
Al principio, Skírnir mantuvo su expresión confusa, mostraba con ello, sus dudas. El siervo de Frey no sabía si podría o no realizar el trabajo que le pedía, pero fue capaz de hacerlo, y los enanos lograron lo pedido. Tiempo después, Skírnir regresó con la cinta que le había ordenador traer, los enanos entendieron bien mi mensaje, un prodigio tenía entre mis manos, Gleipnir la hicieron llamar.
Esta sería la cadena definitiva que ataría a Fenrir, con esta cinta pretendía poner punto y final a lo que había comenzado. Las nornas también tenían intención de hacer realidad lo que así habían decretado para nosotros, los aesir. Nada puedes cambiar una vez ellas lo hallan tejido en sus telares.
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Los hijos de Loki
FantasiLoki estuvo una vez con una giganta llamada Angrboda, tres hijos tuvo con ella: el gran lobo Fenrir, devorador de mundos; la serpiente Jörmundgander, la serpiente de Midgard; y Hela, la diosa de los muertos. Los tres hermanos fueron encerrados en As...