-Narra Tyr: dios de la guerra, de la gloria en combate, y de la victoria.-
Cuando llegó Gleipnir a Asgard, nos reunimos todos para contemplar el prodigioso lazo que técnicamente ataría a Fenrir para siempre. Mi padre dio las gracias a Skírnir por sus servicios y sopesó durante unos minutos la cadena. Cuando el siervo de Frey se hubo retirado y nos dejó a los aesir solos, dedicamos unos minutos a contemplar la cinta. Thor se acercó con la cara arrugada y las manos sobre su ancho cinturón, ese que conseguía que mi hermano fuera aún más fuerte de lo que ya era. Por la expresión de su rostro, Thor dudaba mucho que aquella cinta fuera resistente, aunque lo cierto es que lo dudábamos todos, Gleipnir parecía muy frágil.
—Prueba su fuerza —ordenó nuestro padre, tendiéndole la cinta a Thor, tras observar la expresión que por su rostro rondaba.
Yo me acerqué para poder verla con mayor exactitud. Gleipnir era un cordón de seda que parecía suave y delicado al tacto. ¿En serio esa cinta era mágica e irrompible?, tenía mis dudas, pero los enanos realizaban prodigios increíbles, así que por otra parte, sentía curiosidad por ver de qué sería capaz la cinta.
Thor cogió a Gleipnir, manteniendo su expresión ceñuda. Sostuvo la cinta entre sus manos sin ningún cuidado, e intentó romperla, estirándola con toda la fuerza que poseía. Mi hermano siempre iba con el pecho y los brazos al descubierto, mostrando la fuerza de su cuerpo, esa que tanto le caracterizaba. Los músculos de su torso y extremidades, se tensaron mientras intentaba romper a Gleipnir, lo hicieron hasta tal punto que pensé que iban a ceder por la intensidad con la cual se marcaban sobre su cuerpo. No consiguió quebrarla, Gleipnir no se rompió, por lo que me quedé con la boca entreabierta, una mueca de puro asombro, al comprobar como aquella cinta parecía querer estirarse pero nunca llegar a destruirse. Por mucho que se le intentara forzar, Gleipnir no tenía pensado ceder.
Vidar también quiso probar la cinta, incluso se unió a Thor en un intento de romperla al ver que él por sí solo no conseguía hacer nada. Mis hermanos se enfrascaron en un concurso, basado en tirar de Gleipnir, mientras los demás los vitoreaban, expectantes de ver cuál de los dos acabaría comiendo hierba. Incluso lanzaron monedas e hicieron sus apuestas, formando un círculo alrededor de Thor y Vidar.
No había manera de romper esa cinta, parecía imposible. Aunque su apariencia fuera frágil, Gleipnir se mantenía intacta. Más que una cadena se asemejaba en forma a una cinta que pudiera adornar un vestido, pero era una cadena, un prodigio de los enanos hecho con artesanía y magia. Sí, Gleipnir me parecía increíble, y por esa razón aun no había asimilado su existencia. No comprendía el mundo de la magia, para mí era algo desconocido y carente de lógica.
Enfrascado como estaba en observar la escena, no vi a mi padre acercarse hacia donde me encontraba. Su sombra me hizo alzar la vista, y casi sobresaltarme al ser consciente, de que era él quien se había aproximado hasta donde me encontraba, cerca del círculo de cuerpo que rodeaban a Thor y Vidar.
—Ve a por el lobo —me ordenó, dejando claro que esto había que hacerlo ya, no debíamos perder más el tiempo.
—No va a salir bien... —murmuró Frey, sucediendo en consecuencia, que desviara la vista hacia él. No me había percatado de su existencia hasta que soltó aquellas palabras. Frey permanecía apartado del grupo, observando como Vidar y Thor intentaban aun romper a Gleipnir. Mis hermanos reían, al ver como los dos enrojecían por el esfuerzo, sin llegar ninguno a lograr sus fines.
— ¡Vamos! —dije cortando su entretenimiento, y comenzando a caminar hacia donde sabía que estaba el lobo.
En Asgard, existía un lago llamado Ámsvartnir, un lugar alejado y poco transitado que permanecía apartado de la zona que solíamos frecuentar. Pasando aquel lago, había una isla llamada Lyngvi, allí estaba Fenrir durmiendo a estas horas de la noche. Me había parecido un lugar apropiado en su día, para que Fenrir pudiera tener algo semejante a una casa, un sitio fijo donde poder encontrarlo.
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Los hijos de Loki
FantasyLoki estuvo una vez con una giganta llamada Angrboda, tres hijos tuvo con ella: el gran lobo Fenrir, devorador de mundos; la serpiente Jörmundgander, la serpiente de Midgard; y Hela, la diosa de los muertos. Los tres hermanos fueron encerrados en As...