La espiral empieza a girar sin el consentimiento de nadie, los envejecidos engranajes parecen reacomodarse y rodar sin vacilación.
El chirrido llega a alterar mis nervios pero no es ahí donde la preocupación se asienta.Una luz me ilumina desde arriba, tocándome la cabeza, pero ¿Es acaso el sol? ¿Por qué ahora se siente sombrío y repentinamente siento distinto su color? El calor parece inexistente en aquel lugar, entre más me acerco a las afueras, más frío parece hacer.
Suena un pitido y la espiral empieza a bajar lenta y tortuosamente, con la velocidad exacta para poder ser consciente de todo de lo que me rodea pero a la vez crear un vacío en el estómago, propio de mis nervios y la gravedad unidos como fuerza única, una que me estruja el cuerpo y me hace pensar en lo que me depara.
El frío no da tregua pero tampoco me resisto, porque incluso conociendo el calor en su máxima y preciosa expresión, siento que incluso con el mayor de los esfuerzos jamás volveré a sentirle.
¿Que más dá quedarme en lo escambroso o resistirme a lo que me queda? Igual he perdido la luz y encontrarla no parece cercano, ni siquiera posible en otra ocasión futura.
¿Pero en las pasadas? Me alejo de los recuerdos de aquel calor, pensarlos siquiera me queman la garganta y al fugarse me dejan con más frío.
Me niego a aceptar la espiral, pero ésta es ajena a mi voluntad, e incluso en ocasiones parece completamente contraria en sus levógiros movimientos. No quisiera estar aquí, pero sé que las puertas ya estan cerradas, mi mirada perdida, y el sol está alumbrando a alguien más.
Excavando en mis recuerdos no encuentro si él realmente alumbró algun día para mi; o si en cambio, fue la luz de otro a la que estuve acostumbrándome sin pensarlo.
¿Aquellas sus palabras, solo eran fruto de una melodía que deseosa de escuchar, terminé creyéndola verdadera?
¿La creí fuerte grito siendo solo sutil murmullo de consolación?
El piso se está rompiendo en pedazos, y sé que si rompe bajo mis pies, no tendré un motivo para evitar caer.
No sé si estar deseosa a que aquello suceda.
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En casa
PoetryNo es descriptible cuando el sentimiento gobierna al lápiz y al papel, cuando la razón colabora con esas pizcas de sabiduría. Quien lo aprecia tuvo dos caminos, o conoce al autor, o conoce todos aquellos sentimientos que éste nombra en su obra. Un l...