Capítulo 20

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Narra Anna

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Narra Anna

- ¡Dani! - grita una voz que nunca acabare de soportar.

- ¡Isa! - dice mientras la abraza.

- ¿Por qué estás en esta habitación si ya no está Lucas? - pregunta Jesús de mala manera.

- He ido a la habitación de vuestra abuela y tu madre no sabia donde estabais pero tu abuela me dicho que ibais a ver a Anna por no se que cosa, y aquí me tenéis - dice dándole un beso a Dani.

- Jesús - susurro.

- Sí - responde sabiendo lo que estoy pensando.

Los dos contemplamos la escena con cara de asco.

- Tienes una envidia que no te cabe en el cuerpo - dice después de separarse de Dani.

- Sobretodo envidia - responde Jesús en mi lugar con una carcajada.

- Tú te callas que se te nota un huevo las intenciones - dice volviéndose a Dani para darle otro beso.

- Claro, soy yo la que tiene que estar vigilando a Dani a todas horas porque no confía en él - noto como mis mejillas cogen cierto color por lo que acababa de decir.

Intenta girarse para venir a pegarme pero Dani le sujeta las muñecas para detenerla.

- Suéltame, se merece una buena bofetada - dice Isabel con la mirada llena de furia.

- No le vas a hacer nada ¿no ves como está? Lo que le faltaba encima.

- Tú prueba a tocarla y veremos donde acabas - dice Jesús advirtiéndola con cierto humor.

- Te relajas chulo - le contesta gritando.

- ¿Y si no quiere? - le digo a Isabel con un tono aceptable.

- ¿Quién te ha mandado a hablar a ti? - pregunta soltándose de Dani y viniendo hacía mi.

- ¿Te vas o llamo a la enferma para que te saque de aquí? Tú decides cariño - digo mientras sostengo el botón en las manos.

Sale de la habitación echando humo.

- Os habéis pasado.

- Ha empezado ella - se escusa Jesús.

- ¿Pero sabéis por qué?

Jesús y yo negamos con la cabeza.

- Porque no soporta que siga enamorado de ti - dice marchándose tras ella.

- ¿Es bipolar? - pregunto girándome hacia Jesús.

- Quizás no debería de haberlo tirado de la cama cuando éramos pequeños - responde.

- El dicho es de la cuna. - le corrijo con una risa.

- Lo sé, pero es que yo le tire de la cama.

Mientras tanto en el pasillo...

A dos pasos de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora