Capítulo 14: No es una derrota

243 12 4
                                    

Varian escuchaba a Isabel, pero miraba a su padre.

— Toda magia tiene su opuesto — leía Isabel. — El hielo trae el fuego, la luz, la noche, el sol, la luna...

— Las rocas son el opuesto a la gota de sol — terció Varian.

— Y el cetro de noche al cetro de luz — añadió Isabel.

— ¿Y bien? — Varian le apremió a que continuara leyendo.

— Cada uno borra su opuesto — dijo Isabel.

— La gota de sol debía borrar, entonces la roca — suspiró Varian. — Pero no lo hizo.

— Hum... ¿ya lo has probado? — preguntó Isabel.

Varian no quería recordar ese momento, pero se le proyectó en su mente, causándole un escalofrío.

— Sí — Varian miró a Isabel. — Pero el pelo no lo traspasó.

— ¿El pelo? — repitió Isabel. — ¿No es una flor?

— ¿No te sabes esa historia? — Varian estaba realmente impresionado. — Pero, ¿quién en Corona no la conoce?

Isabel carraspeó dándole a entender a Varian que ella no era de allí. Varian entendió la indirecta.

— Esta bien, te la contaré — cedió Varian. — La reina cayó gravemente enferma cuando estaba embarazada de Rapunzel, entonces le dieron la flor de la gota de sol para curarla y así el bebé tomó el poder de la gota de sol. Su cabello podía sanar y brillaba al cantar, pero una malvada bruja la secuestró y la encerró en una torre, fingiendo ser su madre y que temía a enseñarle el mundo exterior. Hasta que Flynn Ryder, quiero decir, Eugene Fitzherbert, le rescató. Días más tarde la bruja volvió a secuestrar a Rapunzel y ésta ya había descubierto que era la princesa perdida así que se enfrentó a ella, pero Gothel, que era como se llamaba la bruja, le ató, queriendo levarla hasta otro lado, luego Eugene volvió a la torre a salvar a Rapunzel y Gothel le dañó gravemente, hicieron un trato, bla, bla, bla. El caso es que Eugene le cortó el pelo a Rapunzel y se murió, Rapunzel le revivió con lágrimas y fueron felices para siempre. ¡Pero! Cassandra, una chica encantadora, por cierto, le llevó a Rapunzel a conocer las rocas negras y le creció el pelo. Vinieron a decirme el problema, pero todo estalló y entonces, días más tarde pasó... — Varian señaló apenado con la cabeza a su padre. — Y bueno, intenté con la flor, pero no funcionó, con el pelo y el mismo resultado.

— Entonces... ¿crees que el cabello de Rapunzel ya no posee su magia? — preguntó Isabel.

— No, no — Varian recordó cuando Rapunzel le ganó la batalla a causa de la magia de su pelo y las rocas. — Pero, es verdad que ahora tiene unos poderes diferentes. Ya no posee su poder curativo, ni brilla al cantar, pero le protegió de una muerte segura y reacciona con las rocas.

— Es como si ya no tuviera el poder de la gota de sol... — susurró Isabel, pensativa y Varian frunció el ceño para indicarle que no le seguía. — ¡Sino el de las rocas, también!

— Eso no tiene sentido — protestó Varian.

— Varian, si no hay luz, hay oscuridad — dijo Isabel, Varian aún estaba perdido. — Lo que significa que la luz de la gota de sol no existe, solo la de las rocas...

— Eso es imposible — se quejó Varian. — Sino tendría el pelo negro.

— ¿Qué más da eso? — preguntó Isabel.

— No, está claro que le creció el pelo porque había oscuridad y entonces faltaba la luz, debía estar el mundo igualado — explicó Varian.

— ¿Y entonces por qué cuando había luz no había oscuridad? — replicó Isabel. — No hay luz, por eso solo hay oscuridad.

— Pero, vamos a ver, Rapunzel curó a Eugene con las lágrimas — refutó Varian. — El poder de la gota de sol permanecía en ella.

— Pero, ya no lo tiene, ¿recuerdas? — preguntó Isabel. — Sino que reacciona con las rocas.

Lo que aseguraba Isabel tenía sentido, pero Varian no quería pensar que no había ningún opuesto que salvara a su padre.

— La luz y la oscuridad no puede estar juntos — continuó Isabel. — ¡Es como el cetro de noche y el cetro de luz!

De pronto una chispa de esperanza se encendió en el interior de Varian.

— ¡¡Eso es!! — exclamó, asustando a Isabel. — El cetro de luz podría romper esto tal vez.

Isabel no parecía muy convencida.

— Por lo que he leído la magia maruviana no tiene nada que ver con otras culturas, no creo que sea una solución — se excusó.

Varian suspiró.

— No solo tiene el poder de las rocas — confesó Varian señalando a su padre. — También forma parte de una aleación química que yo hice.

— ¿De qué estaba compuesto? — preguntó Isabel.

Varian explicó a Isabel su idea de acabar con las rocas e Isabel apuntando todo se puso a trabajar.

— ¿Qué haces? — preguntó Varian.

— Arreglaremos esto — prometió Isabel. — Con la ciencia.

Y dicho esto comenzó a trabajar. Mezclando productos químicos esperando a que funcionara, pero nada daba resultado.

— ¿Y si...? — Isabel no quería perder la esperanza si había mentido a Elena y había salido sin permiso, lo conseguiría. — ¿Y si lo calentamos tanto que sus moléculas se moverán tan deprisa que explotará?

— Podemos intentarlo — respondió Varian con desanimo, pero obtuvieron la misma suerte que las veces anteriores.

— Es inútil — dijo Isabel

Miró al padre de Varian y se percató de que este sujetaba algo.

— Mira, Varian — Isabel señaló el papel que sostenía el padre del chico.

— "Lo siento" — leyó Varian.

Tenía más contenido, pero era lo único que se podía leer.

— Lo siento yo, papá — lloró Varian. — No te voy a poder sacar de ahí. Siempre me decías que tuviera cuidado con la alquimia, que era peligrosa, pero nunca te hice caso, lo siento. Lo he pagado con esta princesa, con Rapunzel, con Cassandra, con la reina, con toda Corona y no estuvo bien. — Varian se limpió las lágrimas. — Haré algo, papá, me voy a entregar al rey, me disculparé y diré que he utilizado a Isabel. Quiero dejar de hacer ya el mal. ¡¡Quiero que estés orgulloso de mí!! Y no puedo ser alguien como tú, pero al menos haré lo que está en mi mano. Volveré a mi único hogar ahora, la mazmorra. Perdóname, papá por no ser el hijo que querías tener.

Isabel estaba impresionada, quería abrazar a Varian, pero se quedó mirando temblorosa.

— Vamos, princesa Isabel — le indicó Varian. — La celda me espera.

Echó una última mirada a donde yacía su padre y aunque fuera imposible, vio una sonrisa de orgullo hacía él en sus labios.

Hay Química (Crossover Elena de Avalor y Enredados otra vez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora