Capitulo 10: Entre el amor y el odio hay deseo.

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Izuku sonrió con esa bella circunferencia adornando su rostro al ver a su marido bajar del auto mientras él esperaba en el marco de la puerta con esa pose de seguridad y sensualidad que lo caracterizaba.

Habían pasado unas cuantas semanas en las que se divirtió a lo grande en brazo de sus amantes, y trazo de paso uno que otro plan para ser más cuidadoso a la hora de sus encuentros, en los cuales Shinzou era protagonista, claro esta, mientras su dichosos esposo regresaba de su viaje.

Así que ahí estaba mostrando esa feclicidad de tener un esposo que era como un osito cariñosito en sus brazos, pero no se quejaba del todo, le gustaba la ternura y Shoto era muy bueno en eso departamento.

Alargó sus brazos para recibirlo, mientras su marido le devoraba los labios en un fogoso beso que lo dejó sin aire y sonrojado.

— He vuelto, espero me hayas extrañado amor... — le dice el bicolor con una sonrisa leve pero sincera, espera que su marido le corresponda, e Izuku lo hace.

Le vuelve a besar como respuesta a su ausencia, y a la falta de sexo que tanto le gusta, y se funden en un abrazo, de esos que te dejan cálido por dentro, de esos que le dan a entender que Shoto jamás podría dejarlo, puesto que estaba bajo sus encantos, los cuales día con día aprendía a refinar.

Ambos entran a la casa buscando como recuperar el tiempo perdido, el cómo demostrar sus bajos instintos y de paso marcar lo que saben es suyo.

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Katsuki bufa mientras acomoda su cuerpo en su ancho sofá en forma de L, la televisión le muestra una película bastante aburrida pero que le ayuda a despejar la mente de esos pensamientos negativos y pesimistas que le se vienen de pronto.

Una vena envidiosa que había aparecido con el tiempo se había hecho mella en su interior, logrando que su humor fuera más negro y sarcástico que nunca, incluso Kirishima, que era su único amigo sincero, no lo soportaba del todo.

Y claro no lo culpaba, puesto que el pelos de menstruación estaba a punto de casarce, era normal que no tuviera tiempo para él y menos para sus berrinches y arrebatos de poca cordura.

El alcohol se había vuelto su mejor aliado para esa noches en que se sentía jodidamente solo, para esos momentos en que recordaba al estúpido de Deku entre sus brazos, formando una especie de conexión adversa que poco a poco, y sin saber, se había hecho entre ambos.

El como las miradas que se daban llenas de deseo llegaban a encender su lívido y el como esto les hacía perder horas y horas en los brazos del otro, ya sea gimiendo o embistiendo dentro de su ser.

Todavía lo recordaba, y se maldecia por eso, porque quería tener el control de sus deseos y emociones, pero nada había estado funcionado a como debería.

El rubio de ojos violetas que se había cogido hace unas cuantas semanas se había vuelto el consolador que usaba para quitarse esa hambre sexual que lo abrumaba en ocasiones.

Esas en las que por mucho que lo negase aparecía Izuku en su mente, montandolo con afán, susurrando su nombre como una caricia, y provocándole con esos enormes ojos verdes fundidos en deseo.

Llevó su mano a los labios y fumo del cigarrillo que estaba entre sus dedos. Sacó el humo y logró divisar como éste se esparcia por la estancia. Igual que el, sus sentimientos se habían esparcido, pero no desaparecían a como había planeado.

— Maldito Deku — reniega entre dientes, sabiendo que aunque no quiera aceptarlo, le extraña.

Que aunque logre decirse a sí mismo mientras está acostado en su caro sofá, dentro de tantos lujos que cualquiera deseara, sigue queriendo algo que no tendrá completamente, pues el mal nacido ya estaba casado.

♥El Rompe Corazones ♠TodoBakuDeku★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora