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El son de los Tequilas

La bese y pedí una botella de José Cuervo, presenté a mis amigos con las chicas y después de la formalidad ya estábamos bebiendo unos tragos.

El lugar era un mar de gente rara y faldas cortas; por la música teníamos casi que gritar para platicar y contar algunas bromas.

La noche pintaba bien; si afuera el mundo fuese a terminar, los de adentro no nos daríamos siquiera cuenta de lo divertido que era todo esto. .

Después ya nadie permanecío en la mesa; cuatro parejas bailaban fundidas con la masa que abarrotaba el sitio.

- Me estoy divertido mucho Tommy y mis amigas también. No sabía que eras bueno bailando.

- Te confieso que en realidad soy muy malo: yo no bailo. Creo que el alcohol ayuda mucho en estos casos.

- Pues ni se nota - dijo riendo - bueno si es así pues toma otra copa.

Bailamos hasta que dio la una de la mañana. Jeanie y sus amigas tenían que trabajar, así que no podían quedarse.

Nos tuvimos que despedir de ellas, lo lamente por mis amigos: tenían la expectativa de terminar la noche con unas putas teniendo sexo.

La noche aún no acababa y los muchachos aún querían seguir bebiendo, así que de camino a casa de uno de ellos pasamos a una licorería a comprar una botella.

De Bar En BarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora