Sorpresa impensada

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Pasaron dos días desde que Sharon recibió el ramo de rosas y el poema de amor de un admirador, ella trato de pensar quien podía ser que le mandaba eso pero por más que pensara no se le ocurría quien podía ser, sus amistades todos tenia pareja o estaban en una relación de noviazgo, tampoco podía ser su amigo el diputado porque él se había ido a vivir a Italia con su novia que además estaba embarazada así que no sabía quién era su admirador secreto. Por la tarde Sharon se encontraba sentada en el jardín tomando su te como siempre lo hacía disfrutando del paisaje del bello jardín, ella estaba muy tranquila disfrutando de esta paz que la rodeaba pero lamentablemente esa paz se acabaría cuando vio que su padre venia hacia donde ella estaba, Sharon sabía muy bien de qué tema iba hablar con ella y ese no era otro que el del admirador secreto.

-¡Hija! ¿Cómo estás?-pregunto Alfredo mirándola con una sonrisa.-¿Ya averiguaste algo de tu romeo?-Termino de pregunto con diversión el hombre de edad mientras se sentaba en la silla.

-Estaba muy bien disfrutando de mi te en paz hasta que llegaste, y te aclaro que no tengo ni un romeo detrás de mí-contesto Sharon con enojo mientras continuaba tomando su te.

-Bueno yo te recuerdo que recibiste flores y un poema que estaba dedicado para ti, eso es obvio que tienes alguien interesado en vos hija-exclamo el anciano esta vez con una sonrisa más grande.

-¡Claro que no papá!

-¡Si Sharon acéptalo!

-Te recuerdo que si fuera que estuviera tan interesado en mi como vos decís él seguiría mandándome regalos todos los días para conquistarme , y ya pasaron dos días que no volvió a mandar nada eso quieres decir que las cosas no son como tú dices papá-dijo la mujer de pelo rubio mirando con seriedad a su padre que no dejaba de sonreír.

-¡Yo creo que pronto hará algo más para ti!

Sharon dio un suspiro de fastidio, odiaba cuando cosas así pasaban porque su padre se ponía insoportable en eso temas del amor, ella volvió a tomar su te y tratar de relajarse pero con él a su lado eso era imposible, Don Alfredo quería hacerle más preguntas y comentarios a su hija sobre su admirador secreto aun sabiendo que a ella le molestaba hablar de eso pero cuando estaba a punto de decirle algo apareció Miguel.

-¡Sra. Sharon! ¡Sr. Alfredo! –dijo educadamente Miguel con una sonrisa mirándolos.

-¿Pasa algo Miguel?-pregunto el hombre de pelo blanco sin dejar de sonreír.

-No, solo venía a decirle a la Sra. Sharon que hay algo para usted en la entrada de la casa.

-¿Algo para mí? ¿Qué es?-pregunto Sharon confundida.

-Yo pienso que será mejor que valla personalmente a verlo, solo puedo decirle eso-respondió el hombre de pelo negro para después retirarse y dejar a padre e hija pensando que sea lo que hay en la entrada.

-Bueno parece que tendré que ir a ver de se trata-exclamo Sharon levantándose de la silla.

-¡Yo te acompaño hija!-contento su padre levantándose también de la silla.

Sharon y Alfredo fueron a la entrada de la mansión y cuando llegaron los dos quedaron sorprendidos con lo que había ahí, ellos se encontraron con varios globos de color rojo que estaban todos parados en hilera atados a unas botellas de vidrio de color dorada, y eso no era todo en cada globo había una letra y formaba las siguiente frase.

-¡Para la mujer más bella!

Sharon al ver esto no se lo podía creer, jamás pensó que alguien sería capaz de hacer algo así para ella en su vida, se acercó para verlo de más cerca y al hacerlo pudo notar que uno de los globos tenía un papelito atado, ella lo desato con cuidad y lego lo abrió para ver que decía.

El admirador secreto de Sharon-Soy lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora