Decimocuarta carta

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Este capítulo tendrá muchos saltos "(...)"

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Un momento más.

...

Ya habían pasado unos días después del viaje. Mejor dicho, ya era domingo. No sabía en qué momento el tiempo empezó a pasar tan rápido, pero la semana quedó en el olvido entre las sonrisas de Mike, las juntadas con sus amigos y el viaje. El viaje sería algo que siempre recordaría. Algo así como una precaución por si despertaba y todo fue un sueño.

Como siempre ya tenía la carta, pero eso no lograba aplastar sus pensamientos positivos, por más raro que parezca.

Ya estando en su habitación, se dispuso a leerla.

"

Querido, Will.

Admito que me sorprendiste. Fue una muy buena estrategia, casi me atrapas ese día, pero igual fallaste.

Te quedan siete intentos.

Sobre tu recompensa. Esta en Mirkwood, por la asombrosa tontería que hiciste preferí no dártela ese Lunes, es mejor así. Cuando realices este encargo puedes ir por ella. Créeme, te estaré vigilando, así que no intentes nada.

Bueno, vamos con el primer encargo, cariño.

Recogiste demasiados paquetes últimamente. Ahora vamos con algo realmente interesante. Irás al "punto 7" tienes que ir con pintura y una brocha. Necesito que pintes la parte trasera de esa casa con aquella pintura. Vas a poner un gran insulto, letra grande, palabras grandes, tu entiendes. La familia no llega hasta sino entrada la noche, así que deberías ir antes de que el sol se oculte, amor.

Deja de ser un marica y hazlo bien.

"

Suspiró. Bueno, eso sí que había arruinado parte de su día, mejor dicho, todo el día. Como siempre tendría que salir en la tarde. Empezaba a odiar lo monótono que se volvía hacer esto.

...

La mirada de su madre cuando le preguntó esa tarde para salir le dio miedo.

—Sales mucho los domingos, ¿No? —preguntó.

Los ojos de Jane iban como bolas de ping pong del televisor, para no perderse la película que pasaban, a Joyce rápidamente. Will se hubiera reído sino fuera por los ojos perspicaces de su madre sobre él.

—R-Resuelvo algunas cosas —se esforzó por no tartamudear—, que mejor día para hacerlo, ¿No?

Su madre lo miró de la misma manera durante unos segundos, pero después pareció relajarse. Will le agradeció a todos los cielos.

—Está bien. Solo ten presente que te quiero aquí para la cena —dijo antes de regalarle una pequeña sonrisa.

Cuando Will estuvo de nuevo en su habitación. Se permitió exhalar de alivio. Miró el bote de pintura negra y la brocha puestas en su escritorio. Se había escabullido al cobertizo antes. Esperaba que su madre no preguntara por la pintura desparecida. Solo rezaba por poder devolver este bote.

Tomó una mochila y metió todo dentro de esta. Se despidió de su madre y Jane en la sala y salió. Camino hacia su bicicleta en silencio. Antes de subirse abrió el mapa frente a él, revisando la ruta de nuevo. Estaba cerca, llegaría temprano. Ojalá que a aquellos habitantes no les importara.

Dear, Will ; BylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora