III

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Temo, sala, 4:31 (martes).

Las chicas son aburridas y simples, algunas falsas y otras plásticas, pero nunca una como la que yo espero. Espero que sea amable e interesante, que se preocupe por mí y me procure. A veces me pongo a mirar a los chicos, me gusta ver como se peinan o cómo combinan los colores. Algunos tienen buen cuerpo y un carácter peculiar. Pero algo normal, eso no me hace ser gay, ¿o sí?

Diego estaba molesto conmigo después de aquella broma que, según él, era una falta de respeto.

—Hijo, ¿qué le pasa a Diegochas? No ha dicho nada. Parece que el ratón le comió la lengua —Papancho me observó tratando de leer mi mente, pero claramente no lo obtuvo.

—No lo sé, tal vez está melancólico porque extraña a sus papás.

—O por alguna chica toluqueña —reí falsamente acompañándolo. Él reía pícaramente. Si realmente supiera la situación de Diego.

—Papancho, aprovechando que estás aquí, me encantaría que me dieras permiso para salir —alzó una ceja esperando que le dijese el motivo—. Voy a salir con un nuevo amigo, es el hijo de Polita, ándale.

—Pero no llegues tarde, Temístocles o te voy a quemar las patas.

[...]

No sabía el motivo de que me estaba interesando en si verme bien o no. Tal vez quería causarle una muy buena impresión a Aristóteles, sí, debía ser eso. La puerta se vió tocada una vez más y en efecto, era el chico de rulos.

—Oye, tú eres el que nos preguntaste por Temo —comencé a escuchar su pequeña conversación; estaba hablando con Julio. Logré mirarlos a través del espejo del baño. Aristóteles se veía tan bien con esa playera; podía resaltar su cuerpo delgado pero ejercitado. ¿Qué acababa de decir? Lavé mi cara con agua fría.

— ¡Temístocles! ¿Te quieres apurar?

— ¡Ya voy, Julio! —me sequé la cara—, ¿tanto te costaba esperarme unos segundos? Le dices a Papancho que ya me voy —el pequeño asintió y se fue a jugar—. Discúlpalo, es medio intenso —rió dulcemente negando.

—No te preocupes, los Córcega sí somos intensos. Algún día los conocerás. ¿Nos vamos? —hizo una seña de ¨su alteza¨ cediéndome el paso.

—Eres tan ocurrente, Aris —se sorprendió al escucharme decirle así—. Perdón, sino te gusta que te diga así, no te di... —me interrumpió fugazmente.

—No, no, no te preocupes. Me gusta que me digan así, pero tu dime como te plazca —me guiñó un ojo. Sonreí bobamente.

No, Temo, no eres gay. Te gustan las niñas interesantes.
Aristóteles es interesante.
Pero te gustan las niñas amables.
Aristóteles es amable.
Aunque te gustan las niñas guapas.
Aristóteles es muy guapo.

Estaba teniendo una pelea interna, pues no me podía gustar un chico porque claramente soy heterosexual.

— ¿Temo? —me sacó de trance.

—Perdón, me quedé pensando en algo, discúlpame.

—Bueno, bueno, no te preocupes, mejor vamos a jugar a algo —pasó su brazo por mis hombros rodeando mi cuello. Su presencia me pone nervioso, como si lo hiciese cualquier persona. Tal vez es el simple hecho de estar cerca.

[...]

Lo veía tan concentrado en el juego. Vaya que tenia un lindo perfil. No, Temo, tú no eres gay, entiéndelo.

— ¡Gané! ¡Gané! —se abalanzó contra mi y lo abracé emocionado—. Te voy a dar el honor de que escojas.

— ¿Te cae? —asintió emocionado— bueno... —escogí un cerdito color negro y se lo entregué.

— ¿Qué haces? Es para ti. Lo gané sólo para ti. Como prueba de nuestra nueva amistad —¿escucharon eso? Fue el sonido de mi corazón rompiéndose. Espera, ¿qué?

[...]

— ¿En serio eres influencer? ¡Qué chido! —sonrió apenado.

—Bueno, realmente no es algo de otro mundo, pues pena tengo cincuenta mil seguidores.

— ¡Pero son muchos, Ari! —yo me veía más extasiado que él. El de rulos simplemente se limitaba a sonreír. Se veía apenado.

—Oye, Temo, debo ir rápido al baño. Ahorita vuelvo —tomó su celular y se fue. No le tomé mucha importancia y saqué el mío. Checaba comentarios y mensajes y ahí me topé de nuevo con ese usuario.

User634
Querido Temístocles —así se escucha más bonito, pero nada más que tú—, ¿Ya te he dicho que eres el ser más precioso que han visto mis ojos? ¿No? Pues ahora mismo te lo confirmo; nunca he visto a alguien más bello que tú, el cómo te sonrojas, el cómo sonríes y la forma tan peculiar de reaccionar me vuelve locx. Neta eres único, etéreo pero inalcanzable para mí, y eso me parte el corazón por completo.

     Ari volvió y se sentó a un lado mío. Yo seguía leyendo el mensaje que me acababan de enviar.

— ¿Quién es? —señaló mi móvil y lo apagué rápidamente.

—Nadie, una persona que me escribe y eso pero no le tomemos importancia.

— ¿A sí? ¿Y te gusta qué te escribe? —me miró fijamente alzando una ceja.

—Probablemente... pero no sé si es chico o chica —hice un mohín de intriga—, aunque yo creo que es chica por cómo redacta y se expresa.

— ¿Y si fuera un chico? Digo, no todos los chicos somos fríos o secos como piensas tú —reí empujándolo un poco.

— ¿Cómo crees que un chico? No lo veo probable, no me imagino gustándole al mismo sexo. Sería muy loco.

—Para todo hay una primera vez, Cuauhtémoc. No sería nada anormal o de otro mundo, al fin y al cabo, amor es amor, ¿o no? —me extendió el puño. Lo miré con mente en blanco.

—Sí, Aristóteles, amor es amor —correspondí a su acto.

User634 [Aristemo].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora