User634 [Aristemo].

E p í l o g o

27/04/2028. (8 años después).

( • T • E • M • O • )

¿Qué fue de mi vida? O quise decir, ¿qué está siendo de nuestras vidas?

Miré a mi familia y a Yolo con una pizca de nerviosismo.

Mis manos sudaban y mi respiración era un poco agitada pues hoy era.

Hoy era el gran día donde uniremos nuestras vidas espiritualmente.

Y a través de un papel también.

— All will be perfect, okay Temo? No estés nervioso —la chica de cabello color miel le dio una media sonrisa intentando tranquilizarle mientras el otro se veía constantemente en el espejo.

— Sí Temo, te ves guapísimo —agregó su hermana.

— Todo un López —dijo su padre con una mirada melancólica pues su pequeño –que ya no lo era tanto pues tenía veinticinco años– se casaría con la persona que más amaba en su existencia. El recordar cómo jugaba fútbol a su corta edad, su primer amor, sus decepciones, su negligencia, todo era como si las memorias fueran una tormenta de arena impactando fuertemente en su cara. Se aclaró la garganta intentando desamarrar el nudo que estaba atado en ella misma.

     Su condición seguía igual de pésima, pero se acostumbró a realizar un sin fin de cosas aún con ésta, puesto no había otro camino disponible. Ambos supieron cómo seguir adelante sin importar lo que dijese la gente aunque en efecto Aristóteles seguía escondido de las cámaras, no quería que alguien supiera que estaba vivo y todo fue para escaparse del abusivo de su antiguo manager. Su corta carrera como cantante le dejó muy buena pasta, millones, se podría decir. Era una bomba, un hit, una nueva revelación musical, pero no era feliz.

¿De qué te sirve toda esa fama si no está contento tu corazón? 

      ( • A • R • I • S • )

Me miré por la cámara frontal mi celular por quinta vez.

No me podía creer que hoy me casaría después de tantos años.

Le prometí estar siempre a su lado desde tiempo atrás.

Ahora sólo lo afirmaríamos con un papel y una ceremonia más concreta.

Yo nunca podría ser feliz sin Temo.

     Es la persona que más amo y amaré en mi vida.

— Todo saldrá bien, mi Aris —dijo su papá mientras se detenía en un semáforo ante la luz roja que indicaba que debía parar cediéndole el turno a la hilera contraria.

— No estoy nervioso, estoy emocionado; aún no me lo puedo creer con exactitud —miró a su madre en el asiento delantero y ella le ofreció su mano para entrelazar los sentimientos.

— Te entiendo, Aris. Yo estaba igual cuando me casé de tu padre —miró al señor con una sonrisa para después girarse a ver a sus pequeños—, sentí algo indescriptible y claro que estaba nerviosa, ¿cómo no? También era que él me hacía poner nerviosa con una sola mirada o palabra.