XII

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Lunes, 7:35, 27/04/18. (Salto de tiempo: 3 meses)

Aristóteles estaba decidido.

Hoy lo haría después de dos meses de espera.

Amaba como loco a Temo y no soportaba estar un minuto más sin él.

Le pediría ser su novio hoy.

Llevaba tiempo planeándolo, pensando en sus palabras y el gran discurso que le daría.

Claro que sería después de cantarle una canción de la cual fue musa.

Acomodó su cabello por última vez; quería verse más que perfecto porque hoy era un día que nunca olvidaría. Audifaz, su padre, sabía de la orientación sexual de su hijo y no le quedaba nada mas que resignarse; era vida de su hijo, no suya, al fin y al cabo estaba amando como cualquier otro ser en este planeta.

— ¿A dónde vas, hijo? —se quitó el sombrero mientras miraba a su hijo desde el marco de la puerta en el cual estaba recargado. La relación de Aristóteles con su padre había mejorado drásticamente.

— Hoy es el día, pa', sólo te puedo decir eso —sonrió ampliamente para después rociar un poco de loción en su camisa.

(• T • E • M • O •)

     No sabía qué pasaría pero estaba muy emocionado, tal vez era una simple cita en la azotea como la segunda que tuvieron, bueno, se estaban conociendo en un modo de amistad pero terminó en algo más.
     Terminó de abrochar la camisa por completo para girarse a tomar su celular y las llaves de la casa por cualquier emergencia.

— ¿A dónde tan galán, Temístocles? —dijo su papá soltando su típica risilla al final.

— ¿Me veo bien? —se acomodó el cuello por quinta vez delante el espejo.

— Muy bien, hermano —su hermana le abrazó dulcemente y después Julio hizo lo mismo.

— Ojalá te la pases bien chido-liro con Aris, y si algún día te hace algo dime para romperle toda su mazor... —Pancho se interpuso.

— Julio, ¿qué dijimos de la violencia? Pero aún así, suerte hijo. Acuérdate de siempre estar chiflando y aplaudiendo —se unió al abrazo de la tropa López pero se separaron al escuchar que la puerta estaba siendo tocada— Te amamos, Temo. Nunca lo olvides —besó su frente y el de quince años se despidió de todos con una sonrisa en su rostro.

     Abrió la puerta para toparse con el rizado recargando su piano en el hombro izquierdo.

— Temo, ¿estás listo? —miró hacia donde veía el castaño dudoso—. Ah, el piano es porque te quiero mostrar una canción que compuse.

     Sin más rodeos caminaron hacia la azotea.

Pero Aristóteles tenía que hacerlo si lo tenía como camino libre.

Debía dejar esa timidez atrás suyo.

Tomó la mano del de cabello quebrado entrelazándolas para después verlo.

Le sonrió pronunciando un suave y delicado: "Te amo, Aris."

"Yo más, Temo." Se sonrojaron por completo como niños enamorados a la edad de ocho años.

Temo se sentó en el pequeño poyo¹ que se encontraba a primera vista en la azotea, en cambio Aris se quedó parado acomodando su piano para dejar un poco de peso en su pierna izquierda recargándolo.

— Temo, compuse una canción, bueno, más bien, quiero decir —el castaño rió de ternura al ver al rizado más que nervioso—, te compuse una canción, digo, aún no está terminada por completo pero quiero que la escuches —comenzó a tocar las teclas del piano.

『❝ Oh, no, Oh no.
Sé que comentan el modo en que te miro.
No saben lo que siento,
instinto verdadero.❞』

     Temo se quedó en blanco apreciándolo; desde el más mínimo gesto hasta el mayor. Se había enamorado locamente de ese chico que había tenido gestos únicos.

『❝No, no me pidan alejarme,
Para eso es demasiado tarde:
No hay forma que deje de amarte, eh, eh, eh.❞』

     Era cierto, nada los iba a separar nunca, o eso les gustaba suponer. Ambos se amaban tanto que nunca dejarían que nada le pasara al otro si estaba a su alcance.

『❝Este es mi amor valiente,
Diciendo que te amo,
Mirándote de frente totalmente enamorado.❞』

     Sin duda alguna se estaba perdiendo en sus palabras; le había compuesto una canción con un mensaje tan hermoso que ni él se la creía, ¿qué había hecho para merecer algo tan único como esto?

『❝Si alguien no lo entiende,
que mire hacia otro lado.
Es demasiado fuerte ya no sé cómo ocultarlo.❞』

     En efecto habían tenido discusiones en mayoría con la abuela y el padre del de rulos, pero hubo un punto donde llegaron a entenderlo pues era vida de los adolescentes, no de ellos.

『❝Dime si tú también,
Dime si tú también,
Te estás enamorando.❞』

     Quería gritar a los cinco vientos que estaba completamente enamorado de Aristóteles Córcega Castañeda, la próxima estrella internacional.

『❝Confiésalo tengo qué saber;
Si tu amor va a corresponder,
A este corazón que empieza a enloquecer,
Y mi razón te grita que...❞』

    Y ahí concluyó la canción. Temo aplaudió sin fin con un entusiasmo nunca antes visto; sus ojos brillaban por alguna que otra lágrima de asombro y gozo que la canción le había provocado.

— ¿Y qué te pareció? —dijo con nerviosismo quitándose el piano para colocarlo en el ápice de cualquier lugar que no fuese peligroso.

— Es la mejor canción que he escuchado en mi vida. Eres... Maravilloso, Aristóteles. Tienen un talento inigualable; nunca habrá nadie como tú —se levantó del banco de piedra para acercarse al de mayor altura.

— Temo... Creo que es el momento —el López alzó una ceja sin entender mucho; Aristóteles le tomó de las manos para después mirarlo fijamente soltando un suspiro pesado—. Nos conocimos hace casi cuatro meses y cambiaste drásticamente mi vida para bien, por supuesto —aclaró su garganta—. Te amo, Cuauhtémoc López; te amo como nunca he amado a nadie en mi vida, me has hecho hacer miles de cosas que no sabía que podía hacer. Sabes perfectamente lo que siento por ti, y aunque quisiera explicarte a detalle lo que provocas dentro de mí no podría; las palabras no son suficiente y quiero mostrártelo con hechos cada día de nuestras vidas porque estoy seguro de que podemos formar un grande y exitoso futuro juntos, ¿qué dices? ¿Quieres ser mi novio?

     El de cabello quebrado se quedó sin aliento, ¿acaso estaba listo para iniciar una relación?

— Perdóname, Ari pero yo no podría decirte que...








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Poyo¹: banco de piedra.

No se alteren, esto no tiene ni una pizca de dolor comparado a lo que se viene del xv al xx. Agarren sus pañuelos.

User634 [Aristemo].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora