Capítulo 37

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5 capítulos y esto llegará a su fin. SE VIENE "¡BENDITO CASANOVA!" Y "ATLANTA". 

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Capítulo treinta y siete

"Perdóname"


"Ni una sola palabra más, no más besos al alba, ni una sola caricia habrá, esto se acaba aquí no hay manera de forma ni decir que sí." –Pablo Alborán.


El viaje a la mansión de Louis había sido... Doloroso.

Doloroso porque, Harry se sentía fuera de lugar, fuera de su lugar. Miró de reojo a Louis que tenía la vista pegada en el camino. Su corazón palpitó porque aunque ahora actuaran como si ya nada pudiera suceder entre ellos, él sentía esas fuertes pulsaciones de querer demostrarle que aún le amaba tanto, no era una mentira, era una confesión dolorosa, porque el ojiverde no hacía más que sufrir en silencio por toda la basura maldita que estaba sucediendo. Él estaba más que enamorado del hombre que iba a su lado y solo podía pensar en esa boca maravillosa que tantas veces le había hecho sentirse el hombre más feliz del mundo.

Cuando llegaron, Louis iba a tomarse la molestia en ir a abrirle la puerta a Harry, pero el ojiverde no se lo permitió, incluso antes de que fuera capaz de hacerlo él ya se había bajado. Observó con sus ojitos a su alrededor, era realmente una casa enorme, grande espaciosa, llena de lujos –y eso que solo estaba mirando por fuera— incluso una pequeña pileta con un ángel había allí. Todo formado con el mejor mármol, lo mejor en material, lo más caro.

—Voy a apagar las alarmas para no... escandalizar... –comentaba, el ojiazul mientras iba en dirección a una especie de caja electrónica que había detrás de su enorme portón eléctrico. Harry asintió en respuesta mientras se sobaba sus manos. Hacía un frío espantoso, incluso de sus labios salía el pequeño eco de congelamiento—

Finalmente, cuando Louis terminó de apagar todas las alarmas correspondientes, se acercó a la puerta de la mansión y la abrió, dio el pase a que Harry entrara. El ojiverde entró y sus ojos barrieron la enorme sala. Enormidad en grande, había incluso un acuario con peces dorados, no una pecera insignificante, era un acuario con luz tenue que ocupaba todo un lado en la pared. Era demasiado lujoso todo para su gusto.

—¿No te apetece un... café? ¿O un chocolate caliente? –ofrecía, el ojizafiro mientras se quitaba su abrigo—

—No. –respondió, Harry mientras daba unos pasos hacia delante y observaba el bonito living con sofás que de seguro eran más caros que toda su propia vida— Tienes una casa muy lujosa... –musitó, a lo que Louis solo pudo asentir, no sabía que decir realmente todo esto era demasiado extraño de proceder— No hubieras soportado vivir en Tennesse... —

—¿Qué? –espetó, Louis. Harry posó sus verdosos ojos sobre los azules de Louis— Por supuesto que hubiera podido vivir allí, es mi hogar también. –

—¿Y dejar toda esta plasticidad de lado? –Louis abrió su boca para responder pero de pronto estaba estático ante la declaración de su primo—

—Yo... –comenzó, diciendo Louis— Yo amo Tennesse lo amo más... más que todo esto –sus ojos de pronto comenzaron a brillar, no se suponía que Harry pensará así de él— ¿Por qué me estás diciendo todo esto? –preguntó, para acercarse un poco más quedando a unos metros de Harry—

Summer in Tennesse  «l.s»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora