Capítulo 20

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Había interrumpido a su padre y al Hombre alado de una asegurada relación íntima. Cuando lo hizo, su padre lo fulminó con la mirada, comenzando a echar fuego por casi todos los poros de su cuerpo mientras colocaba al alado tras él.
Chisaki y Katsuki no esperaban que su maldito padre encontrase a su destinado en aquellas condiciones. Mucho menos se esperaron que por la puerta, un hombre cubierto de quemaduras y con el pelo oscuro, hiciese acto de presencia, éste se quedó estático mirando la escena y simplemente soltó un pequeño "oh" antes de cerrar la puerta y caminar frente al gran y poderoso Todoroki Enji.
-Buenas noches, Tío. - dijo haciendo una reverencia y dirigió su mirada a Hawks -¿Todo bien aquí?
El rubio asintió, casi subiéndose al hombro del más alto de los presentes pues no parecía querer moverse ni un pelo.
-Dabi, ¿porque no me dijiste que tenías un pariente tan ardiente?
El moreno sonrió de lado, alzando sus cejas cuando fue consciente de la situación.
-Por que hasta ahora, mi tío siempre había sido "Hetero". Pero parece que la situación ha cambiado, ¿no?
El alto seguía sin decir nada, solo juzgando a su sobrino con la mirada. Hasta que abrió la boca.
-La situación ha cambiado...
-¡Es mi destinado! - interrumpió Hawks.
-¡Santa mierda! - Katsuki y Chisaki dijeron a su vez.

Según aclararon, Dabi, pariente directo de Los hermanos, era el padre del hijo que esperaba Hawks, fruto de una noche loca de alcohol y de la sed de saciar sus deseos más básicos. Eso a Endeavor no le importó, ya que el mismo había concebido hijos con diversas mujeres.
Sin embargo, sus dos hijos allí presentes no veían muy normal que el bebé del destinado de su padre fuese su futuro... ¿Primo? Si Dabi era su primo directo, entonces aquel bebé sería también de la familia.
¿Y si Hawks también tenía un bebé de Enji?
La cabeza de Katsuki iba a reventar por tanta información.
Fue entonces cuando llamaron a la puerta, era Tormura, que aburrido de estar en su cabaña, venía a buscar a sus hermanos. Pero cuál fue la sorpresa de encontrar allí a tanta gente, y encima sentir que su corazón iba a saltar de su pecho al ver al moreno lleno de cicatrices y quemaduras.
-!Oh! Hoy es un día cargando de sorpresas. Debo ir a visitarte hace años tío. - Dabi se puso en pie, con su porte de Alfa dominante se acercó a Tomura, tomando su rostro con una mano y acarició sus labios agrietados con el pulgar antes de estampar sus labios contra los ajenos. - Encantado de conocerte, Destinado.

Con tanto ajetreo, la cabeza de Katsuki parecía querer explotar. Había llamado a Izuku demasiado tarde, sin embargo solo el por su voz, había echo que su mente se despejarse, y que las ganas de volver a casa fueran más fuertes.
La dulce voz de su angelito le hizo poder soportar aquello.
Pero a la mañana siguiente tenía que volver a la realidad. No fue una sorpresa ver a Dabi, su primo y ahora destinado de su hermano mayor, totalmente pegado a de cabello blanco. Apenas le dejaba respirar en el desayuno mientras le susurraba cosas obscenas al oído o acariciaba sus hombros.
Esos dos debían acostarse con urgencia, en un hotel, no sobre la mesa.
Pero al girar la vista al otro lado de la mesa podía ver al descarado de su padre con Hawks.
Todo aquello era puramente normal. Tener hijos y encontrar tu pareja años más tarde.
Él, tuvo la suerte de hacerlo todo a la primera. Tener su primer hijo con su destinado era un regalo caído del cielo. También debía confesar que Izuku había sido su primero en todo. Le daba igual que sus hermanos mayores se hubiesen burlado de él por ser un tradicional.
Pero así era él.
Busco con la mirada a su hermano Chisaki, éste solo comía en silencio mientras leía, seguramente las noticias, en la tablet.
Aquella falsa tranquilidad lo abrumaba demasiado. Estaba claro que los allí presentes preferían estar en casa, con sus familias, que en aquella mierda de lugar. Ninguno de ellos tenía asegurado que iban a volver, y los que volviesen no sabían si no tendrían secuelas.
Dejó caer el tenedor mientras se ponía en pie y se retiraba, necesitaba pensar y estar solo.
En aquellos momentos solo quería ver a su pareja y acariciar su vientre. Y por desgracia, era consciente de que pasaría mucho tiempo hasta volver a hacer aquello.

Los meses pasaron, el invierno dio paso a la primavera y en la casa Alfa no tenían muchas noticias sobre el frente.
Todoroki Shoto tenía noticias de vez en cuando, le llegaban cartas y correos muy escasa vez. Y en las noticias digitales no se atrevía a hablar de aquella situación.
Era como si de repente, un silencio se hubiese formado.
Varios omegas de distintos clanes habían llegado allí, trayendo con ellos pequeños bebés si habían nacido en zona de guerra y también llegaban gente a espera de dar a luz.
Izuku, por su parte, estaba a unas escasas semanas de tener a su niño y solo podía pensar en Katsuki, en que hacía un mes que no sabía absolutamente nada de él.
Kirishima le había dicho a través de Fatgum, que su teléfono móvil se rompió. Sin embargo tras ese mensaje, nadie más se había comunicado con la casa.
Denki, que había estado recibiendo cartas de Tetsu, también dejó de recibirlas.
Estaban en una plena certidumbre de si estaban vivos o muertos.
Izuku se encontraba en su habitación, como la mayoría de los días, mirando el último mensaje que recibió de Katsuki. Su corazón se encogía por el miedo a perderlo, a ya haberlo perdido y no siquiera saberlo.
Se sentía desesperado por la agonía de la incertidumbre.
Rodó por la cama hasta quedar de lado, siempre apoyaba su vientre sobre un rulo que había echo con la sábana, la que tenía aroma a su Katsuki.
El nacimiento del bebé estaba cerca y lo que más tenía era estar solo en aquello.
Tenía a sus amigos y a Todoroki y Shinso, pero no sería lo mismo.
No lo era.
Muy despacio comenzó a cerrar los ojos, sintiendo que el sueño y el cansancio se lo llevaba con él.
Quizás si pudiese dormir de seguido hasta la mañana siguiente, descansaría lo suficiente para tener otro día de sufrimiento.

Sin embargo eso no sucedió, serían las tres de la madrugada cuando se escucho un gran alboroto en la casa, Izuku despertó algo asustado por el ruido tan fuerte y sintió al bebé removerse en su interior, dando fuertes patadas que le hicieron quejarse. Con dificultad salió de la cama, desde que su vientre había crecido le costaba demasiado moverse a cualquier lado.
Desde el ventanal del jardín pudo ver algunas criadas corriendo de un lado a otro del pasillo principal que daba a aquella zona. Cargaban mantas y toallas.
Se percató de que había humedad en los cristales, quizás había llovido mientras dormía.
Con cuidado fue caminando al baño, una vez allí tomó asiento sobre la tapa cerrada del WC y suspiró. Era tan difícil caminar esos días, que el mínimo recorrido lo dejaba exhausto. Escuchó unos golpecitos en la puerta de la habitación pero los ignoró, seguramente sería Ochako, comprobando que estuviese bien.
Con cuidado se puso en pie, orinó con algo de dificultad pues no veía nada además de su enorme vientre, y se lavó y secó las manos.
Al salir de la habitación un agradable y reconfortante aroma llenó sus sentidos, seguido de un jadeo de alivio y cansancio. Alzó su mirada y a tientas encendió la luz, mostrando lo que la penumbra de la habitación escondía.
Allí, parado frente a la cama, mirándolo con sus preciosos rubíes, estaba Katsuki.
Su rostro se veía cansado, en su mejilla habitaba una pequeña cicatriz, su ropa, impoluta, como siempre, y tenía una de sus manos cubierta con una venda.
Sus piernas temblaron, pensando que sería producto de su imaginación y ya estaba volviéndose loco, pero cuando cedieron, amenazando con dejarlo caer, aquellos brazos firmes y fuertes lo sostuvieron por la axilas, evitando el contacto con su vientre abultado.
Se miraron a los ojos, Rubíes contra esmeraldas, y ambas se bañaron en el rocío conforme las lágrimas de emoción y alegría comenzaban a surcar.
- Kacchan... Eres tú de verdad...
Se abrazaron con fuerza, aferrándose al cuerpo ajeno, sintiendo los aromas, la cercanía, todas las emociones escritas y por descubrir. Aquello fue una sinfonía de llanto y risas.
No podía creerse que estuviese allí de nuevo.
- Ya estoy en casa.

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