Epílogo

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Estaba se los nervios.

¿Cómo no estarlo si en un par de horas estaría oficialmente casado con su pareja?

Izuku suspiro, mirándose en el espejo por... ¿Quinta vez? No lo sabía pero no podía apartar la mirada de aquel molesto rizo en lo más alto de su cabeza que parecía querer dejarlo en ridículo delante de todos sus invitados.

Kirishima mientras tanto estaba que se tiraba de los pelos por ver a quién se había convertido en un gran amigo, un hermano, para él. Denki sin embargo parecía el más tranquilo de todos. Un precioso anillo de oro brillaba en su dedo anular y ya no portaba aquel molesto collar que pareció estar años y años ocultando la piel de su nuca.

Tras el final de la guerra, Denki había sido el primero en formalizar su relación con el soldado Tetsutetsu. Se casaron y poco después llegó la grata noticia. Un precioso niño nació de la unión de ambos.

La pequeña Himiko parecía algo disgustada al principio, cuando vio que tendría que compartir a su mamá. Sin embargo ahora era una hermana ejemplar.

Kirishima, bueno él finalmente había podido ser marcado por su pareja destinada. Meses después de su primer alumbramiento, y traer a tres preciosos y sanos hijos, tuvo su celo.

Sus sospechas se confirmaron cuando sus instintos le gritaron que Taishirō era su destinado y finalmente fue mordido, creando una unión eterna. Hasta que la muerte los separe, como suele decirse.

Ellos dos sin embargo no se habían casado, pero no habían perdido el tiempo y actualmente Kirishima estaba nuevamente en cinta, esta vez solo un bebé en camino.

O al menos eso decían las ecografías, pero uno no podía fiarse.

Y os preguntaréis, ¿que ocurre con los demás? Pues decir que todos los hermanos Todoroki tuvieron su final feliz.

Aquella guerra hizo que se abriesen fronteras entre clanes y que los omegas fuesen libres de viajar fuera de su clan.

Así fue como, y para su sorpresa, Chisaki conoció a un joven omega del clan de la Luz. Menuda ironía ¿verdad? Proveniendo él de el clan pájaro y portando sangre, por parte de abuelos maternos, del clan Demonio.

Hacía muy poco que habían tenido una niña, dando a Eri una hermanita, la cual adoraba.

Tomura formalizó su relación con Dabi, aunque su relación parecía centrarse en constantes discusiones de quien llevaría el control. Dos alfas demasiado dominantes. Sin embargo, Izuku había presenciado algunas escenas muy románticas entre ellos. Sobre todo cuando sus hijos jugaban.

Shoto. Bueno él había pasado de ser una persona fría y poco habladora a ser alguien encantador y con una permanente sonrisa en la cara. El conocer al otro alfa lo había cambiado por completo. Y para sorpresa de muchos en la casa, Shoto estaba en espera de un bebé. Sabían que tenían una pequeña posibilidad de que pasase, pero jamás esperaron que fuese tan pronto.

Y Shinsō, él había pasado de ser un ente que caminaba por los pasillos, a perseguir de forma constante a su enamorado. Un joven Beta del clan druida, igual que Izuku, que había conocido por casualidad.

Al principio el beta había negado la conexión que hubo entre ambos, sin embargo, con el paso de los meses y el sorprendente romanticismo del Alfa, habían conseguido formar una relación e incluso un vínculo.

-Izuku, es la hora - tanto el Omega como sus dos amigos del mismo género, se pusieron en pie.

Izuku tragó saliva, nervioso, si podía estarlo más, miró a sus amigos, luego sostuvo con fuerza el ramo de flores en sus manos y caminó fuera de la sala de espera.

Los invitados esperaban en la pequeña capilla, la verdad es que Katsuki no había estado muy de acuerdo con tener una boda religiosa, por lo que se celebró a las usanzas del clan Druida.

Las capillas de aquella cuidad estaban rodeadas de vegetación, en honor a los dioses que veneraban, los dioses de los elementos. A fin de cuentas el clan Druida era famoso por la magia que poseían.

Los asientos estaban a ambos lados tras pasar una amplia puerta de piedra con puertas de metal a los lados. Una estatua de mármol con la forma de un ángel, presidían el pequeño altar, que fue colocado frente a una Fuente.

Aquella capilla está situada en la cripta de la familia Midoriya, una cripta bastante antigua y que no había sido visitada desde hacía mucho. Cómo era costumbre. La boda se celebraría frente al ángel guardián de la familia, a cada lado, dos lápidas con los nombres de los primeros ancestros de aquella familia.

Era algo que produjo escalofríos a más de un presente, pero sin embargo en cierto modo era hermoso. Algunos invitados, sin embargo, juraría que vieron fuegos Fatuos, como protectores del joven que recorrió el pasillo hasta el altar.

Izuku hubiese soñado porque sus padres lo vieran recorrer aquel camino. Que su padre o su tío lo tomase del brazo hasta el altar. Sin embargo, como aquello no fue posible, el padrastro de Katsuki se ofreció voluntario para guiarlo.

Estaba emocionado, todo el mundo lo miraba, su pareja tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras le veía. Sus mejillas se sonrojaron bajo el velo blanco, tan blanco como el traje que ambos portaban.

En primera fila, su hijo movía sus manos pidiendo atención desde las piernas de su abuela. Se veía muy guapo con aquel pelo alborotado y las lindas pecas de sus mejillas regordetas.

Cuando estuvieron frente a frente se miraron, como si no lo hubiesen echo en años.

-Hola... - Dijo Katsuki sin dejar de mirarlo como un bobo, hasta que el Guía espiritual del Clan habló.

-Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de dos almas gemelas, dos almas que a causa del destino se conocieron y...

Él hombre siguió hablando por lo que parecían horas, a ellos le daba igual, solo se miraban embobados, hablando cuando debían hacerlo hasta que llegó el intercambio de anillo. Dos anillos gemelos, forjados en el volcán del Clan dragón.

Tras eso, un collar de flores rodeó a ambos, simbolizando finalmente su unión, culminando con un beso.

No hicieron falta los "Si quiero". Ellos ya sabían que lo querían desde aquella primera noche juntos en aquella cueva, bajo la luz de las estrellas.

Lo supieron también el día que supieron que tendrían un bebé, lo supieron desde que Katsuki volvió de aquella absurda guerra.

Querían estar juntos, para siempre.

-Oh cielos.

La voz de Kirishima se hizo escuchar entre los presentes mientras se ponía en pie, sosteniendo su vientre.

Katsuki no podía creerse eso, no de nuevo.

-¿Estas bromeando no?

Kirishima le miró con el rostro serio pero no pudo aguantar la risa.

- Era una broma. ¡Que viva la pareja!

Todos vitorearon comenzando a lanzar pétalos de flores mientras la feliz pareja recién unida cruzaba el pasillo y se alejaba del altar. Todos abandonaron la cripta dispuestos a celebrar aquello.

Izuku y Katsuki cargaron a su hijo, se miraron a los ojos, y supieron que aquel día que pareció horrible en un principio, no había sido ni más ni menos, que el comienzo de algo maravilloso.




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