Capítulo 21

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Pasaron tres días hasta que a pareja salió de la habitación, de habían puesto al día, se habían abrazado, Katsuki había hablado con su bebé y había acariciado su estomago cada vez que el pequeño le respondía con una patada.

-¿Como deberíamos llamarlo? - Dijo el Omega.

Ambos se miraron, no habían pensado en aquello pero faltaba poco para que el bebé naciese.

Al final Katsuki tomó una hoja en la que fue apuntando los nombres que se les venía a la cabeza. Sin embargo no se decidieron por alguno.

Cuando fueron al salón principal, se toparon con Kirishima y el general Fatgum, quienes estaban acaramelados.

Cuando Taishirō se enteró que iba a ser padre no de uno, si no de tres bebés, no se separaba ni un momento de su pareja, tanto era el apego que decidió buscar un sustituto para cumplir sus funciones de líder del Clan. Al pasar junto a ellos les saludaron y tomaron asiento en otra esquina de la amplia sala, frente al televisor. Estaba puesto en el canal de noticias, en el que echaron un reportaje hablando de la batalla realizada.

Katsuki no había querido hablarle de ello cuando volvió, así que Izuku puso en alerta todos sus sentidos para ver que decían en la televisión.

Como ya esperaba, los que organizaron todo estaban presos, por suerte no hubo demasiadas perdidas en el bando aliado, sin embargo, los enemigos, al verse acorralados acabaron rindiéndose.

Se implantó entonces una nueva ley, la cual no permitiría que nuevamente se tratasen a los omegas como simples mercancías en las casas de Alfa. Se condenaría a todo aquel que comprase o vendiese en subasta a cualquier persona, fuese Alfa, Beta y Omega.

Katsuki pasaría a ser el nuevo líder del clan Dragón, en cuanto cumpliese la mayoría de edad. Además, ya lo habían hablado, cuando tuviesen al bebé irían a vivir junto a la madre de Katsuki.

Izuku abrazo a su pareja, feliz de que nada malo le hubiese ocurrido en aquellos meses. Sólo unas cuantas cicatrices en su cuerpo que a pesar de todo, le hacían verse más sexy.

Sin embargo, su pareja parecía sumamente irritado, le contó que su padre encontró a su pareja destinada y que ahora estaba esperando a su hermano.

Otro hermano más, y éste sería menor que su hijo. Aquello ponía los pelos de punta a Katsuki cada vez que lo recordaba.

Izuku conoció a Hawks aquella noche durante la cena. Todos estaban reunidos en el gran salón, celebrando la victoria y lo vio, cargaba dos pequeños huevos, uno de todo marfil y el segundo, algo más grande, de color azul ultramar.

También conoció a su hijo y destinado, quienes pasarían allí una temporada, hasta el nacimiento de su bebé.

Izuku sentía que iba a haber muchos bebés de edades similares.

Miró a Katsuki y él le devolvió la mirada, cargada de amor mientras se sostenían de las manos. El cenizo hizo entonces algo que no esperaba, se puso en pie, llamando la atención de los presentes sentados en la mesa y carraspeó.

- Ahora que estamos aquí reunidos, me gustaría hacer un anuncio importante. -Miró entonces a Izuku, y tomó su mano, ayudándolo a ponerse en pie, él entonces clavó una rodilla en el suelo y se llevó una mano al pantalón.

Oh dioses, aquello no podía ser verdad.
Cuando abrió su mano, mostró un precioso anillo de oro blanco.

-Midoriya Izuku. Tú, que me has regalado la felicidad -sus mejillas se pusieron rojas por la cantidad de cursilerías que iba a soltar. - tú qué me hiciste la persona más feliz del mundo cuando me diste el placer de saber que seré padre. Tú, con tu pelo rizado y revuelto, que me miraste a los ojos, con tus preciosas esmeraldas y me dijiste Te quiero. Tú, ¿quieres dar un paso más y ser mi esposo?

Izuku se cubrió la boca, emocionado. Las palabras lo salían de sus labios, sentía que podría morir allí mismo de la felicidad.

Los presentes estaban expectantes de la respuesta cuando de pronto un sonido de agua callendo al suelo hizo que todos se girasen al Omega pelirrojo.

-Oh mierda - Kirishima miró el charco que había a sus pies y luego se tocó la barriga - He roto aguas.

-¡¿Tan pronto?! ¡Vienen antes de tiempo! - Taishiro gritó, con los nervios de punta.

Todos los presentes entraron en pánico y comenzaron a moverse de un lado a otro, Inasa, el doctor de la familia fue el primero en correr hasta donde estaba la pareja que estaban sumamente asustados. Los tranquilizó y pidió que llevasen al Omega a las clínica que tenía dentro del recinto.

El futuro padre obedeció y cargo a su Omega al estilo princesa, siguiendo al doctor.

Izuku y Katsuki los habían seguido y permanecían en la puerta de cirugía, donde preparaban a su amigo para el inminente alumbramiento. Ambos estaba tomados de la mano e Izuku, con su mano libre, acariciaba su vientre.

-Este Kirishima... Tan oportuno. -dijo el rubio a lo que recibió un codazo de su pareja.

Se miraron a los ojos justo antes de darse un delicado beso.

-Si quiero...

La sonrisa del rubio fue inminente ante las palabras dichas. Tomo la mano ajena, y por fin, colocó el anillo donde siempre debió estar, en el dedo anular de la mano izquierda.

-Es perfecto.

Fue entonces cuando el gran Alfa del clan de las bestias salió por las puertas, una bata de médico color verde cubría su rostro, y en su rostro se podía ver la alegría.

-Son dos niñas y un niño.

Un mes más tarde, Izuku miraba el anillo en su mano izquierda. Su pareja estaba a su lado, dormido y cubierto con una pequeña sabana. Sobre su pecho descansada una pequeña cabecita con rizos rubios.

Sus ojos estaba cerrados y un pequeño hilo de baba caía por la comisura de su pequeña boca, bajando por la barbilla y llegando al pecho desnudo de su padre.

El pequeño Daiki había nacido con una semana de diferencia a los trillizos de Kirishima, el niño, Akihiko, y dos niñas Aiko y Akiko.

Izuku se giró, quedando de lado y con una de sus manos acarició la pequeña cabeza de su bebé, que no tenía ni un año de vida y ya había adquirido las mismas costumbres al dormir que su padre.

Siempre que sentía su roce, se removía en busca de más. Era demasiado tierno verlos dormir juntos.

Suspiró, jamás pensó que podría llegar a ser tan feliz, con una familia, en un hogar, en un clan. Cerró los ojos pensando en aquel día que fue llevado a la casa Alfa.

Pensó en Enji, el miedo que le dieron sus palabras.

Recordó la primera vez que vio a su pareja, parecían el día y la noche, contrarios, pero a la vez con tantas similitudes. Izuku recordó el viaje juntos que hicieron y donde su vínculo se formó.

Acarició la cicatriz en su cuello, la marca de apareamiento y volvió a sonreír.

Izuku perdió las esperanzas el día que lo arrebataron de su hogar, pero jamás imaginó, que aquello lo haría tan feliz.

Escuchó un suspiro provenir de su pareja, quien había abierto los ojos y se despereza a con cuidado de no molestar al bebé, sin embargo, éste, como si tuviese un interruptor, también abrió los ojos, verdes esmeralda.

-Buenos días mis dos amores - dijo el Omega al ver aquella imagen, dos pares de ojos mirándolo como si fuese el ser más importante del universo.

Un universo maravilloso.



FIN

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