Capítulo 39

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Abby

Dejé mi arma en la celda y es una lástima porque no estaba de humor para otro enfrentamiento.
Estaba frente a frente con el hombre que asesinó a mi padre.
Por años lo único que quise fue poder vengar su muerte y ahora estoy tan, tan dolida que me siento débil.
Eso y todo el poder que descargué en las celdas.
Pero este era Michael, no podía desperdiciar la oportunidad.
Él había sido como Aria, un seguidor de Mauro por elección, bien, ahora iba a arrepentirse de esa elección.

Mis puños se vuelven fuego puro, los de él se vuelven hielo.
-Sólo tengo una pregunta para ti Michael. ¿Por qué él?
-No fue nada personal, él sólo se había estado metiendo demasiado en mis asuntos, supongo que te heredó eso a ti, sino no estaríamos aquí. Cuando tu padre se dio cuenta que trabajaba para los Primeros supe que no podía dejar vivir para decírselo a nadie. Así que el secreto murió con él.

Mi mandíbula se tensa.
Y yo que pensaba que no podía sentir más dolor.
-Eras su amigo.-Murmuro en voz baja.- Y lo apuñalaste por la espalda.
-No, de hecho no fue así, primero le arranqué la lengua y luego... Le disparé de frente.

Con un grito de rabia le lanzo la bola de fuego directo a la cabeza, la esquiva y me lanza una especie de flechas de hielo.
Aria y yo las deshacemos.
-Retrocede Aria, esto es asunto de Michael y mío.- Y luego lo miro a él.- Y tú, deja de jugar ¿O es todo lo que tienes?

Avanzó hacia él al instante en que lo veo hacer lo mismo hacia mi.
Él se levanta unos centímetros y hace su brazo hacia atrás para golpearme pero yo derrapo y crudo entre sus piernas hundiendo el filo de mi daga en su tendón. Él grita y cae de boca.
Yo me enderezp sin soltar la daga, la hago girar mientras saco la otra de mi muñequera.
-No tratas con ninguna principiante, te equivocaste si pensabas que así era.

Le pateo la cara aprovechando que está arrodillado en el suelo.
Levanta su mano ensangrentada por la herida en su pie y trata de lanzarme hielo en formas de flechas  nuevamente.
Logro deshacer la mayoría pero una logra cortarme la mejilla, demasiado cerca del ojo.
Le regreso el golpe haciendo que la sangre le hierva en el cuerpo.
Empieza a retorcerse e intentar pararse pero su pie no ha sanado del todo aún, así que renquea hacia atrás.

Le lanzo una daga mientras continúa caminando hacia atrás y le doy en el hombro derecho. Se entierra profundamente y lo que más lo hace gritar de dolor es el hecho de que la hoja estaba hirviendo.
La siguiente trata de detenerla pero se corta y quema la mano en el proceso.

Logra sacar su arma de detrás de la espalda y me apunta con ella.
-¿Ahora qué piensas hacer?- Me pregunta con los dientes apretados.
-¿Crees que con eso me detendrás? Si Mauro lo hubiera creído no me habría temido tanto.

Dispara, lo esquivo, vuelve a disparar, me da en el hombro pero el traje nuevamente evita que mi piel sea atravesada.
Cuando apunta a mi cabeza me impulso contra la pared y caigo sobre él. El arma cae al suelo lejos de su alcance y el mío, me da puñetazos en los costados y luego otro en la cara mientras que yo trato de asfixiarlo.
-Hazme un favor y en cuanto llegues al infierno dile a Mauro que no pudo ganar, por si le quedan a dudas.

Y entonces hundo mi puño en su pecho, lo atravieso como si de papel se tratara, y tomo su corazón en mi mano.- Esto es por el daño que le causaste a Jesse.- Le doy un apretón al corazón.- Y esto es por mi padre.

Saco el corazón de un tirón.
La sangre me resbala de la mano y se mete por la manga de mi traje.
Miro ese pequeño y bastado corazón con odio y lo exprimo en mi puño hasta que no queda nada más que sangre.
Me aparto del cuerpo de Michael y ni siquiera me molesto en cerrarle los ojos.
No quemo su cuerpo porque será decisión de Jesse si quiere dejarlo aquí o despedirse de él de esa forma.

Tierra De Nieve Y Cenizas© [Libro 3] #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora