Capítulo 6

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Nadie ha querido mencionar el cambio en mi cabello rojizo ahora varios tonos más encendido o el hecho de que mis ojos son ligeramente distintos y no me creo que no lo hayan notado porque incluso yo lo hago, cada vez que me miro al espejo, lo supe semanas atrás, lo sé ahora.

Algo ha cambiado en mí.

Han pasado varias semanas desde que llegamos al búnker, largas semanas llenas de cosas nuevas, he de mentir si digo que no me siento rara al despertar en mi litera o el recorrer esos pasillos de mañana a noche pero también mentiría si dijera que no me siento segura.

El miedo no se ha ido, el miedo de que los Caníbales entren y nos ataquen o que los Primeros lo hagan sigue en mi interior, de hecho, es justo eso lo que me despierta por las noches, bañada de sudor y con la respiración agitada. Pero aun así me siento segura, porque sé que mi familia puede descansar tranquila en un colchón estable y tener comida los tres tiempos y vestir algo sin agujeros o con olor putrefacto.

Al principio fue fácil perderme cada vez que quise recorrer el lugar pero por lograr aprenderme los caminos exactos, le agradezco a Elis quien me hizo un mapa, descubrí que es una artista, el dibujo que me dio sobre el interior del búnker es realmente preciso.

Las celdas están al fondo y las separa de la enfermería solamente una pared, hay treinta y dos habitaciones equipadas con literas y herramientas quirúrgicas para todos aquellos que necesiten ayuda médica lo cual descubrí es bastante a menudo ya que varios grupos salen a diario y se enfrentan al mundo, a veces sólo por vigilancia otras veces para traer suministros, la cuestión es que siempre hay una habitación ocupada.

Luego de la enfermería está el centro como todos les dicen, donde se encuentran las duchas, la mitad de las habitaciones y la oficina de Aaron que también sirve como sala de reuniones, todo al lado oeste y está la cafetería, la cocina, sala de entrenamientos y la otra mitad de habitaciones en el este.
La cafetería se conecta con la sala de entrenamientos por lo que muchos acostumbramos a ir ahí luego de las comidas.

Luego viene el área principal donde se encuentra un largo y ancho espacio vacío donde todos suelen reunirse cuando hay novedades y donde Aaron y Caín se suben a la tarima de cemento para hablar sobre progresos o para dar alguna orden a nivel general.

Yo estuve unos días a solas, recuperándome de mi pérdida de energía a causa del dolor que Sam me transmitió a través del vínculo pero no pasó mucho tiempo en el que yo reaccionara y me hartara de estar todo el tiempo acostada y mirando hacia el techo, hacia las luces cegadoras.
Y lo primero que hice al segundo día de recuperarme fue ir con Caín y Aaron a quienes les pedí ayuda para la búsqueda de Sam. Y no sé si decir si me sorprendió o no el hecho de que Caín ya había formado un grupo exclusivo para su búsqueda. De inmediato ambos me dieron la autorización para dirigir dichos grupos, le pedí a Elis que me hiciera un retrato de Sam, ella se basó en mis descripciones detalladas sobre su rostro y el resultado fue casi idéntico, y digo casi porque el dibujo no pudo captar ese crepitar en su mirada verde. Dicho retrato es entregado a cada grupo antes de salir a la búsqueda.

Elis, Natalia y Maggie me acompañaron a conocer las afueras del búnker, en otras palabras, me enseñaron el interior de un centro comercial en ruinas.

Hace más de cien años, cuando el centro comercial The Skar aún no había sido construido, se encontraba un búnker militar subterráneo, ahora este está oculto dentro de dicho centro comercial. Por las bombas que fueron lanzadas desde el cielo y detonaron en el edificio, este empezó a derrumbarse y la tierra a hundirse por el peso de la estructura, los escombros revelaron parte de lo que había debajo, lo que fue un milagro para un grupo de personas que buscaban refugio de las guerras y las enfermedades. Un hogar.
Y aunque yo ya había tratado de imaginarme el entorno, cuando las puertas de búnker se abrieron y nosotras salimos al exterior (solo nosotras tres ya que Sabrina todavía necesitaba su espacio) lo que vi se le quedó corto a la realidad.
Y es que cuando salimos, lo primero que vi fueron las partes de techo que se habían venido abajo, los agujeros por donde entraba el sol y los vidrios rotos de lo que antes eran escaparates, escaleras eléctricas partidas a la mitad, luces desperdigadas por el suelo, maniquíes y hojas de papel sueltas por aquí y por allá. Ni siquiera quise imaginarme como fue para las personas que estaban ahí cuando sucedió todo.
Luego de eso, luego de que vi los destrozos del lugar me di cuenta de que todo tuvo que pasar por una razón, que gracias a eso ahora el búnker es habitable y que las ropas en las tiendas ahora podían ser utilizadas por nosotros y los alimentos enlatados del pequeño supermercado dentro del centro comercial podían ser ingeridos también. No todo estaba perdido al final de cuentas.

Tierra De Nieve Y Cenizas© [Libro 3] #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora