Fiesta y verdades

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Había pasado una semana desde el cumpleaños de Sean, el cuál, por videos y fotos pude ver que fue muy lindo y se la pasó bien.

Pero decidí no escribir nada, no me sentía igual que en años anteriores, no era lo mismo y después de tantos sucesos, me sentí bastante abrumada.

En estos momentos me encontraba empacando todas mis cosas de vuelta en la maleta, mis padres habían rentado una linda casa que era lo suficientemente grande para nosotros e incluso más.

— Hermanita querida – llamó Jeremiah entrando en la habitación
— ¿Qué quieres? – respondí doblando un par de leggings y depositándolos en la maleta
— Qué humor llevas por amor al cielo – dijo poniendo cara de indignación fingida – Mamá y papá ya están abajo – continuó y yo asentí en forma de respuesta, pero cuando me disponía a hablar, mi teléfono sonó irrumpiendo en la conversación.
Le hice una seña a mi hermano de que me diera un minuto.

– ¿Hola? – respondí poniendo el auricular en mi oído
— Hola, Ellen, urgente te necesito – separé el auricular de mi oído y fruncí mi ceño
— ¿Josh? – pregunté confundida
El mismo, bebé – rió del otro lado contagiándome igual – Ellen, es necesario que vengas a casa de Kaycee
— ¿A casa de Kaycee? Price estoy en plena mudanza.
Josh se quedó en silencio por un momento y luego reaccionó
— Espera, espera – dijo – ¿Te mudas? Eso quiere decir que... ¿ya no estás en L.A? – dijo sorprendido y le escuché maldecir por lo bajo
— Josh... yo – me interrumpió, pero solo escuché algo que no pude entender y el sonido de llamada finalizada.

Miré mi teléfono confundida y en realidad tenía muchas dudas en ese instante. ¿Qué acababa de pasar? La gente en serio se vuelve más loca con el tiempo qué pasa.

— Tierra llamando a Ellen... – dijo Jeremiah pasando una mano por en frente de mi rostro
— Mierda... creo que han malinterpretado todo esto...

Jeremiah abrió su boca para decir algo pero el sonido de la voz de mi padre nos interrumpió.

— Cuida ese vocabulario señorita – dijo mientras caminaba tomando mi maleta
— Carajo, Lo siento mucho – sonreí ante mi estupidez pero el solo me miró serio, mientras Jeremiah moría de la risa.

Ya estábamos en casa, y según los cálculos de mi padre las cosas llegarían al día siguiente, pero Jeremiah y yo tendríamos que hacernos responsables de ello, ya que mis padres tendrían que ir a trabajar.

Organizando mi ropa en el armario sentí mi teléfono vibrar de nuevo, esta vez en mi bolsillo, tiré lo que estaba colgando al ver el nombre de Kaycee en la pantalla. Mierda santa.

— Kaycee...
— ELLEN, ¿!¿!¿CÓMO ES ESO DE QUE TE HAS MUDADO?!?!? TE QUEDABAN SEMANAS EN LOS ÁNGELES ¿!ESTÁS FUERA DE MENTE!? – alejé el teléfono de mi oído ya que la chica estaba aturdiendo mi tímpano lentamente.

— Kaycee, ya entiendo todo éste mal entendido, cálmate... – interrupción
ELLEN TE FUISTE, ASÍ, SIN DECIR NADA. MIRA SI ESTO TIENE QUE VER CON TODO LO QUE HA PASADO ÚLTIMAMENTE, NO ERA NECESARIO QUE TE FUERAS ASÍ...
— Kaycee escúchame y déjame hablar, no me fui de Los Ángeles, NO ME VOY A IR SIQUIERA, PORQUE ME VOY A QUEDAR PROBABLEMENTE DE POR VIDA, cuando dije que me mudé – hice una pausa aclarándome la garganta – NO ME REFERÍA DE LA CIUDAD, ME REFERÍA A UNA CASA DECENTE – suspiré por finalmente haber podido decir toda la versión completa de lo que realmente estaba pasando.

Jesús las personas en Los Ángeles son muy impulsivas, oh espera, eso ya lo sabía.

Kaycee se quedó en silencio analizando la situación por un tiempo y después un estruendo sordo al otro lado de la linea como si su telefono se hubiera caido. Despues ella se aclaró la garganta. — Excelente, más razones para celebrar — me alejé del telefono mirándolo con total confusión, definitivamente no entendia nada. ¿Celebrar? ¿Qué cosa?

New girl [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora