Amor Entre Mafia [Yaoi] [BL]

Sabor a Muerte [Capítulo 1]

•Gilbert•

Desde hacía un tiempo Gilbert, un joven de cabello negro, largo y curvo, con ojos azules como el zafiro se había convertido en uno de los colíderes de la mafia; pero no llegó a ese puesto por arte de magia, sino que éste había comenzado a los 18 adentrándose poco a poco en algo que primero veía como un juego, hasta que llegó a las entrañas de ese turbulento y oscuro mundo del cual ya no pudo salir.

Aquel joven comenzó como el perro de los líderes, un simple recadero a quien le eran encargadas también tareas simples; transacciones, robos pequeños, cobro de deudas, etc.

Pero fue dos años después de ser el eslabón más bajo de toda la cadena, cuando le fue concedida la oportunidad de ascender con la misión de ejecutar a un empresario. En esta misión Gilbert no iba solo, sino que fue acompañado con tres agentes igual de armados que él. Siendo que todos portaban un rifle de asalto y un chaleco.

La misión se situaba en el edificio de uno de los empresarios más grandes de la ciudad, en su famosa "casa" así llamada ya que pocas veces se le veía salir de ahí, sin embargo, era un edificio que no era precisamente pequeño, constando de 10 pisos.

Ya era tarde, no habían motivos además de que la misión no permitía dejar a nadie con vida, por lo que entraron abriendo de golpe la puerta de cristal de la entrada principal, apuntando a los 2 primeros vigilantes quienes constaban con una pistola, una porra y una linterna, pero no tuvieron tiempo de sacar sus armas al ver a aquellos hombres armados quienes les apuntaban con sus armas. Gilbert se acercó al primero tomando su pistola, siendo cubierto por su compañero quien también apuntaba al guardia; al tener la pistola de éste, la guardó en su abrigo y alejándose un par de pasos le indicó que junto con el otro, les ayudarían a desactivar los sistemas de seguridad de los primeros pisos con los códigos de las alarmas.

Al haber sido desactivadas, con el propósito de no hacer ruido les cortaron el cuello de un solo tajo, dejando los cadáveres tirados en el suelo frente a las cajas eléctricas las cuales serían apagadas de la mano de los propios guardias. Gilbert no había asesinado a nadie hasta ese momento, por lo que ver aquellos cadáveres en ese momento lo dejó durante unos segundos sorprendido, pero tomando aire y calmado su respiración tomó el cadáver del guardia frente a él y comenzó a bajar las palancas que hacían que se suministrase energía al edificio.

─Miren, los está saludando, ¿Lo van a dejar con la mano extendida? -Preguntó Gilbert quien tras apagar las luces se había puesto a bromear con la mano del guardia que sostenía, dejando escapar incluso una corta risa.

Sus compañeros solo bufaron ante esto y se dieron la vuelta, para seguir subiendo a los demás pisos. Se colocaron las gafas de visión nocturna que llevaban preparadas y al estar unos cuantos pisos más arriba, se encontraron de nuevo con varios guardias, solo que éstos perfectamente podrían haber sido policías por su vestimenta y armas. Pero no fue impedimento para que comenzaran a disparar, si bien aquellos silenciadores que tenían en sus armas no las volvían totalmente silenciosas, ayudaba a no alertar a los demás pisos, pero no era el caso con las armas de los guardias.

Durante un par de meses antes, Gilbert había ido a practicar el tiro, aprender cómo se usaban las armas y saber en dónde y cómo disparar, y aquella práctica dio sus frutos esa noche, acertando sus disparos a los guardias en puntos vitales para evitar que siguieran disparando o en el mejor de los casos, ejecutarlos de un tiro. Aquella sensación de adrenalina, el olor del ambiente, todo era altamente estimulante, haría sentir vivo a cualquiera. Sentía que aquello era algo para lo que estaba hecho desde siempre, como si tuviera una relación estrecha con su arma desde el primer momento de haber tocado el gatillo. 

Se acercó a uno de los guardias que aún no le habían visto y que seguían vivos, le colocó el cañón de su arma en la espalda a la altura de los pulmones y con una voz tranquila se acercó al oído del guardia.