Intruso

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Era de noche y todo el mundo estaba durmiendo es sus confortables y calientitas camas. Todo el mundo menos el lobo. Él estaba despierto, mirando las brasas de la chimenea  apagadas y que aun soltaban alguna que otra chispa rojiza de vez en cuando.

Su cabeza se giró bruscamente al oír un suave golpe, casi inaudible, procedente de la cocina. Sabía que algo extraño pasaba ya que ni la madre ni los hermanos procurarían ir sigilosamente por su propia casa.

Fue a echar un vistazo.

Con paso lento y silencioso se acercó a la cocina. Se detuvo unos segundos frente a la puerta. Dio un paso más, permitiéndose admirar la cocina; puso todos sus músculos en tensión preparado para atacar.

Vio a un señor, de la altura de un niño de espaldas a él. Podía ver como sus ropas rasgadas y harapientas colgaban casi sin fuerzas sobre sus diminutos hombros. El señor se giró. Llevaba una conocida, desaliñada y sucia barba marrón grisácea.

El lobo empezó a gruñir, enseñando sus afilados y blancos colmillos al conocido.

Este le reconoció y empezó a correr desesperadamente por la casa para escapar. Iba tumbando todo a su  alrededor para dificultar el paso de su agresor, pero el lobo era muy rápido y ágil. Destrozó casi todo el salón.

Consiguió ganar tiempo lanzándole una olla al lobo y pudo abrir la puerta para salir, pero el lobo no desistió en su persecución y le continuó enganchado a sus pies en su ida hacia el bosque.

Jisung, Lami y su madre se habían despertado con todo el alboroto. Estaban bajando las escaleras para ir a ver lo que había sucedió, cuando de repente el lobo salía por la puerta. Lami fue a echar un vistazo y les informo de que su amigo estaba persiguiendo a alguien. Así que salió en su búsqueda.

Jisung también salió en busca de respuestas hacia el bosque, después de una breve y casi inexistente discusión con su madre, mientras que ella se quedó a recoger el desastre y preocuparse por sus dos pequeños.

Aunque puede que en la mente de Jisung solo hubiera preocupación por aquel lobo que podía estar en peligro, el terror reflejado en su cara lo decía todo.

Winter - MarkSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora