Resurrección

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Fue un beso largo, suave y dulce; expresaba todos los sentimientos que no se podían expresar en palabras. Era de esos besos los cuales nunca quieres que se terminen; Mark se separó con rabia y dolor para comenzar a marcharse.

Pero entonces, algo lo detuvo, una mano.

Esta se había aferrado a su capa con fuerza y no parecía que fuera a soltarla. Mark se giró lentamente y observo anonadado aquella mano, volvió la vista hacia el rostro de la persona responsable y se percató de una solitaria lágrima que iba deslizándose sin fuerza por la mejilla de la esta. Los labios de la persona se movieron lentamente en un suspiro:

No te vayas. -

Mark, conmovido por aquella vista, se abalanzo hacia Jisung, le acunó el rostro suavemente y pregunto con miedo:

- ¿Me estoy volviendo loco? ¿Estoy delirando? Dime que no, por favor. -

Los ojos del menor se cerraron e intentaron parpadear con esfuerzo. El príncipe incorporo al menor y junto ambas frentes, cerrando los ojos como si al abrirlos fuera a desaparecer su compañero. Jisung levanto su brazo lentamente y acaricio momentáneamente el rostro de su amado mientras decía con dificultad:

-No estás loco, estoy aquí. -

Y entonces Mark le beso de nuevo. Fue un beso fogoso; con frenesí, lujuria, agonía, melancolía, dolor y amor. Ambos labios se juntaron; el mayor comenzando a moverlos con desesperación sobre los del menor. Jisung le correspondió con el mismo anhelo, sincronizándose en un baile de pareja; no era tan acompasado como los ritmos exóticos, ni tan monótono como un baile lento, ni tan distante como un baile en la corte. Era como el tango: sensual, con cambios de ritmo que permitían disfrutar de momentos ideales; como cuando el menor mordió el labio inferior del contrario lentamente, lleno de pasión debido al momento. La lengua de Mark pidió permiso, insegura, para entrar en la boca de Jisung y estrellarse contra la suya en un abrazo de deseo en respuesta. Las manos del menor yacían sobre el cuello del mayor rodeándolo y atrayendole hacía si. Mientras que las manos de Lee comenzaron a recorrer el cuerpo de Park: dejando pequeñas caricias con suavidad las cuales quemaban sobre la piel; la ropa estorbaba...

-Mark... -Jisung dejo escapar un gemido.

...y alguien carraspeo con fuerza.

Los enamorados abrieron los ojos de golpe y se separaron rápidamente, girando su vista hacia seis enanos ruborizados con la cara vuelta ante tal escena de lujuria, y uno de ellos, también ruborizado, golpeaba con el pie el suelo con incomodidad.

Las mejillas de Jisung se tiñeron de rojo y bajo la cabeza en un intento de ocultar su rubor.

Mark también tenia la cabeza volteada hacia un lado cuando Jisung le miro de reojo, no podía ver su rostro, pero su rubor llegaba hasta sus orejas por lo que no hacia falta verle la cara para saber que estaba tan avergonzado como él.

Nadie dijo nada de camino hacia el palacio. Mark y Jisung estuvieron con las manos entrelazadas y sus rostros aún ruborizados, mirando en distintas direcciones para después, encontrarse en miradas furtivas aleatorias. Los enanos iban cesante, abriendo la marcha hacia un palacio en donde una princesa les esperaba con los brazos abiertos.

Winter - MarkSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora