Maldad

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La reina Grimhilde me odiaba y no era un secreto para nadie.

Decían que era a causa de mi belleza. Yo sospechaba que era por locura. Cada noche oía desde su habitación la misma frase, era escalofriante: « ¿Espejito, espejito, quien es el ser más bello de este reino?».

Supe por mi hermana Lami, que la reina deseaba verme muerto, y que ya había ideado un plan. Escapé por la noche con ayuda de ella; al alba, irían los guardias a matarme en mis aposentos y no pensaba quedarme sentado esperando por mi fin.

Lami me había despertado a media noche y me había avisado del plan de la reina. Me había vestido a toda prisa tomando un simple vestuario y una capa. Había escapado por la puerta de empleados del castillo que se encontraba en la cocina. Ya fuera, me había asegurado de que estuviera solitario el lugar y empecé a correr en dirección a las murallas del castillo.

Supuse que alguien me estaría siguiendo, por lo que no me detuve una vez que estuve fuera del castillo. Corría con todas mis fuerzas hacia el bosque, el único lugar en el que había podido pensar, lejos del alcance de aquella bruja a la que llamaba "madre".

Las ramas bajas de los arboles me hacían cortes y rasguños, hacían jirones mis ropas. Árboles muertos sin una hoja. Se me habían caído los zapatos durante el trayecto y mis pies se lastimaban con las piedras. Hacía frío, el verano ya había pasado y se había llevado con el todo el calor. Me perdí, aunque tampoco es que supiera a donde me dirigía en un principio, pero tenía la sensación de estar dando vueltas y los aullidos, cada vez más fuertes, no ayudaban a pensar con serenidad.

Ya entrada la noche, me desmaye en lo que parecía ser un pequeño claro envuelto de árboles y arbustos. Y solo pensaba en Mark.

Winter - MarkSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora