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Repleta de colores y en especial del azul desde que había tenido uso de razón, empezando por el error de sus padres o mas bien de los médicos al decirles que iba a ser un niño y pintarle la habitación de azul, acompañado por supuesto de aquel típico estereotipo que pasaba en mas de un 90% de las casas de la gente y del cual ahora se reía cuando veía sus fotos de bebé. Lea había nacido en Canarías pero simplemente por motivo de trabajo de sus padres, ya que ambos eran orgullosos madrileños y fue dónde estuvo viviendo hasta los 13 años de edad para después mudarse a Madrid con su característico y marcado acento canario.

A pesar de haber sido indecisa durante toda su vida y de seguir siéndolo, la peliazul prefería no calentarse la cabeza con los problemas de sus alrededores y intentar centrarse en los problemas que ella misma creaba a las dos de la mañana cuando debería de estar durmiendo. Pero la única hija de los Arias había presentado un alma filosófica desde temprana edad, causando un gran asombro a algunos de sus profesores debido a las complejas preguntas que formulaba a algunos de ellos en sus clases. Esto la hizo ver al principio como un extraterrestre para muchos de sus compañeros cuando llegó a aquel Instituto de Madrid, por su forma de vestir basada en sudaderas anchas y mallas, acompañadas de su acento y su carácter antisocial y risueño, pero todo aquello le resultó un misterio a Olivia y gracias a el gran interés que presentó la morena desde el principio en ella, las hizo hacerse amigas hasta el día de ahora, convirtiéndose en su compañera de tertulias y noches filosóficas o simplemente siendo su compañera de noches repletas de risas y cervezas.

De padres abogados y muy dedicados a su trabajo, Lea había sido muy mimada por ambos debido a que ambos no pasaban demasiado tiempo con la niña, pero a la pequeña de la familia no le habían interesado mucho los regalos que le hacían sus padres a no ser que fueran libros o cualquier cosa que se pudiera leer, descubriendo así al poco tiempo la existencia de mangas gracias a la ayuda de su padre, que a pesar de no poder pasar todo el tiempo que le gustaría con su hija, siempre intentaba estar allí para ella. El padre de la peliazul le había mostrado el mundo de los comics, el de los míticos héroes de Marvel y el del anime, haciendo que la chica comenzara a desarrollar su faceta curiosa desde una temprana edad y gracias a todo eso, tuvo el placer de conocer a Marta en una de las muchas tiendas de mangas que había en Madrid.

Aunque la actitud de Lea no fuera la de persona mas social del mundo, la presente soledad de Marta en aquella tienda siempre le resultaba curiosa, pero aunque estuviera deseando poder entablar una conversación con la chica de pelos rizados que se encontraba detrás del mostrador y llegar a entablar una amistad con ella, la actitud fría de la chica la asustaba lo suficiente como para solo entrar en la tienda, comprar el siguiente manga de Boku no Hero Academy y marcharse a casa casi corriendo mientras que la chica de pelo rizado reía ante aquella situación que parecía sacada de un manga, cosa que le resultaba mucho mas graciosa debido a ese factor.

Lo de Marta nunca habían sido los estudios y aunque la chica le hubiese puesto todo su empeño durante el colegio, el instituto o incluso la selectividad, sabía que eso no estaba hecho para ella y no era la única que lo sabía. Su padre era un simple hombre que con mucha suerte y dedicación había montado un par de tiendas por Andalucía dedicadas a artículos de manga, comis etc y cuando le propuso a su única hija montar una tienda en Madrid para probar suerte y mandarla allí como única encargada a la chica de pelos rizados le pareció la mejor idea del mundo.

Marta siempre tenía cara de pocos amigos y aunque eso le hubiera causado alguna que otra pelea en su colegio debido a que las niñas de su clase especulaban cosas que ella no había dicho simplemente por su aspecto, Marta sabía lidiar con su carácter borde mejor de lo que cualquiera pudiera llegar a pensar, solo utilizando esa actitud cuando quería librarse de alguien o bien cuando quería reírse de alguien para molestarlo y para su propio disfrute, porque la actitudes bordes era una de las cosas que mas le molestaba a la gente pero sin embargo a Marta le causaba mucha gracia ver la cara de desesperación de la gente cuando se comportaba de aquella manera. Al conocer a Olivia, la mejor amiga de Lea, le resultó curioso que la morena actuara de la misma forma que ella con total naturalidad y sin llegar a desesperarse en ningún momento y Marta se sorprendió porque la chica que solía llevar beanies en la cabeza casi todo el tiempo, la había leído mucho más rápido de lo que pensaba. 

broken roots.Where stories live. Discover now