empty gold.

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Éxtasis. Placer. Y un cambio que comenzaba a brotar dentro del cuerpo del rubio.

El chico sonrió mientras que se miraba al espejo, apretó la mandíbula y se dijo algo a si mismo en alemán riendo solo dentro de las paredes del cuarto de baño, sus únicas testigos y posiblemente las que mas secretos dentro de aquella casa guardaban. Tony miró sus manos intentando leer su destino como si fuera alguna especie de brujo y cansado de las cosas que empezaba a escuchar en su cabeza se sentó en la taza del váter y posaba sus manos en la cabeza mientras que la voz de su novia sonó desde fuera. El chico se sentía era como si fuera oro por el valor que tenía para tanta gente, pero era como si fuera un oro vacío por dentro porque cada vez sentía menos dentro de él.

─¿Tony? ¿Estás bien?  ─Preguntó la chica mientras que se mordía el labio detrás de la puerta y el chico pegó un pequeño bote al escuchar la voz de Alba.

─Sí, ahora salgo.─Dijo y la peligris suspiró alejándose del cuarto de baño para volver a su habitación a coger su bolso para esperar a su novio y marcharse juntos a la Universidad.

Tony al escuchar los pasos de Alba cada vez mas lejanos, cerró los ojos tomando suficiente aire como para levantarse del váter y volver a su posición inicial. Volvió a mirarse en el espejo tocando su cara, comenzando desde la frente hasta acabar tocándose los labios. 

Hazlo.  

El chico introdujo su mano dentro del bolsillo derecho de sus vaqueros de color azul oscuro sacando la recién comprado bolsa que probablemente contendría lo que le daría fuerzas para acabar con su día aunque tarde o temprano esas pastillas fueran las que acabaran con él. Una, dos y tres. Dentro.

Levantó de manera bruta su cabeza para volver a mirarse en el espejo una y otra vez y ver como sus ojos cansados seguían siendo los mismo pero con la diferencia de que sus ojos no eran lo único que estaba tristes dentro de su cuerpo. Había algo mal, pero ni él mismo sabía lo que estaba mal. Volvió a guardarse la bolsita de plástico en el bolsillo y cogió aire saliendo del cuarto de baño viendo a Alba sentando en el sofá medio dormida y rió inclinándose para darle un beso en la frente.

─Alba cariño, nos vamos.─Dijo el chico y Alba asintió de forma adormilada mientras que ambos salían entrelazando sus manos del edificio de la paz y la discordia, de las inseguridades y de los miedos, del piso de las verdades y las mentiras, las cuales muchas de ellas nunca llegaría a ser contadas por ninguno de ellos.

Al igual que la mitad de mentiras que guardaba el moreno mientras que tragaba pesadamente viendo como Celia no le dirigía palabra alguna desde la discusión de ambos en la parte trasera del garito en el cual el chico trabajaba para costearse algunos gastos que aquella beca no cubría ni que sus padres podían permitirse. Jonan venía de una familia de padres franceses, sabiendo a la perfección el idioma junto con el catalán y el español. El chico nunca había tenido muy claro que estudiar pero al vivir el racismo en sus propias carnes durante su etapa escolar y escuchar las propias historias de sus padres le había hecho ver que su vocación en la vida, si es que tenía una, era defender al mundo de las injusticias que vivía, aunque fuera difícil conseguir salvarlo de tanta mierda.

─¿No vas a hablarme nunca mas?─Dijo mirando a Celia y la chica suspiró dándose la vuelta para acercarse al chico y quedarse a una distancia mínima.

 ─¿Para qué voy a hacerlo?─Dijo con dolor en sus ojos y el chico se ajustó las gafas cerrando los ojos.─ Dame una buena razón para hablarte y lo haré.

Jonan pegó el cuerpo de su novia al suyo eliminando la poca distancia que había entre ellos dos y la chica giró su cara para no tener contacto visual directo con el moreno, mientras que este soltó un suspiro sabiendo perfectamente que la había cagado hasta el fondo.

broken roots.Where stories live. Discover now