La morena entró en la casa que compartía con su amigo y rió al ver a su amigo tumbado encima del sofá. Caminó atravesando el largo pasillo que daba paso a tres habitaciones y a un cuarto de baño no muy grande pero de tamaño suficiente para ambos. Olivia y Hugo a diferencia de lo que mucha gente creyera, tenían una amistad preciosa en la cual sabían ayudarse mutuamente aunque la gente pensara que a simple vista eran una pareja, y los chicos no iban a mentir, alguna vez había fingido serlo para molestar a los demás.
Olivia dejó la bolsa encima de su escritorio y se tiró sobre la cama lazando sus zapatos a cualquier parte de su pequeña habitación. Su teléfono comenzó a sonar desde el salón y la chica decidió ponerse los cojines en sus odios, cansada de escuchar eso maldito sonido casi todo el día, pero para su sorpresa fue Hugo el que entró en su habitación con el móvil de su amiga en la mano y con todos sus rizos en su cara haciendo reír a la chica.
─Madrugar sigue sin ser lo tuyo.─Dijo la morena mirando al chico que puso el móvil en la pequeña mesita que Olivia tenía junto a su cama.
─Igual que ir a todas las clases que tienes siguen sin ser lo tuyo también.─El chico tomó asiento en la cama de Olivia, tumbándose a su lado aunque no había mucho espacio para ambos.
─Serás cabrón.─Comento esta dándole con un cojín en el estomago y el chico rió.
─No te enfades, anda.
Olivia bostezó cansada, ya que no estaba acostumbrada a levantarse a las ocho, porque durante las vacaciones se había acostumbrado a otro horario totalmente distinto, y para que mentir, madrugar al igual que su amigo, no era lo suyo ni lo sería nunca. El chico de ojos marrones claros comenzó a contarle, como si fuera alguna película romántica, como le había ido su charla con Lea, y para la sorpresa de la morena de pelo largo había ido muy bien y fue cuando a la cabeza de Olivia volvió la silueta de la rubia y cerró los ojos soltando un quejido de desesperación y su amigo la miró extrañado.
─¿Te aburro?─Preguntó de manera inseguro y la chica se incorporó automáticamente de su cama mirando a su amigo negando repetidas veces y el chico suspiró en forma de alivio.─¿Entonces todo bien o hay algo que no me estás contando?─ Volvió a preguntar observando la expresión facial que tenía su amiga y comenzó a temerse lo peor.
─Ella esta aquí, Hugo.
─¿Tu prima Ella dices?─Dijo más confuso que antes y Olivia se golpeó de manera suave la frente cerrando los ojos.
─Pero qué dices de mi prima Ella si está de Erasmus en Bélgica, Hugo. A ti tantos porros te han dejado más atontado que antes, lo que le queda a Lea...
El chico golpeó la parte trasera de la cabeza de su amiga y Olivia comenzó a reírse mientras que el rubio negaba. La morena poco a poco sentía su cuerpo envuelto de una sensación extraña y no sabía como librarse de ella, no sabía como explicarle a su mujer amigo todo aquello y como además afrontar todo lo que le venía encima y se incorporó de la cama volviendo a soltar otro suspiro y Hugo la volvió a mirar preocupado.
─Alba está aquí en Madrid y compartimos clase hasta el final del semestre.
─Ostia puta qué cojones me estás contando.─Dijo mirándome sin dar crédito a nada de lo que escuchaba y me encogí de hombros.
─Digamos que ayer antes de dormir le estuve cotilleando el Instagram y me enteré de que estaba aquí en Madrid y de que tenía novio pero yo qué coño iba a saber de todo esto y encima se me presenta y me habla sin más, yo es que flipo.─Hugo comenzó a reírse sin parar y Olivia lo asesinó con la mirada para luego rodar los ojos.
─Y después era yo el que tenía que dejarse de tantas movidas y dejar que todo fluyera.─La chica ahogó un grito llevándose las manos a la cabeza desesperada y su amigo la miró sin tampoco saber que decir exactamente, porque Hugo era un amigo genial pero al igual que a su amiga, los consejos no eran lo suyo.

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broken roots.
JugendliteraturDoce chicos con historias pasadas y futuras en común y con algunas otras totalmente paralelas, viviendo un presente e intentando arreglar las ramas rotas del pasado y otras muchas que encontraran en un futuro más cercano de lo que creen. Pero las am...