Capítulo 4

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Alex terminaba de aterrizar en Paris, Will le había comunicado esa misma mañana que ella era quien tenía que viajar, el cliente sólo quería hablar con ella.

Salió del aeropuerto Charles de Gaulle, cómo siempre un vehículo la esperaba en la puerta, a veces desearía coger un taxi, un bus incluso el metro, pero eso trabajando con Will nunca llegaría a suceder.

-Señorita Vause, bienvenida a París – fue el saludo que recibió al tiempo que abrían la puerta trasera del coche para que ella entrase.

Esa fue toda la conversación que mantuvo con su chofer, su destino cómo siempre era la place Vendome, lujo en estado puro, se repetía que esta vez no entraría en ninguna de las joyerías de la plaza, sólo caminaría perdiéndose por las calles de París.

El vehículo se detuvo apareciendo inmediatamente el portero para ayudar con el equipaje.

-La estábamos esperando mademoiselle Vause – el portero dejó el equipaje en la recepción llamando a uno de los botones.

El registro fue rápido, no podía ser de otra forma siendo la habitación que Will tenía reservada siempre en París, Alex tan solo subió a la misma a darse una rápida ducha, cambiarse de ropa y salir a disfrutar de aquella ciudad que la había enamorado tantos años atrás.

Miró su reloj antes de salir de la habitación, eran las 12 de la mañana, la ducha parecía haberla despejado algo. Negaba con la cabeza, tomó el vuelo el martes a las 20:55 y llegó a Paris el miércoles a las 10:30, era incapaz de dormir en los aviones, así que llevaba más de 24 horas despierta, tenía que logar no dormir hasta la noche o no se recuperaría en el resto de días. Claro que siempre era peor a la vuelta, ya que retrocedía en el tiempo, como ella decía era un viaje al pasado.

Se pudo las gafas de sol en cuanto su pie pisó la acera de la plaza, no tuvo dudas, decidió caminar en dirección a la plaza de la opera, para ellos giró a la izquierda tomando la Rue de la Paix, que la llevaba directamente hasta la Opera.

Mientras caminaba, su estómago le recordó que llevaba varias horas sin alimento, entró en una panadería y pidió un Èclair relleno de vainilla y un café para llevar, no quería perder tiempo en su paseo, el día siguiente estaría repleto de reuniones.

Continuó su paseo, cruzando la Rue Daunou, siempre por la Rue de la Paix hasta finalmente desembocar en la plaza de la Opera, una vez en ella se acercó hasta el imponente edificio de la Opera y se sentó en la escalinata lateral de entrada. Colocó sus gafas en su pelo y simplemente se dedicó a observar el ir y venir de la gente parisina.

-Perdón, ¿habla mi idioma? – Alex levantó la vista encontrándose con unos preciosos ojos azules y una tímida sonrisa.

-Sí, ¿necesitas ayuda? – Preguntó con la mejor de sus sonrisas y poniéndose en pie.

-Gracias a dios, no hablo nada de francés y parece que soy experta en encontrarme con gente que no habla inglés. ¿Sabes cómo llegar a la Rue du Mont Thabor?

-Está cerca, la verdad que yo voy en esa dirección, si quieres vamos juntas, yo voy camino de la Madeleine, por cierto soy Alex.

-Ups, qué cabeza la mía, perdona, soy Rachel – ambas mujeres se dieron la mano- Perfecto, en mi guía decía que la Madeleine es uno de los lugares de París que hay que visitar.

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