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Paso sus manos en su pantalón, la humedad del ambiente lo atrofiaba. Tanto que se sentia asfixiado.

Un par de hombres estaban a su lado. Los dos de complexión robusta e intimidante. Las paredes estaban sucias, el olor a oxido lo asqueaba, solo quería irse y tomar una ducha.

Los hombres lo dejaron, se dieron la vuelta y se fueron. En un sillón estaba sentado, una mesa redonda de color café estaba enfrente, al parecer estaba comiendo.

—B-buenas tardes Señor Wang.

El hombre masticó despacio, trago. Tomo un sorbo de agua de su elegante vaso de cristal. Desde esa distancia, vio su cutis, se notaba el gasto exagerado en el cuidado de su imagen.

Corto un pedazo de bistec. Repentinamente soltó su cuchillo y tenedor de aspecto caro, estos hicieron un sonido desagradable al chocar con el elegante plato de cerámica. El hombre junto sus manos en un puño, recargando sus codos en la mesa.

—Sabes por que te llame.

—Si lo se, pero... - El puño del hombre golpeando la mesa lo interrumpió.

—No te estaba preguntando.   El hombre suspiro y cruzo su pierna izquierda, saco un cigarro de la cajetilla que estaba en la mesa. —No me has entregado producto, si no me sirves puedes largarte, yo me encargó de eso.

Con voz temblorosa y la frente sudorosa, intento justificarse.— Vera, es que no eh encontrado lo que me pide, todos son...

El vaso cayo, se quebró en muchos pedazos. Vio como la cara del hombre se transformó, golpeo la mesa nuevamente.

—¡No me importa! ¡Tienes 1 mes!

Sintió la presencia de dos personas detrás suyo, su plan había fallado.

—Espero que cuando vuelvas, traigas calidad, para eso te mantengo vivo.

Tan solo bastaron unos parpadeos, ya estaba siendo apresurado. Vio la puerta oxidada, el candado fue retirado. Lo empujaron fuera.

El clima frío lo recibió, no había mas que tierra y pasto húmedo, a unos cuantos metros, estaba la camioneta azul de su amigo.

Desganado subió en el asiento de copiloto. Con su característica sonrisa volteo su amigo, los vidrios estaban empañados. Volteo al frente, ignorando la intensa mirada de su amigo.

—¿Y que te dijo?

Soltó una irónica risa ronca. Froto la palma de su mano por toda su cara, un acto de desesperación, eso para su amigo no era buena señal, y menos lo era el verlo con las manos temblorosas.

—Kai... ¿Que te dijo?

El contrario seguía pensativo. El ambiente estaba tenso, incluso era incomodo pasar la saliva.

—Mejor dame una idea... Tenemos un mes.

Su amigo llevo su mano a su nuca, estaban en problemas.

—Maldicion, ¿como lo lograremos?

Rodó los ojos.

—Chanyeol, no me estas ayudando.

No le contestó, arranco el auto y salio de el área verde. Las calles estaban húmedas, habia neblina. No dijeron nada, estaban discutiendo mentalmente, buscando solución al problema al que se enfrentaban.

Siempre era lo mismo, Kai hacia el trabajo sucio y Chanyeol se encargaba de otras cosas menos riesgosas.

Eran un buen dúo, pero era monótono discutir, para ellos una discusión era una forma de expresarse, no sabían opinar ni aconsejar, solo discutir.

—Escucha, ya veré que se me ocurre, por el momento tengo algo.

Chanyeol le dio una mirada rápida antes de regresar al camino.

—Yo no, pero intentare buscarlo.

Silencio.

Era de vida o muerte encontrar producto.

Estaban dentro de un peligroso círculo, del cual hace mucho tiempo les prohibieron salir. Tenían miedo, estaban atados a un negocio que hace mucho habían dejado de disfrutar.

A excepción de una persona. Kai.

Tenía pocos valores, acostumbrado a mentir y disfrutar de la agonía ajena. Era una persona analfabeta, pero tan acostumbrado a aquel ambiente hostil. Termino formando parte de ese círculo.

Cualquiera que estuviera relacionado con el, terminaba en problemas.

Buenas noches.  (YOONMIN)Where stories live. Discover now