Capítulo 20:
Reclamo a AmetzRuedo sobre la cama y me quedo estática al darme cuenta de que no es mi cama. Abro los ojos para encontrarme en una recámara que evidentemente no es la mía. Es pequeña, de paredes blancas; en un rincón un mueble de madera que parece un árbol se alza hasta el techo con algunas fotografías y libros. Dejo la cama, encuentro mis zapatos a un lado y me acerco para ver las fotos. En su mayoría son de Asier con su hermano, en otras hay un hombre con el que comparten rasgos, seguramente su padre. No recuerdo haberlo visto el día del sepelio de Ametz. Hay otras con su madre y su abuelo.
Abren la puerta y me sobresalto.
—¿Ya te sientes mejor? —pregunta Asier con la puerta abierta.
—Sí, mucho mejor. —Me siento un poco incómoda—. ¿Qué hora es?
—Ya son las siete de la noche, y estamos por cenar —anuncia apartándose de la puerta como invitación a que lo acompañe. Salgo al pasillo, y justo en frente está la puerta de la habitación de Ametz. Él no ha vuelto a presentarse ante mí, lo que ratifica la pérdida de su voluntad ante la oscuridad que emerge de Mateo, pero no solo eso. Hay algo más, es esa persona oculta tras el fantasma de Mateo. Quien alimenta ese rencor y esa errada idea de justicia. Quien realmente tira de esos hilos negros. Esa persona es la fuente de tanta maldad.
Bajamos las escaleras, la estancia está desierta. De frente a la escalera, un corto pasillo se abre en un espacio pequeño con un exuberante comedor, donde se encuentra toda la familia. Su madre me dedica una larga mirada de desdén y ni hablar de Raquel, si pudiera matarme con su mirada ya hubiera caído al suelo con mi último aliento. En cambio, el señor Amaíz sonríe y me invita a tomar asiento, y Otto, por supuesto, siempre con su simpatía.
Sé que le pedí que no me llevara a casa, pero que me haya traído a la suya no es lo más indicado. Es la primera vez que me encuentro en una situación de lo más incómoda, me ha tocado sentarme justo frente a —se podría decir— su exnovia. Con qué excusa me habrá traído, porque no hemos tenido tiempo de definir si tenemos algo o no. Todo está ocurriendo demasiado rápido, esta visita es inapropiada. Pero ya estoy aquí.
—Nos han avisado que Javier ha despertado —dice el señor Axel, mientras que una joven se encarga de servir la cena. Una alegría me recorre el cuerpo como una delicada caricia, es como quitar un poco del peso que llevo en mis espaldas. Porque este caso se ha convertido en una cruz a cuestas que debo llevar.
—Qué gran noticia —expreso con una sonrisa que me cubre todo el rostro.
—Sí, es una buena noticia, pero me preocupa que tus momentos de salvar vidas no me estén dando respuestas sobre la muerte de mi hijo y la culpabilidad de ese zángano —dice la señora María Eugenia, despidiendo a la joven del servicio—. Es más, nadie me ha dicho nada sobre tu supuesto trabajo.
Como no le caigo muy en gracia este es un excelente momento para sacarme en cara que prácticamente no he hecho nada para lo que mis servicios fueron contratados. Pero hoy voy a reclamar el alma de su hijo y sabremos qué fue lo que realmente pasó en esa casa cuando exhaló su último aliento. Otra estocada para Mateo y quien sea que se encuentre detrás de él.
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Médium. Espada de hueso (libro 1)
ParanormalPortada diseñada por @Austrova La perla es una pequeña isla del caribe, uno de los lugares en el mundo con epicentro mágico. El mundo se rige por las leyes humanas en coexistencia con seres portadores de magia: , brujas, psíquicos, médium... Hace oc...