Capítulo 9 - Tiempo

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(NOMBRE)

Por más que uno quiera intentar quedarse en una época precisa, es imposible, después de todo, el tiempo sigue corriendo, para todos y sin excepción alguna.

Para mi el tiempo sigue funcionando de la misma manera, incluso a pesar de haber muerto.

Han pasado dos meses en donde prácticamente he estado vagando de un lugar a otro, sin encontrar respuesta alguna a mis remordimientos.

Como todas las mañanas, me encuentro siguiendo a Kei hacia la escuela.

— Oye Kei, mañana es día libre, ¿y si mejor vamos a algún lugar, en vez de quedarnos en casa para que estudies?

— Ni lo creas, ya te dije que no pienso dejar mis estudios así se fácil. Ahora entiendo porque te iba mal en calificaciones.

— No me iba mal, solo no me iba tan bien como a ti, además, esta es la primera vez que te lo pido.

— No.

— Por favor, yo sé que le quieres dar un día feliz a tú querida persona especial que conoces desde la infancia y que ahora ya no respira, pero aún así está a tu lado tratando de apelar a ese pequeño lado amable en tu corazón, anda si, yo se que tú quieres, vamos Kei, no te arrepentirás.

— Esta bien, solo si así te quedas sin molestar por el día de hoy.

—¡Si!

[•••]

— ¿Era por esto por lo que tanto querías salir mañana?

— Si, vamos Kei, yo se que tú también querías ir.

— Aún así, necesitamos entradas para eso.

— En realidad, solo tú necesitas una entrada.

— El punto es que no vamos a poder conseguir una entrada para mañana, no es como si las entradas a conciertos las regalaran o cayeran del cielo.

— Yo no eso por sentado.

Antes de que el chico pudiera contestar, alguien toco el timbre de su casa, y como tanto su madre y su hermano mayor habían salido hace un rato, el se vio obligado a bajar a abrir la puerta, siendo seguido por el espíritu.

Al abrir la puerta se encontró con la madre de quien ahora lo acompañaba a todos lados. La mujer a pesar de ser bella resaltaba a simple vista lo cansada que estaba, sus profundos orbes (c/o), mismo color que los de su descendencia, eran cubiertos por grandes ojeras, su cabello el cual siempre se encontraba suelto pero fielmente peinado ahora estaba enmarañando, además su mirada carecía de aquel brillo que tenía cada que el chico veía a aquella familia junta, sus ojos ya no sonreían. Cuando ella notó que el chico había abierto la puerta, su mirada reflejaba nostalgia, después de verlo unos segundos comenzó a hablar.

— Realmente creciste mucho Kei-kun, es bueno volver a verte.

— También es bueno volver verla señora (apellido).

— Te he dicho muchas veces que no me llames por mi apellido, solo llámame (Nombre de tu mamá). Me alegra que hayas abierto tú, de hecho hay algo que te quiero dar.— Manteniendo esa misma mirada sin brillo mientras hablaba, la mujer comenzó a buscar algo en su bolso, cuando pareció haberlo encontrado, saco dos boletos del bolso, entradas para el concierto del cual previamente el rubio y el alma habían hablado.— En realidad (nombre) compró ambos boletos desde que anunciaron la preventa, quería darte uno como sorpresa, a causa del accidente ya no podrá ir pero al menos creo que tú te deberías de quedar con estos, al menos uno te pertenecía originalmente.

{Tsukishima kei} Nada Más Que Una Paradoja (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora