Dio Brando X Reader - "Your Soul Is Mine"

Capítulo 10 - "La Mansión"

Llegaste a una mansión.

-Has heredado mucho y te has comprado la mayor casa posible?- dijiste asombrada, era aún más grande que la quemada casa Joestar.

-Algo así

Dio te cogió y te puso contra la pared antes de entrar.

-No te asustes, por cada vez que lo hagas algo negativo recibirás.- Lo miraste, parecía muy serio.

-Sabes que no voy a tener miedo, no se que hay ahí dentro pero me espero cualquier cosa de ti, "Oh Gran Dio"- dijiste con un tono e burla. Entraste, viendo como Dio se colocaba en la puerta, cerrandola con llave. <<No veo nada por aquí que cause "miedo">> pensaste, adentrandote en la mansión. -¿Mi habitación?- dijiste mirando de reojo al pelirrubio, el cual te observaba en todo momento, lo que resultaba incómodo. Dio empezó a subir por unas escaleras, tu lo empezaste a seguir, antes de que vieras la siguiente planta te cogió con fuerza la muñeca, tirando de ella para que subieras. Tus ojos se abrieron, no podías creer que eran esas cosas. El miedo apareció, intentaste tirar de su brazo pero no pudiste hacer nada. Dio te tiró al suelo, rodeada de esas criaturas.

-Os prohibo hacerle algo- el pelirrubio alzó la cabeza, mirándote por la altura. Te levantaste y fuiste hacia donde se encontraba el, abrazandole, debido al miedo. -¿Que crees que haces?- Alzaste la vista, viendo su mirada de desprecio. Le soltaste, viendo su aura maligna, ya planeando sus factorías.

-¿Que mierdas son esas cosas?- dijiste mirándole seriamente.

-Te dije que no tuvieras miedo.

-No me has respondido.

-Ni lo haré.

-Me voy de aquí.

-No puedes.

-¿Porque?- El pelirrubio cogió tu muñeca con fuerza al ver que te intebtabas ir, sin dirigirte una mirada.

-Zombies, son Zombies, y mis esclavos- dijo estirando de tu brazo, con una voz algo cabreada. Lo único que podías hacer era seguirle. Intentaste acercarte lo máximo a él sin que se hiciera raro. Te daban algo de respeto esas cosas, aunque el propio pelirrubio había dicho que no te hicieran nada.¿ Quien te confirmaba eso? Y porqué deberían hacerle caso a un joven de 22 años?

Dio abrió una puerta.
-Tu habitación- dijo mirándote de reojo. Suspiraste.

-Por lo menos tengo una...- entraste, sentandote en la cama directamente. Dio se acercó a ti, cogiendote de la barbilla.

-Ahora eres mía, y nadie te podrá poner una mano encima.- Apartaste la mirada.

-Supongo que gracias- susurraste pensando en eso Zombies. -¿Estás seguro que no me harán nada?- preguntaste por si acaso.

-Si.- <<¿Cómo puede estar tan seguro?>> pensaste extrañada, devolviendole la mirada. Dio pegó vuestras frentes. -Si necessitas algo Llámame-. Se alejó y se marchó por la puerta. Te pusiste a explorar esa habitación, parecía una casa entera comparada con tu antigua. Abriste los cajones, para comprobar si había alguna cosa extraña. Suspiraste al ver que había un libro encima de la mesita. <<Por lo menos no me aburriré>> pensaste cogiendolo y dejándote caer en la cama, empezando a leerlo. Después de un rato miraste la hora. <<Debería de dormir... pero tengo hambre...>>. Tus tripas rugian, te exigían comida. <<Supongo que tendré que ir a buscarle y pedirle algo>>. Dejaste el libro a un lado, abriendo la puerta, y mirando a esa cosa que había fuera. Apretarte tus puños, un zombie no iba a causarte miedo... no iba a conseguir que no comieras nada, así que caminaste rápido, antes de que te dieras cuenta te cogió la mano, giraste la cabeza.

-El amo Dio ha dicho que te vigile

-D-Dónde es-esta?- preguntaste casi tartamudeando debido al terror que te provocaba esa cosa. De repente apareció un corte en la cabeza de ese monstruo, esta cayendo sobre ti, por lo cuál te apartaste lo más lejos que pudiste, si no fuera por la mano que te cogió desde detrás.

-Ugh

-No necessitaba tu ayuda- dijiste con una mueca.

-No lo hize por eso

-Entonces porque? Y como mierdas has podido hacer eso?

-Rompió la única norma que le dije, así que se lo pagué con la muerte. Y lo he podido hacer porque soy el Gran Dio, ¿que menos podrías esperar de mi?- te tapaste la boca con tu otra mano, evitando la risa. Apretó tu muñeca.

-¡Vale, Vale, lo siento joder!- Lo miraste algo cabreada.

-Ahora que lo pienso...

-¿Que?- respondiste a secas, viendo como su cara seria se volvía en una sonrisa pícara.

-Te has asustado dos veces... que podría hacerte?- Dijo poniendo su mano en su barbilla, con un rostro pensativo. Intentaste soltarte pero te tenía bien cogida.

-Tu sabrás idiota- dijiste mirándole seriamente.
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CONTINUARÁ...