La luz del sol entraba por las enormes ventanas, iluminando el rostro de Wind. Era cegadora, pero también tranquilizaba su miedo a la oscuridad; nada raro considerando que fue bajo el manto nocturno, cuando los relámpagos, la lluvia y el viento, aparecieron para destruirlo todo.
Trató de bajarse de la camilla, pero el dolor en su espalda lo frenó al instante. Vendas le cubrían el ala derecha y gran parte del lomo, resultado de cuando retiraron una vara de metal encajada en su espalda; herida muy peligrosa sin duda.
«Tendrá suerte si luego de esto puede seguir caminando», dijeron los doctores terminada la operación de emergencia. Sin embargo, Wind no solo podía sentir sus patas tan capaces de caminar como siempre, sino que quería usarlas con desespero. Sus padres, deseaba buscarlos.
«¿Dónde están? ¿Por qué aún no han venido por mí?»
En aquel entonces, Wind solo era un pequeño potrillo en algún lugar de la gran sala de espera del hospital general de Canterlot. El enorme edificio, ya desbordaba su capacidad máxima, pero los heridos no paraban de llegar uno tras otro, la mayoría pegasos de Cloudsdale.
Los doctores, superados por la situación, se vieron obligados a reservar las habitaciones para los ponis más graves. Por eso Wind no tenía una, ni tampoco muchos otros pacientes ya fuera de peligro.
No obstante, el chico no planeaba quedarse ahí más tiempo, tenía una misión por cumplir. Giró con cuidado sobre la camilla, dolía un poco, pero era soportable. Pasado unos momentos, logró ponerse bocabajo y poco a poco se arrastró hasta el borde de la camilla. Primero bajó una patita, luego otra, pronto pudo sentir el suelo debajo de sus cascos traseros, eso le dio confianza para dejarse caer; grave error.
Cuando aterrizó en cuatro patas, la herida en su espalda le punzó horrible, tanto que dejó escapar un alarido de dolor y agachó el lomo.
—¡Oh!, nonononono —un enfermero notó al pequeño aventurero, y de inmediato fue a ayudarlo—, tu herida aún es muy delicada pequeñín, si te mueves mucho abrirás los puntos.
Mientras aquel unicornio en traje blanco ayudaba al potrillo, del otro lado de la sala, todos dejaron de hacer lo que sea que estuvieran haciendo, excepto por las cosas de vida o muerte, ¿la razón? La princesa del sol había entrado al lugar, caminando junto a un pegaso adulto de plumas moradas.
La alta yegua blanca, resaltaba con su larga crin de tonos pasteles entre la multitud de heridos, familiares y doctores, los cuales esperaban en silencio lo que su gobernante iba a decir o hacer. No obstante, ella se limitó a agitar un casco con gracia, invitando a un doctor a acercarse.
El médico fue sin pensarlo dos veces, pero al llegar al lado de la princesa, notó el pegaso acompañándola con los ojos hinchados y rojos, señal de haber estado llorando por mucho tiempo.
Celestia se inclinó y susurró en el odio al poni en bata.
—Por supuesto que sé dónde está princesa —contestó respetuoso el médico—, permítame llevarla.
Wind, ya erguido, estiraba el cuello tratando de ver porque todos comenzaron a callarse de la nada. A los pocos segundos, pudo notar la gran melena de Celestia moviéndose entre la multitud, y cuando por fin la vio emerger de detrás de unas camillas, sus grandes ojos de potrillo brillaron de alegría.
—¡¡¡Abuelo Light!!! —gritó sin contener la emoción.
—¡Nieto! —el en aquel entonces más joven pegaso, corrió de al lado de Celestia y dio un salto. Extendiendo sus alas cruzó con gran destreza el pequeño espacio entre él y Wind, sin rozar siquiera con la punta de sus plumas a algún otro poni. En lo único que pensaba, era en tener a su nieto al alcance de sus cascos lo más pronto posible.
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Metal Ligero (My Little Pony FM, Fanfic) (Tipo 2)
FanfictionNew Wind es un joven pegaso que vive y trabaja de cartero en una comunidad rural de Equestria, pero debido a un terrible accidente en su infancia el poni no puede volar. Sin embargo, dos viajeros de Canterlot llegan con una oferta que le puede cambi...