Capítulo 1: El bueno, el malo y la desafortunada (Parte 1)

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Cierta mañana en Equestria, tan soleada, brillante y feliz como siempre, una unicornio trataba de avanzar por un camino lodoso a paso forzado, jalando una enorme carreta cubierta por un manto marrón. Sus pezuñas salían a duras penas del suelo limoso, solo para volver a hundirse en el siguiente paso.

Pero sin importar lo mucho que se esforzara en jalar, al mejor estilo de un poni terrestre, el vehículo de carga no se quería mover ni un mísero centímetro. Era difícil saber quién era más testarudo; la carroza o el unicornio.

—Si me ayudara Dr. Healer —dijo entre el forcejeo y relinchos—, sería mucho más fácil para mí, avanzar... Por... Este... ¡Lodo!

Justo cuando terminó de decir eso, sus cascos delanteros resbalaron. La pobre, solo pudo soltar un quejido ahogado antes de caer de cara contra el suelo. El lodo salpicó por todos lados, fue un golpe directo y húmedo, que dejó su rostro con un facial instantáneo, digno de un spa.

—Puaj, esto es horrible... —masculló la unicornio, escupiendo un poco de lodo. Después, trató de soplar un mechón de su crin rosa pastel con plateado, que le molestaba en un ojo, pero este solo regresó otra vez a adherirse a su cara con una altanera bofetada húmeda.

—¿Por qué haces tanto ruido Glass? ¡Estaba soñando con algo glorioso!

Una voz ronca se había escuchado desde dentro de la carreta, luego, un gran bulto se alzó debajo del manto marrón y comenzó a arrastrarse como un gusano, buscando la salida de la manta.

En tan solo unos segundos, la cara de un poni amarillo pálido se asomó por fin. Tenía las ojeras grandes y crin de un tono mostaza casi rapada. Su rostro era parecido al de un pequeño potro despertando de su siesta de la tarde.

—No sabía que usted soñaba —argumentó Glass con ironía, mientras se levantaba—, o dormía siquiera... Pensaba que era una especie de poni murciélago o algo por el estilo.

Ella generalmente no era muy respetuosa con su colega, pero sus palabras nunca eran una exageración, a fin de cuentas la ciencia le enseñó a ser objetiva en todo lo que hacía. El Dr. Healer literalmente no dormía, o al menos no en su presencia.

Glass tenía la teoría de que tal vez se había peleado con la princesa Luna, y está lo expulsó para siempre de la tierra de las afelpadas ovejas de nube. No sería exagerado pensar eso del Dr. Healer, teniendo en cuenta que ya tenía una riña con la princesa Celestia.

Sin embargo, ya para varias semanas de viaje desde Canterlot, se había enterado que ese extraño así como excéntrico corcel, era más normal de lo que parecía a simple vista. Lo vio comer, hablar con otros solo por placer y esa mañana, por primera vez, dormir. Esos actos que en otros ponis eran lo más común de ver, en este se convertían en una rareza. Pero también se dio cuenta de que como compañero de viaje, podía llegar a ser un verdadero dolor de pezuña.

—Por supuesto que sueño niña —contestó pesado el Dr. Healer—, y duermo también, y no es como que te incumba pero también hago del 1 y 2.

—Esa es una imagen sin la que podía vivir. Gracias.

La Joven unicornio ya de pie, usó su cuerno para hacer flotar un pañuelo desde su bata y se lo restregó en la cara, dejando ver su pelaje blanco ópalo debajo de todo ese lodo. Miró el trapo un segundo después escurriendo gotas marrones, no creía que el pedazo de tela fuera reutilizable luego de eso.

—El punto es que puedo hacer todas esas cosas, pero prefiero mantener tales "limitantes" al mínimo. Esas necesidades las suprimo en el interior de mi persona...

—Por favor, no diga "suprimir en el interior" en este momento —contestó Glass, desviando la mirada—. Aún pienso en lo del baño.

La yegua se sacudió un poco para aclararse las ideas, y trató de volver a jalar, pero sin éxito alguno de nuevo.

Metal Ligero (My Little Pony FM, Fanfic) (Tipo 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora