CUARTA PARTE: VEN CONMIGO

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Soy hija del odio y el rencor, me gesto en el daño, naciendo de tu placer. Represento un deseo prohibido para los justos pero a pesar de ello, incontables historias he protagonizado. Ciega y chimuela estoy, porque esa es mi ley. ¿Qué puedo ser? (respuesta al final del capítulo)

Barbara y el resto de su equipo estaban siendo trasladados por una de sus camionetas. Edward se percató de que la dirección del vehículo había cambiado, ya no se dirigían al club. Disimulando su preocupación en medida de lo posible, decidió preguntar:

-¿A dónde vamos?

-Sé que no es lo que planeamos Ed, pero no estoy dispuesta a dejar que la mimada hija de Don Falcone me venga a poner condiciones... ¡No en mi ciudad!- dijo Barbara molesta por las breves palabras que se dedicaron, buscaba recuperar la alegría que la invadió hace unos minutos por la victoria ante el Pingüino. –No puedo creer que siga con vida, lo último que supe de ella es que apenas respiraba, Lee Thompkins tiene de gánster, lo que yo tengo de monja- dijo con sorna.

Tabitha la miraba resignada, había visto como se deterioraba lentamente el estado mental de su socia con el paso de los días. Empezaba a considerar la posibilidad de abandonarla. Ya habían pasado por algo parecido y no estaba dispuesta a repetir la experiencia. Para su fortuna, el final del camino estaba cerca, lo único que la mantenía a su lado era la venganza contra Oswald, quien viajaba custodiado en otro de los vehículos. Le consolaba la idea de que pronto se podría olvidar de Gotham y sus inestables habitantes.

Ed aun la miraba con recelo, esperando una respuesta. -Iremos a uno de los almacenes que tengo cerca de los muelles- le dijo con renovado buen humor. Al tiempo que el vehículo se detenía. –Aquí podremos encargarnos de Oswald sin invitados indeseables- riendo salió de la camioneta, seguida por Tabitha, en tanto Ed se esforzaba por ocultar la creciente ansiedad que sentía por el cambio de planes.

El almacén, en su interior era como cualquier bodega, llena de anaqueles con cajas en varios pasillos. Barbara le indico a los hombres que custodiaban el lugar, que se retiraran a vigilar la entrada, mientras las seguidoras de la liga de las sombras trasladaban al Pingüino, dejándolo sentado en un sillón sucio que había cerca de un escritorio. Aturdido por el golpe, estaba volviendo en sí por la movilización repentina de su cuerpo. Le habían amarrado las manos con una gruesa soga. Por su estado, no consideraron necesario atarlo al sofá. En vista de que en unos minutos, eso estorbaría para la diversión que planeaban tener con él.

Oswald al recobrar su estado de alerta, pudo apreciar la terrible situación en la que se encontraba. Las cuatro seguidoras de Barbara estaban a dos metros de ella. Tabitha estaba a la derecha de Kean y Ed a la izquierda. Su mirada reflejaba todo el resentimiento que tenía por la mujer rubia en el centro de la escena. A la vez que hacia un esfuerzo sobresaliente por no mirar a Ed en búsqueda de alguna señal que le indicara que había planeado algo que los librara de la situación. Lo último que deseaba era revelar que Edward estaba de su lado y ponerlo en el mismo peligro.

-¿Estás listo Ozzy? No podíamos empezar si tú no estabas en tus cinco sentidos para experimentar cada una de las sensaciones que te evocaremos- decía Kean con regocijo, contemplando lo vulnerable que se encontraba su enemigo.

Oswald solamente exhalo hondo y la fulmino con la mirada. Sin proponérselo, su vista se clavó unos segundos en los ojos del Acertijo en un gesto implorante. Detalle que no se le escapó a Barbara.

-Bueno, como te lo prometí, ¡tienes el primer turno!- dijo, señalando a Ed, en tanto hacia un gesto con sus manos invitándolo a acercarse a Oswald. Estaba convencida de que al Pingüino le resultaría mucho más doloroso ver al hombre que alguna vez amo, dañándolo.

NYGMOBBLEPOT EN TIERRA DE NADIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora