La cena estaba deliciosa. Era posiblemente la mejor comida vegetariana que Alba había probado hecha por alguien que no fuera ella misma.
"Si está intentando seducirme, cocinando tan bien lo va a conseguir", pensó la rubia, de inmediato regañandose a sí misma por creer que Natalia podría estar siquiera pensando en ligar con ella. Había una posibilidad entre un millón de que ella, que era tan simple y tan normal, le gustara a aquella chica tan revolucionaria y tan talentosa.
- ¿Está buena? - Preguntó de pronto Natalia, sacando a Alba de su mundo.
- ¿Quien? - La confusión se leía claramente en la cara de Alba. Natalia comenzó a reír.
- Hablaba de la ensalada de pasta, pero si quieres hablar de chicas no seré yo quien te lo impida.
Alba comprendió entonces que no podía quedarse en la luna de Valencia si no quería meter la pata con Natalia.
- Perdona, estaba a lo mío.
- No te preocupes, lo entiendo perfectamente. Yo vivo constantemente en mi mundo paralelo. - Se limpió la boca con una servilleta tras terminar lo que había en su plato y metió todo en el lavavajillas. Alba hizo lo mismo en cuanto acabó con su parte de la comida.
Entonces Natalia se sentó en la encimera.
- Has dicho que hoy empezabas a trabajar. - Dijo, citando las palabras de la rubia en la escalera. - ¿Qué tal ha ido?
- Bien, mucho mejor de lo que pensaba. - Respondió Alba, apoyada en la pared. Se sorprendió de que a Natalia le importara si le había ido bien. - Es todo un detalle por tu parte dejar que me quede aquí, hacerme la cena y además preocuparte por como me ha ido.
- Es lo mínimo, me has caído bien, Alba... - Se quedó callada, como preguntándose el apellido de la rubia, que la miró sonriente.
- Alba Reche. Martínez Reche, en realidad, pero siempre me ha gustado más el segundo, es menos común.
- Reche será, entonces. Yo me apellido Lacunza. Es poco común también.
- ¿Vasco? - Trató de adivinar la procedencia de la chica, ya que aunque el acento, que le encantaba, indicaba que era de algún lugar del norte, no identificaba del todo cuál.
- De Pamplona, en realidad.
- Anda, yo he estado. - Comentó Alba, encantada con su nuevo descubrimiento.
- ¿San Fermines? - Preguntó Natalia, frunciendo el ceño.
- ¡No! - Se apresuró la rubia en contestar. - Jamás apoyaría la tauromaquia ni nada que tenga que ver con ella. Fui en verano, con dos amigas, a visitar la ciudad.
Natalia dejó entrever una pequeña sonrisa, sin duda debido a que ella tampoco era partidaria de ciertas tradiciones de su ciudad, que aunque iba modernizándose aún no acababa de librarse de aquellas supuestas "celebraciones".
- ¿De dónde eres tú? Porque tú tampoco eres de Madrid. - La curiosidad de Natalia pareció vencerla al hacer la pregunta. Alba no era la única que se había fijado en el acento.
- Elche, aunque llevo viviendo aquí en Madrid un tiempo. - Explicó Alba, de pronto recordando algo.- Tengo que llamar a mi hermana, por cierto. ¿Te importa si lo hago ahora?
- Por supuesto que no, te dejo privacidad e iré haciendo la cama.¿Habláis todos los viernes?
- Hablamos todos los días, es la persona que más quiero del mundo. - Afirmó Alba con seguridad.
Natalia simplemente asintió y Alba cogió el teléfono mientras la morena bajaba de la encimera y salía de la cocina, en dirección a la habitación.
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the one with the two girls in love
Teen FictionOne Shots Albalia no relacionados entre sí, con distintas tramas. Se aceptan peticiones.