Trivial.

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Natalia y Alba no eran el tipo de pareja que peleaba a menudo. Es cierto que tenían sus pequeñas disputas domésticas.

Sobre quien no había cambiado la arena al gato. Quien había dejado tirada en el salón la guitarra. Quien no paraba de robar sudaderas de alguien porque le quedaban anchas y era agradable.

Las cosas por las que discutiría cualquier pareja. Sin embargo, la pelea más fuerte que tuvieron fue por culpa de una persona externa a la relación.

Esta persona, en concreto, fue María Villar, que estando Natalia, Alba, Marta y María en el piso de compartían las dos últimas, sugirió echar una partida de Trivial. Al principio pensaron que iba a ser por parejas, pero tras hablarlo un rato, pensaron que la mejor opción, para equilibrar, era que una de cada pareja se pusiera con la otra.

Así que el Equipo Marta-Natalia y el Equipo María-Alba, se tomaron en serio la competición, a fin de demostrarles a sus parejas que eran mejores al Trivial.

Ambos equipos se lo habían tomado muy en serio.

-¿Quien escribió Poeta en Nueva York?- Gritó María, sacando una tarjeta de literatura.

-Lorca. - Marta le devolvió el grito a su novia, agenciandose un quesito para su equipo.

- ¿País del mundo en el que menos horas trabajan a la semana? - Preguntó esta vez Natalia, en dirección a la otra rubia.

- ¿Francia?

-¿Eso es una pregunta o una afirmación?

- Cállate y dime si es Francia. - Gruñó Alba.

- Es Holanda. - Sonrió malévolamente Natalia, mientras que ella y Marta se ponían en cabeza.

- Idioma Europeo más antiguo. - Volvió a insistir Alba, deseando que Natalia fallara.

- El vasco.

- Viniendo de una tía de Pamplona, yo me lo creo. - Comenzó a reír María, que ya llevaba cuatro cervezas y estaba participando bastante poco.

- Joder, ¿cómo sabes que es el vasco?

- Barkatu*, cariño, pero es mi segunda lengua, tengo que saber al menos un poco sobre ella.

Alba no pudo evitar rodar los ojos y seguir con el juego, cada vez más enfrascada en derrotar a Marta y a Natalia, con tal de demostrarle a esta última que estaba a su altura.

En algún punto de la partida, casi a la una de la madrugada, Marta y María decidieron irse a dormir, despidiéndose de sus amigas y simplemente advirtiéndoles que cerraran bien la puerta al irse, o que usaran el sillón para dormir si se les hacía muy tarde y no querían coger el coche.

Aquello era una batalla campal.

Cuandi Alba ganaba un quesito, Natalia se hacía con otro, y a falta de dos, mientras que Alba aún estaba a tres de ganar, se miraron fijamente.

Dicen que el Trivial es una buena manera de pasar el rato con amigos, familia y pareja, pero Alba estaba cada vez más convencida de que no deberían haber hecho caso a María.

Quedaron empate a un quesito cuando Alba respondió correctamente a una pregunta cuya respuesta había escogido al azar, ya que era sobre biología, tema del que no tenía mucha idea.

Sin embargo, cuando Natalia acertó el último de los quesitos, el de Música, gracias a que había estudiado su carrera en ese ámbito, Alba se cruzó de brazos y se enfadó con su novia, quien no entendía por qué tanto cabreo, tras la partida tan reñida que habían disputado.

- Es que no puedes hacer eso. - Le contestó Alba cuando Natalia preguntó el motivo de su enfado.

- ¿Pero por qué no? - Natalia seguía sin comprender que Alba simplemente quería impresionarla y había sido un duro revés para ella su victoria.

- Pues porque tienes que dejar ganar a tu novia.

- ¿Y no tendrías que hacer tú lo mismo? - Rebatió Natalia.

- Joder, podrías intentar verlo desde mi perspectiva.

Natalia se agachó entonces, para estar a la altura de Alba y miró el tablero de Trivial.

- ¡No me refería a eso, imbécil! - Le dió un golpe en el hombro a Natalia, que seguía cachondeandose tanto de la altura de su novia como de ella misma.

- Madre mía qué raro se ve todo desde abajo, ¿como podéis vivir así los Oompa Loompas?

Alba se volvió a enfurruñar y a Natalia le bastó darle cienmil besos para quitarle el enfado a su chica, que no pudo evitar esbozar una sonrisa cada vez que sentía que los labios de Natalia besaban un lugar distinto de su cara.

- Te prometo que la próxima vez te dejo ganar, mi amor.

- Más te vale, Lacunza.

La abrazó, levantándola del suelo, y Alba le perdonó que fuera una gigante imbécil que sabía jugar de maravilla al Trivial.

-

* Perdona.

Historia cortita.

Typical Albay hogareñas echando una partida al Trivial, que es el único sitio y momento en el que discuten y sacan la competitividad.

Basado en un prompt de Tumblr.

Por cierto, que sí que va a haber tercera parte de "Pared con pared", pero sed pacientes conmigo que me tiene que venir la inspiración.

PD: Escuchad Then de Alba Reche, la niña tiene que llegar al millón en todo lo que cante. Os la dejo en multimedia.

¡Un abrazo!

the one with the two girls in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora