High school rivalry.

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-Puta mierda de instituto.- Murmuró Alba, al sentir como alguien le lanzaba una bolita más de papel a la cabeza.

Se giró para ver quién había sido, a pesar de saber la respuesta. Había sido Lacunza, como siempre, aunque la cabrona disimulaba de cine, sentada en la penúltima fila.

Volvió a prestar atención a las matemáticas, aunque se había perdido. A quien quería engañar, las matemáticas de segundo de bachillerato no las entendía y además llevaba perdida desde cuarto de la ESO.

Volvió a sentir como una bolita daba en su cabeza y esta vez se giró tan rápido que a la chica no le dió tiempo a esconder el boli BIC con el que se la había lanzado.

Alba le sacó el dedo disimuladamente y Natalia Lacunza, la malota oficial de la clase, le sonrió con sorna, a lo que Alba no pudo evitar pensar que la gilipollas estaba guapísima sonriendo.

- Reche, Lacunza. Fuera de mi clase. - Sonó la voz de Doña Noemí detrás. Alba se giró, deseando que la tierra se la tragase.

- Mierda. - Susurró, levantándose.

Marta, su compañera de pupitre, la miró, pero no dijo nada. Aquellos rifirrafes eran continuos entre Natalia y Alba desde que habían entrado nuevas en primero, hacia ya casi dos años.

Se miraron en el pasillo, después de salir en silencio de clase para evitar cabrear aún más a Doña Noemí y que les pusiera un parte. La tensión se notaba en el ambiente.

- Lacunza, ¿madurarás en algún momento? - Le dijo con rencor. - Es la tercera clase que me pierdo este mes por tu puta culpa. Si sigo así no me graduaré en dos semanas porque me va a quedar matemáticas en los finales de la semana que viene.

- Tranquila, Reche. - La burla característica de la voz de Natalia siempre iba dirigida hacia la rubia.- Sabes que aprobarás.

- Mira, imbécil. - La cogió de la pechera de la camisa que llevaba, acercándola más a ella inconscientemente. - A lo mejor tú apruebas porque vas sobrada, pero a mí me va a costar.

Natalia estaba un poco descentrada. No recordaba haber tenido nunca a la rubia tan cerca en dos años. Sus labios estaban muy cerca. Y eran... ¿bonitos?

- Tierra llamando a Natalia. - Alba se burló de ella, ya que sé habia quedado empanada mirándola.

Y entonces Natalia dijo algo impropio de ella.

- Te voy a ayudar con las mates.

Y eso hizo. Cogió la mano de Alba y se dirigió a la biblioteca del instituto, dónde sacó de su mochila folios, el libro y dos bolis.

- ¿Que es lo que no entiendes? - Le preguntó a Alba una vez que se hubieron sentado.

- Las integrales. - Dijo Alba, casi sin creerse que estuviera dispuesta a ayudarla. - ¿Por qué haces esto ahora?

- ¿A qué te refieres? Simplemente estoy pasando los números de un lado al otro, es el primer paso de las ecuaciones.

- No digo eso. - La rubia se giró para mirarla a ella en lugar de al folio. - Digo ayudarme.

- Porque no me caes del todo mal. - Natalia se encogió de hombros y volvió a explicarle a Alba aquello que no entendía. Se saltaron la siguiente clase y al salir al recreo, Alba tenía todo muchísimo más claro.

Se separaron de inmediato en cuanto salieron por la puerta de la biblioteca y Alba observó cómo Natalia se dirigía fuera del recinto escolar para fumar. Después de todo, no dejaba de ser la chica rebelde de la clase. No tenía claro como se las apañaba para aprobar y joderla tanto.

the one with the two girls in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora